JUECES
2ª Parte
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COMENTARIO
EL PERÍODO DE LOS JUECES
La
nación hebrea, después de la muerte de Josué, no tenía un
gobierno central fuerte. Eran una confederación de doce tribus
independientes con Dios como único elemento que les uniera. La forma
de gobierno en tiempos de los jueces se llama “teocracia”, porque
en teoría era Dios quien gobernaba a su pueblo. Pero en la práctica
no era así, sino que continuamente caían en la idolatría y vivían
en una completa anarquía luchando entre sí de vez en cuando y
rodeados de enemigos que no podía exterminar.
La
nación hebrea, después de la muerte de Josué, no tenía un
gobierno central fuerte. Eran una confederación de doce tribus
independientes con Dios como único elemento que les uniera. La forma
de gobierno en tiempos de los jueces se llama “teocracia”, porque
en teoría era Dios quien gobernaba a su pueblo. Pero en la práctica
no era así, sino que continuamente caían en la idolatría y vivían
en una completa anarquía luchando entre sí de vez en cuando y
rodeados de enemigos que no podía exterminar.
La
nación hebrea tardó tiempo en desarrollarse como tal, y no llegó a
ser una nación grande hasta que se organizaron en los días de
Samuel y David.
La
duración exacta de este período es incierta pero se calcula que fue
más o menos de unos 300 años.
LOS
ISRAELITAS CONSULTAN AL SEÑOR
Antes de su muerte, Josué había
hablado de los cananeos que todavía vivían en Israel, pero les
aseguró que con la ayuda del Señor podrían echar a todos estos
pueblos.
El pueblo consultó al Señor para ver quien iría primero en
la conquista de Canaán, esto significaba que le reconocían como
líder.
DECADENCIA MILITAR
Judá
fue elegida para ir primero, era la tribu más numerosa y poderosa y
de la cual vendría el Mesías. Gen. 49:10 Junto a ella iría la
tribu de Simeón, esto era natural ya que era una tribu más pequeña
y su territorio quedaba dentro del de Judá.
Filisteos representados por los egipcios |
Al
principio todo iba bien, o eso parecía, Judá tuvo algunos éxitos
pero no pudo echar a los habitantes de ciudades como Jerusalén,
Gaza, Ascalón y Ecrón, estas últimas eran de los filisteos y fue
debido a su superioridad tecnológica (carros de hierro).
La
causa de estos fracasos no se explica teniendo en cuenta que Dios
estaba con su pueblo, hasta que llegamos al Cap. 2:1-5 y se nos
revela que la causa real de estos fracasos fue la infidelidad de
Israel. Si ellos hubieran sido fieles, el Señor les habría dado a
los israelitas victoria completa.
Las
tribus de Efraín y Manases eran las tribus del centro y norte de
Palestina más numerosas y poderosas. Así que la “Casa de José”
se refiere a estas dos tribus y las otras tribus del norte asociadas
con ellas.
Como
Judá, la Casa de José tuvo éxito al principio, pero también
sufrió fracasos más serios que las tribus del sur. La causa la
misma: Infidelidad.
DECADENCIA ESPIRITUAL
Bastó
una generación para que olvidaran las grandes cosas que Dios había
hecho por ellos durante el gobierno de Josué, y con ello, el
conocimiento verdadero de Dios.
Israel
provoca al Señor adorando a otros dioses, y el Señor los castiga
entregándolos a sus enemigos. Luego cuando se encuentran en
problemas, el Señor les levanta jueces que los salvan. Cuando el
juez muere, el pueblo de nuevo se aparta de Dios, el Señor se enoja
con ellos y de nuevo se compadece. Los israelitas demuestran ser
tercamente rebeldes.
Como
resultado de la apostasía continua del Pueblo, los cananeos, que en
un principio fueron dejados al tiempo de la muerte de Josué, para
probar a la siguiente generación, dándole también la experiencia
de la guerra contra los cananeos, quedaron en forma permanente como
un castigo por su infidelidad.
