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domingo, 8 de marzo de 2015

¿SOY SALVO O VIVO EN UNA MENTIRA?



¿SOY SALVO O VIVO EN UNA MENTIRA?

INTRODUCCIÓN

Hace algunas semanas escuche una predicación de Ana Méndez que me impacto, su título: "Llamados a ser hijos de Dios", y he de decir que me impresionó tanto que consideré la necesidad de compartir este mensaje.

La idea principal es que Dios quiere levantar hijos suyos sobre la faz de la tierra, entendiendo como hijo aquel que después de haber sido engendrado espiritualmente mediante su aceptación de Cristo, alcanza la madurez y puede ser manifestado como "hijo de Dios" y heredero de todas sus promesas juntamente con Cristo.

Lo que me llamó la atención de este mensaje es que de alguna forma confirmaba el pensamiento que durante años he tenido: que la salvación es algo más que repetir una frase prefabricada e implica un proceso de crecimiento, que a lo largo de ese proceso los frutos del Espíritu han de manifestarse como algo natural, tan sencillo como que un manzano de manzanas y un naranjo de naranjas. Los árboles no se cuestionan que fruto van a dar, su misma naturaleza es la que determina su fruto, así es con el cristiano que ha nacido de nuevo, si Cristo vive el él, su misma naturaleza divina será manifiesta mediante los Frutos del Espíritu. Si esto no ocurre, es posible que nunca se produjera ese nuevo nacimiento, o bien la semilla cayó en tierra árida y no pudo germinar, o que los avatares de este mundo la ahogasen.

En cualquier caso la salvación no solo es aceptar a Cristo, eso es solo el principio, el momento en el que Dios deja caer su semilla en nuestra vida, ahora queda por delante todo un proceso de crecimiento que implica buscar a Dios, pasar tiempo con él, conocerle y buscad su Reino para que sea establecido en nosotros. Desde el momento en que le aceptamos ya no somos de este reino terrenal, nuestra vida ha de regirse por los principios del Reino de Dios, de ahí la necesidad de conocer su Palabra.

Es de vital importancia entender lo que significa realmente el "NUEVO NACIMIENTO", porque de ello depende ser verdaderamente "hijos de Dios" o vivir en una mentira muy peligrosa que nos puede hacer perder la salvación.

Si estás interesado en saber lo que significa realmente ser "hijo de Dios" sigue leyendo. Aquí os dejo algunas palabras textuales de la predicación de Ana Méndez, al final dejaré el enlace de YouTube para que podáis escuchar el mensaje.


LLAMADOS A SER HIJOS DE DIOS: DIFERENCIA ENTRE NIÑO ESPIRITUAL E HIJO DE DIOS.

ISAÍAS 9: 6-7

6. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
    7. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Dios quiere levantar hijos sobre la faz de la tierra.

Hijo no solo es aquel que nace de los lomos del padre, sino que en el hebreo, en la cultura judaica y en el pensamiento de Dios un "Hijo" es un título, alguien que tiene derecho a ser el heredero de todas las cosas.

GÁLATAS 4: 1-7

1.Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
2.sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
3.Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
4.Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
5.para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
6.Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
7.Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

Aquí vemos algo muy importante: "En tanto que el niño es niño no puede ser heredero"

Jesús nació como un niño, pero no con el título de "Hijo".

El apóstol se refería al pueblo de Israel, que aunque tenían todas las promesas de Dios, lo mismo que un niño, no podían entrar a heredar la promesa de ser hijos sino hasta que Jesús vino en carne y se manifestó en medio de nosotros.

Pero esto también es un principio divino, ya que nosotros somos niños al principio de nuestro crecimiento espiritual hasta que alcanzamos madurez y podemos ser manifestados como hijos de Dios.

ROMANOS 8: 19

19.Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Por eso mientras somos niños estamos bajo los rudimentos del mundo, entendiendo por rudimento los principios, lo que que caracteriza la niñez espiritual, cuando nos movemos en los principios de este mundo, en un tipo de religión, queriendo hacer las cosas para agradar a Dios pero a través del sistema de este mundo.

Pero lo que Dios quiere es que crezcamos en una estatura para ser hechos hijos de Dios en poder, porque cuando pasas de la estatura de niño a la estatura de hijo, entonces entra la manifestación de Dios: en que el Hijo mismo empieza a vivir a través de ti, empieza a hablar a través de ti, empieza a hacer las obras del Padre.