JUECES DE ISRAEL
Otoniel. Pertenecía a un clan cercano a Judá, era de Debir, al sur de Hebrón. Se había distinguido en batalla y ganado a la hija de Caleb como esposa. Es posible que Otoniel fuera sobrino o hermano menor de Caleb.
Otoniel
fue designado como el libertador escogido de Dios y dotado de un
poder especial a través de su Espíritu. Fue un líder carismático.
Liberó
a Israel de los mesopotámicos que invadieron desde el Nordeste.
Aod. De la tribu de benjamín, era zurdo y usó de un engaño para asesinar al tirano antes de entrar en una batalla abierta. A pesar de todo sus acciones fueron dirigidas providencialmente por Dios para liberar a un pueblo desesperado.
Liberó
a su pueblo de los moabitas, amonitas y amalecitas.
Moab
era un pequeño Estado al oriente del Mar muerto (lo que ahora es
Jordania), descendientes de Lot, sobrino de Abraham.
Amón
se encontraba directamente al norte de Moab. También descendientes
de Lot
Los
Amalecitas eran una tribu nómada al sur de Canaán y la parte norte
de la península arábiga. Fueron los primeros enemigos de Israel que
encontraron al salir de Egipto.
Samgar. Fue un héroe bastante extraño, aún más que Aod. Probablemente no era ni siquiera un israelita, ya que su nombre no es típicamente hebreo, es más bien pagano. Pero él también liberó a Israel de los filisteos que eran enemigos suyos y de los cananeos. Los tiempos de Samgar eran difíciles por la dura presión de sus enemigos. Tenía una forma muy peculiar de pelear: con una aguijada (vara larga que en un extremo tiene una punta de hierro con que los que labraban la tierra picaban a los bueyes).
Débora
y Barac.
La apostasía había
aparecido desde el tiempo de la muerte de Aod. La victoria de Samgar
solo trajo alivio temporal pero ningún cambio en la condición
espiritual de Israel.
Jabín
era un rey cananeo y Sísara era probablemente un líder de un grupo
de las llamadas gentes del mar, que como los filisteos habían
emigrado a Palestina por barco desde el Mar Egeo oriental. Jabín
encontró en Sísara un aliado prometedor en contra de los
israelitas.
La
acción tuvo lugar esta vez en Palestina central y del norte, más
que en el sur, y la obra de liberación fue compartida entre tres
personajes:
Débora,
la profetisa y juez (en sentido administrativo)
Barac,
llamado por Débora para dirigir a Israel en la batalla.
Jael,
quien mató a Sísara sin ayuda en su tienda.
En el canto de
victoria el hebreo que se usa muestra que es una de las piezas de
poesía más antiguas del A. T.. Rinde tributo a los individuos y a
las tribus que valientemente realizaron su parte para la liberación
de Israel y censura a quienes no lo hicieron, dando a entender la
cierta falta de unidad entre las tribus, un problema que ira viéndose
más adelante en todo el libro. Pero el tema principal de este canto
son “los actos justos del Señor” quien en realidad iba
delante desatando los poderes del cielo contra el enemigo.
Este tipo de cantos
era frecuente en el culto público y recordaban a las generaciones
posteriores la fidelidad de Dios y las grandes cosas que hacía por
su pueblo.
Gedeón.
La victoria de Barac sobre las fuerzas y los carros de los cananeos,
había abierto el ancho y fértil valle de Jezreel al asentamiento
israelita y a la agricultura. (Este valle es conocido también como
Esdraelón y llanura de Megido. Será el lugar donde tendrá la
batalla de Armagedón). En esta misma área empieza a aparecer una
clase diferente de enemigo: los madianitas y otros pueblos, que
arrasaban sus cosechas como langostas, dejando a los israelitas es
un estado lamentable sin alimentos y viviendo en escondrijos como
animales.
Tras clamar al
Señor, este les envía un profeta para censurarles, no dejando muy
claro si el Señor les iba a ayudar o no. Más tarde escoge a Gedeón,
cuyo llamamiento siguió el modelo de Moisés. Gedeón iba a ser
usado por Dios para salvar a Israel de los madianitas, como Moisés
salvó a Israel de los egipcios. Humanamente hablando Gedeón no era
el más adecuado.
Su elección le
costó de inmediato una confrontación con su propia familia por ser
estos adoradores de Baal, algo que el Señor no toleraría.
Gedeón mostró
pronto que tenia recursos suficientes cuando trató de unir a los
israelitas en una causa común y dirigirlos a la guerra. Empezó
reclutando a su propia tribu, la de Manases, luego a las tribus
vecinas del norte que tenían en común a un mismo enemigo. Ahora
bien, esto no solo eran recursos humanos sino que él era un hombre
tomado e investido de poder por el E. Santo de Dios.
Era una práctica
común en el mundo antiguo el pedir confirmación del apoyo de Dios
en el último momento antes de ir a la batalla. Pero Gedeón ya
había recibido demasiadas confirmaciones, por lo que su vellón fue
más bien muestra de incredulidad más que de obtener respuesta de
Dios.
También aquí vemos
como la soberanía de Dios y la responsabilidad humana van de la
mano. Dios todavía hoy trabaja, mediante su Espíritu con el
material menos prometedor para cumplir sus propósitos.
Dios reduce el ejercito de Gedeón a tan solo 300 soldados, para demostrar que el poder de la victoria es de Jehová y no del hombre. |
Los israelitas le
propusieron que fuera más que un juez; él debía gobernar como un
rey y sus hijos deberían sucederle. Esto fue debido al
comportamiento que Gedeón tenía de parecerse más a un rey que a un
juez. Las razones del pueblo eran que les había salvado de sus
enemigos, pero este concepto era erróneo, en realidad el único y
verdadero salvador era Dios, por eso que Gedeón no acepto el
ofrecimiento, aunque en secreto era algo que le gustaba. Para
demostrar que era Dios el que gobernaba y salvaba a su pueblo hizo un
efod (prenda que se usaba para consultar a Jehová) y lo colocó en
Ofra, lugar donde se le apareció por primera vez. Más tarde este
efod se convirtió en objeto de adoración.
Tuvo muchas esposas
y 70 hijos, su estilo de vida era más de un rey que de un ciudadano
normal. Las contradicciones existentes entre su vida pública y su
práctica privada llevó al pueblo
Tras su muerte a la
apostasía y a la violencia.
Su hijo Abimelec
(“mi padre es rey”) mostró tener menos escrúpulos para
conseguir por la fuerza lo que su padre ambiciono en secreto.
Abimelec y su aspiración de establecer una monarquía.
La ascensión de Abimelec al poder fue totalmente diferente, él no era juez levantado por el Señor, sino un rey que se elevó a si mismo por intriga y violencia. Era el único hijo de Gedeón y su concubina en Siquem. De modo que Abimelec tenía dos familias de hermanos: los de su padre (70 en total) y los otros de su madre (hombres influyentes en Síquem).
Incitó a los
líderes para conspirar con él en contra de sus hermanos hijos de
Gedeón, matando él personalmente a todos ellos sobre una piedra
menos a Jotam que pudo escapar a esta matanza. Sucedió a su padre
pero parece ser que solo los de Síquem le reconocieron como rey.
Jotam confronta a
los ciudadanos de Síquem con el mal que habían hecho, fue un
momento solemne. Concluyó su discurso presentando delante de sus
oyentes las alternativas de bendición o maldición. No obstante la
bendición era imposible porque el crimen era irrevocable, por lo
que en realidad la maldición era el anuncio de juicio que más tarde
se llevaría a cabo.