Por eso es tan importante que nosotros entendamos que no nos hemos acercado a una religión, que no nos hemos acercado a un sistema religioso en el cual venimos a aprender un montón de versículos, un montón de normas, a ser parte de una membresía...etc., y aunque esto está bien, no nos lleva donde Dios nos quiere llevar, y por eso hoy tenemos la Iglesia en el estado en el que está: La Iglesia es una pequeña niña que no se mueve en el poder, en la autoridad y en la santidad que se debiera de mover.

Como dice Gálatas 4: 1, si llevas poco tiempo en el Señor es bueno que estés bajo tutores y curadores; pero si ya llevas un tiempo en el Señor no puedes mantenerte en este estado de niño, buscando un tutor, alguien en el mundo natural en quién poder apoyarte, que pueda ayudarte o que pueda curar todas tus heridas.

Es verdad que hay un tiempo y una estación para todo esto, pero Dios quiere que crezcamos, y ese crecimiento va a ser cuando entendamos como la simiente de Dios entra a vivir en nuestros corazones para ir creciendo y transformándose en la que va a ser la misma naturaleza de Cristo en nosotros.

Como decía el apóstol: "ya no vivo yo, más Cristo vive en mí..." (Gálatas 2: 20), "...Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" (Colosenses 1: 27).


Cuando somos hijos, cuando entramos a ese nacimiento de poder ser hijos de Dios, entonces el mismo "Hijo", es decir, Cristo mismo, es el que le habla al Padre para que traiga sobre nosotros el Espíritu de adopción.

JUAN 1: 1-5; 12-14

1.En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2.Este era en el principio con Dios.
3.Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4.En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5.La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

12.Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (aquí utiliza la palabra "hijo" y no "niño")
13.los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14.Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Aquí vemos palabras que nos van a ser claves, el apóstol Juan nos dice que Dios nos da la autoridad, la potestad de poder a llegar a ser "hijos de Dios" con poder, habiendo sido engendrados.

"Engendrado" es diferente a "nacido"

Un bebé engendrado no es un bebé nacido, solo es el futuro heredero de sus papás, pero este heredero tiene que pasar necesariamente del tiempo de gestación al tiempo de nacimiento.

La vida espiritual tiene similitudes con la vida natural.
De la misma manera que un bebé antes de su nacimiento, durante su gestación, necesita tiempo para madurar y estar listo para su venida a este mundo y adaptarse de manera natural a una forma de vida diferente a la que tuvo en el vientre de su madre, así es el nuevo nacimiento espiritual, primero somos engendrados por Dios, y esa semilla debe de ir creciendo dentro de nosotros hasta que poco a poco va transformando nuestra vida, nuestra manera de pensar, de sentir, de actuar..., y es entonces cuando la nueva manera de vivir en nosotros, cuando esa transformación que se ha producido deja traslucir a Cristo es cuando el Padre reconoce a su Hijo en nosotros y al ser uno con El, también nos reconoce a nosotros como hijos suyos.


Cuando recibimos la simiente gloriosa del Hijo de Dios (y esto es muy importante, porque no es simplemente repetir un versículo o la frase "Señor yo te recibo en mi corazón...", de manera mecánica como que no entendimos nada), se está refiriendo a los que creen en su nombre, aquí se está hablando de una verdadera conversión.

El cristiano verdadero ha de tener un entendimiento diferente de las cosas de Dios. La Palabra de Dios, el Reino de Dios tienen un fundamento: Cristo es el fundamento de su Iglesia.

Esta simiente (ver parábola del sembrador), tiene que entrar en el corazón, y esto no es un asunto como he dicho de repetir simplemente versículos en una forma religiosa, sino que ocurre mediante revelación:

"...Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."

La única forma de poder ser engendrados es que el Padre, quien tiene la Simiente de Vida que es Cristo, nos engendre. Nadie viene a Jesús si el Padre no le trajere. Juan 6: 44

Jesús es revelado al corazón del hombre a través del Padre, a través de un corazón que genuinamente invoca el nombre de Dios, porque anhela y cree que al entrar a esa salvación tan grande, Jesucristo, la Simiente Viva, que viene a través del Padre va a transformar totalmente su vida.