Gobernó tres años,
demasiado largos para los que tuvieron que sufrirlos. Como todo
tirano gobernaba oprimiendo y rodeado de su grupo de fieles que
sacaban partido de ello.
La caída de
Abimelec sigue el modelo clásico:
*Descontento general
*Los principios de
oposición organizada
*El surgimiento de
un líder rival
*Guerra Civil a gran
escala con sus inevitables horrores
*Y finalmente la
muerte del tirano y la dispersión de sus seguidores.
Abimelec mató a sus
hermanos sobre una piedra. Él murió cuando a una mujer se le cayó
una piedra y le dio en la cabeza.
Tola
y Yair.
No se menciona ninguna amenaza del exterior en el tiempo de Tola y
Jair. Cuando se dice que Tola “libró” a Israel, se refiere
probablemente al triste estado en que había quedado el pueblo
durante el gobierno desastroso de Abimelec.
Tola proporcionó a
Israel un período de administración estable y Yair devolvió la
prosperidad y el prestigio de que gozaba el juez. Pero demostró
falta de preparación este último para evitar el desastre que estaba
por caer sobre ellos. Los amonitas iniciaban su invasión, y el
pueblo buscaría desesperadamente un guerrero, un líder, que
encontró en la figura de Jefté.
Jefté.
Los amonitas habían reducido a un estado desesperado al pecaminoso
Israel. En su desesperación, los israelitas clamaron al Señor para
que los salvara y su respuesta fue confrontarlos con su vergonzosa
historia de apostasía repetida. Dios vio su la superficialidad de su
arrepentimiento y estaba airado por ello. Sin embargo y a pesar de
estar justificada su ira no podía soportar más la miseria de
Israel.
Los galaaditas
(tribu de Manases) eran los mas afectados pero no tenían un líder
efectivo, es por eso que se volvieron a Jefté a quién antes habían
rechazado por ser hijo de una ramera. Jefté era cauteloso pero
acepto la doble función de caudillo y comandante militar.
Los amonitas
reclamaban una franja de tierra que según ellos les pertenecía,
pero Jefté les argumenta que los israelitas no habían tomado
ninguna tierra de los amonitas, sino que Dios se la dio cuando esta
estaba habitada por los amorreos que a su vez se la quitaron a Moab.
Jefté intentó
negociar con el enemigo pero su apelación final de que el Señor
decidiera el problema era una declaración de guerra. Jehová
entregó en su mano a los amonita.
Desaparecida la
amenaza los celos entre las tribus volvieron a surgir, pero Jefté
supo tener bajo control a Israel aunque no hay indicios de que las
guerras internas fueran aprobadas por Dios.
Ibzán,
Elón y Abdón.
Después de los dos
jueces anteriores que eran galaaditas, Yair y Jefté, la
judicatura fue a parar otra vez a las tribus del norte. Sobre estos
tres jueces se registra muy poca información. Solamente el número
de hijos e hijas tan grande, como si se tratara de reyes.
Sansón.
Fue separado para
Dios pero nunca pudo aceptar totalmente las condiciones de su
separación. Como Israel fue tras dioses ajenos, Sansón fue tras
mujeres extranjeras. Y como Israel en su desesperación clamaba al
Señor, así lo hizo también Sansón.
En cierto sentido
Sansón era Israel, y al final de su vida fue el Señor quien resultó
victorioso. Los filisteos y su falso dios fueron derrotados y Sansón
aceptó los términos de su destino. Es una historia trágica, pero
también de victoria y esperanza.
Cuando nace Sansón,
la fe de los israelitas había alcanzado una decadencia bastante
baja, ni siquiera clamaban a Dios para que los salvara. Este hombre
traería vida a Israel pero sería a costo alto, el de su propia
vida. Era Nazareo,
palabra que viene del hebreo nazar
que significa “separar,
consagrar”. Un nazareo era una persona que se había consagrado al
Señor, tomando un voto especial. Estos votos eran voluntarios
normalmente y solamente por un tiempo. Sin embargo Sansón fue hecho
nazareo de por vida por Dios y desde antes de nacer, pero el parecía
decidido a acceder a sus deseos personales, sin ninguna consideración
a su llamamiento como nazareo.