Es necesario e importante entender esto, invocar el nombre de Dios es invocar su santa presencia. El es el Dios que hizo los cielos y la tierra, la Luz Verdadera que viene al hombre, e ilumina el entendimiento para hacernos saber que en ese momento algo tan poderoso va a suceder en nuestras vidas, y es que Jesús mismo va a entrar a vivir en nuestros corazones que aunque están hechos un desastre son corazones contritos y humillados. En ese momento es cuando entra la Simiente de Vida (Jesús), la Simiente de Luz que viene del Padre nos engendra espiritualmente para llegar a tener la posibilidad de ser hecho "hijos de Dios".

Por su infinito amor, el Padre planta esa simiente en nuestros corazones, y esa simiente tiene que ser humedecida por su presencia, por la oración,... es importante tomar en nuestras vidas esa perla de gran precio y reconocer que recibir a Dios no es recibir un regalo material, sino que es recibir algo que tiene un peso eterno, algo que va a transformar toda mi vida.

Y cuando esa Luz que es la vida de los hombres entra dentro de ti, empieza a transformar tu entendimiento, empieza a tener un efecto dentro de tu mentalidad, y las cosas que antes te parecían normales hacer, los rudimentos de este mundo, como es forma en que hablas, la manera en que te relacionas con otros... etc. comienza a cambiar. Tu ya no perteneces a este mundo, y eso te va marcando y te va confirmando que la Vida ha entrado en ti.

El mismo apóstol Juan escribe acerca de ser engendrados y tener la potestad de ser hechos hijos de Dios:

1ª JUAN 3: 6-9

6.Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
7.Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
8.El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
9.Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Si observamos el versículo 9 veremos como hace una diferencia, ya no habla de ser engendrados, habla de nacimiento, algo que implica un proceso y que llevó un tiempo.

Es poderosísimo poder entender lo que dice Juan en cuanto que el nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente le guarda, algo dentro de nosotros no nos permite seguir haciendo las mismas cosas que veníamos haciendo, porque el nacido de Dios ya tiene al Hijo viviendo dentro de sí.


Aceptar a Cristo es permitir que Dios siembre tu vida con su semilla.
Cuando la semilla de Dios entra en ti y eres engendrado, comienza un cambio que va a transformar tu vida.
El nuevo nacimiento se da cuando la semilla ha llegado a su grado de madurez y comienza a manifestar sus frutos.

El que ha nacido de nuevo es alguien que ha nacido de Dios y es constituido un "hijo de Dios".

"Un niño nos es nacido, un hijo nos es dado"

Por eso es tan importante entender que Jesús, antes de ser bautizado, aunque era obviamente el hijo de Dios, el engendrado de Dios, mediante su bautismo pasó a ser "EL HIJO DE DIOS". Hay un momento en la historia en que Jesús se vuelve el "Cristo", el "Hijo de Dios" como título asignado por el Padre cuando anuncia: "Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia".

Y cuando nosotros nacemos, es decir pasamos del momento de gestación espiritual al momento del nacimiento, entonces el Padre también dice de nosotros: "Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia"

Cristo dentro de ti, es ese Hijo que el Padre está reconociendo, ya que al unirse contigo y crecer y formarse y tomar todas las áreas de tu vida, el Padre, al ver a Jesús traslucirse a través de tu vida anuncia a los cielos y anuncia a la tierra: ¡este es mi hijo bien amado!

El Padre te reconocerá como hijo suyo cuando Cristo se deje traslucir a través de tu vida.

Es muy importante pasar de ser niños a ser hijos.

1ª JUAN 3: 10

10.En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Necesitamos ser gente de justicia que dejemos actuar esa vida que es Cristo y que empiece a tomar todo lo mortal que está en nosotros para que podamos ser constituidos "hijos de Dios".

ROMANOS 1: 1-5

1.Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
2.que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,
3.acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
4.que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
5.y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;

En estos versículos hay una declaración fortísima.

¿Que es lo que declara hijo de Dios con poder? Es el Espíritu de la Santidad, por eso el que es nacido de Dios no práctica el pecado, por eso los nacidos de Dios caminan en justicia, por eso los nacidos de Dios aman a su hermano y a todo aquel que es de Dios, y aún aman a aquel que no es de Dios y buscan traerlos a Dios para que no se pierdan.

¿Y que es la SANTIDAD? La Santidad no es lo que hacemos, como nos peinamos, como vestimos...etc, la Santidad tiene que ver con esa Vida manifestándose, con esa dirección del Espíritu que nos va a llevar a ser nacidos de Dios.