La historia de
Sansón es un estudio fascinante en la relación entre la libertad
humana y la soberanía divina. Muestra al Señor haciendo que todas
las cosas trabajen juntas para bien de su pueblo, aun cuando no estén
en lo más mínimo conscientes de ello y a pesar de los caprichos de
quien él había escogido como instrumento.
Cuando leemos la
historia de Sansón es como si el estuviera actuando siempre fuera
de control, sin embargo el Señor lo estaba usando para cumplir sus
propósitos. El no era ignorante de su llamamiento. Todo el tiempo
había sabido que era un nazareo y que el secreto de su fuerza
residía en su relación especial con Dios
(su cabello era meramente un signo de ello). Pero él nunca había
sido capaz de aceptar por completo las condiciones de su estado de
separación. Secretamente había querido siempre ser como los otros
hombres y gozar de los placeres que ellos disfrutaban (tentación que
seguramente es común a los cristianos de hoy). En Dalila, él vio
una oportunidad, quizá su última, de tener la felicidad que siempre
había querido.
Sansón pudo haber
deseado ser como otros hombres, pero el Señor no se lo permitiría,
como tampoco a Israel ser como otras naciones. La lucha de Sansón
contra su llamamiento era como la lucha de Israel como un pueblo.
El problema
fundamental con los israelitas a través de todo el período de los
jueces, había sido su atracción fatal a otros dioses. La gran
contribución de Sansón al propósito de Dios fue demostrar, aunque
solamente en su muerte (en Gaza), la supremacía total del Señor y
la absoluta ineficacia de otros dioses (representados aquí por
Dagón que significa “grano”, dios cananeo de la agricultura).
Quizá Sansón
cuando fue llevado al templo del dios Dagón fue para ser
ridiculizado. Se conoce por excavaciones hechas en el área de la
ciudad de Asdod que existió un templo cuyo techo estaba sostenido
por columnas de madera sobre bases de piedra. Los personajes más
importantes estaría abajo en el templo mismo, mientras que el resto
de la gente observaría desde arriba.
Cuando Sansón clama
a Dios lo hace diciendo: “Señor Jehová...”, que literalmente es
“mi Señor Jehová”, si tenemos en cuenta que el nombre de Jehová
va asociado a la liberación de Egipto del pueblo de Israel y su
pacto con Él, Sansón estaba orando como un verdadero israelita
invocando la relación del pacto y pidiendo a Dios que actuara
fortaleciéndole para derrotar a sus enemigos.
CAOS RELIGIOSO: MICAÍAS Y SU SANTUARIO
Esta historia describe el caos
religioso que amenazó destruir a Israel desde dentro durante el
período de los jueces, cuando Israel no tenía rey y cada uno hacía
lo que bien le parecía.
La madre de Micaías
aparentemente consideraba la imagen tallada de fundición que mando
hacer con el dinero que su hijo le dio como un objeto religioso y
tenía el propósito de honrar a Dios con ella.
El levita que paso a
ser sacerdote no tenía razón de ser, ya que solo los descendientes
de Aarón podían serlo.
Esta historia trata
sobre todo de la falsa confianza que la gente tiene de poder
manipular a Dios con objetos e instituciones religiosas. Una religión
egoísta trae el juicio de Dios, no su bendición. (17:13).
En la ciudad de Dan,
donde levantaron santuario, y cuyo lugar fue más tarde escogido por
Jeroboam 1º para ser uno de los dos santuarios nacionales del reino
del norte, permaneció como un centro de idolatría.
CAOS MORAL: EL LEVITA Y SU CONCUBINA
Esta segunda historia se
desarrolla en cuatro episodios:
- La violación de Gabaa
- preparaciones para la guerra: el llamamiento del levita y la respuesta de Israel.
- La guerra misma
- Y la reconstrucción posguerra: esposas para los supervivientes benjamitas.
En esta historia
vemos cuanto habían llegado a degradarse en Israel, durante el
período de los jueces, incluso algo tan noble como la hospitalidad
se convierte en algo pervertido y grotesco que nos recuerda a Sodoma.
Ciertamente las gentes de Gabaa estaban en quiebra moral.
El anfitrión no
mostró una calidad moral mayor al echar a dos mujeres inocentes en
manos de aquellos hombres pervertido. Tampoco el levita, el cual se
fue a descansar tranquilamente hasta el día siguiente que al abrir
la puerta la encontró tendida y con bastante insensibilidad, le
ordenó que se levantara para salir y continuar el viaje.
El levita convoca a
la asamblea (representantes de todas las tribus para tratar asuntos
de importancia nacional) y con un discurso que deformaba la realidad
manipuló a la asamblea. Ni siquiera se sabe si la concubina murió
como consecuencia de la violación o la mato el mismo camino de casa.
Esta fue una guerra
civil de un Israel dividido peleando hermano contra hermano, decidida
en una asamblea convocada por un hombre de mal carácter y cuyo fin
un baño de sangre que olió más a venganza que a justicia. Dios
está tan disgustado con el resto de Israel que con los benjamitas.
Dios es juez como el preservador de su pueblo descarriado.
Los mismos hombres
que se habían enfurecido por la violación de la concubina del
levita, ahora pidieron a los hombres de Silo humildemente aceptar la
violación de sus hijas (solución para proveer de mujeres a los
benjamitas y que esta tribu no se extinguiera). El comportamiento de
la asamblea en este episodio nuevamente nos muestra la bancarrota
moral y espiritual de Israel.
La supervivencia de
Israel se debe más al milagro de la gracia de Dios que al desempeño
de sus líderes e instituciones.
8.
SÍNTESIS:
Los
jueces eran personas llenas del Espíritu Santo que en épocas de
emergencia nacional, conducían al pueblo a la guerra, y tras
libertarlos de la opresión extranjera continuaban dirigiendo los
destinos de la nación en la paz. Ejercía las funciones de
magistrados militares y civiles.
Mediante
la invitación extendida a dos tribus o más para realizar alguna
acción conjunta, varios de los jueces prepararon el camino para la
unión de las doce tribus en la monarquía futura.
En
la triple división del A. T. en hebreo “La Ley, los Profetas y
los Escritos”, el libro de los jueces se halla entre los profetas.
El
libro de los Jueces contiene la historia de los trece jueces que
gobernaron a Israel desde la muerte de Josué hasta la época de Elí
y Samuel. Es posible que algunos de los jueces gobernaran
simultáneamente en distintas regiones de la tierra. El período que
abarca el libro de los Jueces es aproximadamente de 300 años.
El
libro de los Jueces es valioso por las pruebas históricas que
presenta sobre el desarrollo de la religión de Israel durante los
primeros años de la conquista. El libro abarca períodos de
transición que se inician con la vida incierta y desintegrada de las
tribus, hasta la organización de una federación que finalmente
culminó en la formación de la monarquía. Las luchas internas de
las diversas tribus, con sus problemas individuales, en medio de una
población extranjera, se observan con más claridad en los Jueces
que en el Pentateuco o en Josué.
Aunque
profetas posteriores hicieron un llamado más vigoroso a la
conciencia del hombre, el libro de los Jueces nos presenta una
filosofía de la historia que demanda la atención del creyente
moderno. El descuido de las ordenanzas de Jehová y la adoración de
dioses falsos conducen al castigo, mientras que el arrepentimiento
sincero proporciona favor divino.
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