ROMANOS 8: 14

8.y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9.Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10.Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
13.porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
14.Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.


CONCLUSIÓN


Para ser salvos no basta con aceptar a Cristo, esto no es el final sino el principio de un proceso de gestación espiritual que nos lleva a una madurez en la que estaremos listos para ser aceptados como verdaderos hijos de Dios.

Si has llegado al final de este mensaje, y estás leyendo estas palabras, te invito a que reflexiones en cuanto a tu vida espiritual.

Si decidiste aceptar a Cristo y transcurrido el tiempo tu vida no ha sufrido una transformación, es que algo no está funcionando. No te engañes, la Palabra es muy clara en este sentido, nadie que no sea guiado por el "Espíritu de Dios" puede llamarse "hijo de Dios".


RECOMENDACIÓN:

Como dije al principio, esta predicación es de Ana Méndez y a continuación paso el enlace para cuantos quieran  escucharla.

Llamados a ser hijos de Dios.









miércoles, 30 de julio de 2014

NO DESCUIDES TU SALVACIÓN




NO DESCUIDES TU SALVACIÓN

INTRODUCCIÓN

Las medias verdades, así como las verdades fuera de su contexto, suelen causar efectos muchos más poderosos que las mentiras, ya que debido a la parte de verdad que estas contienen pueden convencer más fácilmente.

Esta práctica de extraer de un contexto un trozo para dar una interpretación del mismo, es una falacia, es decir un engaño, pues distorsiona el mensaje y el significado original con el que fue escrito.

Falacia (palabra que viene el latín fallacia, que significa "engaño"), es un argumento que a simple vista puede parecer correcto o válido, pero no lo es. Que un argumento sea engañoso no quiere decir que la fuente de donde se extrajo sea falsa, el argumento es engaño porque se invalida por sí mismo, al no tener en cuenta todo el contenido del contexto.

En muchas ocasiones las falacias (argumentos engañosos), puede ser muy sutiles y apenas perceptibles, hay que llevar mucho cuidado con ellas ya que al ser tan persuasivas, pueden en un descuido manipularnos y alejarnos de la verdad si nos descuidamos y no prestamos atención.

Las falacias o engaños no solo se dan en la política, en los medios de información o en la ciencia, también se dan en la religión, una prueba de ello es la cantidad de interpretaciones y argumentos diferentes que se han extraído  de la Biblia que han dado lugar a numerosas doctrinas fuera de contexto, y que han contribuido a engañar y dividir a la Iglesia de Cristo.

La falacia no es una práctica moderna, si vamos a Génesis comprobaremos que a Satanás le funcionó para conseguir engañar al hombre.

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. Génesis 2: 16-17

Podían comer de todo árbol menos del árbol de la ciencia de bien y del mal, sin embargo Satanás cuando se dirige a Eva le dice:

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Génesis 3: 1-6

Dios creó al hombre y a la mujer libres, la permanencia en el Edén y la comunión diaria que tenían con Jehová dependía de su obediencia. No eran marionetas, sino personas que podían elegir, luego su relación con Dios era condicional.

De igual manera que a un niño pequeño no se le puede responsabilizar de nada porque desconoce la diferencia entre lo que está mal y lo que es bueno, así era el estado de inocencia de Adán y Eva.


Al desobedecer rompieron su relación con Dios, y su pecado les impidió dede entonces acercarse a Él libremente, ciertamente sus ojos fueron abiertos, pero no para ser como Dios en el sentido que Satanás les quiso hacer creer, sino para conocer la diferencia entre el bien y el mal. Este conocimiento les hizo pasar de un estado de inocencia a ser responsables de sus actos, ahora ya eran como Dios, no para ser eternos, sino con capacidad y conocimiento suficiente para saber la diferencia de elegir lo bueno o elegir lo malo y las consecuencias que esto podría acarrearles.

Dice Juan 8:44 que el diablo es padre de mentira, homicida desde el principio y que no ha permanecido en la verdad, por lo que no es extraño que tenga especial interés en destruir la Iglesia de Cristo con sus mentiras, engaños y sutilezas.


¿PUEDE UN CRISTIANO PERDER LA SALVACIÓN?

Esta ha sido una pregunta crucial en mi vida. La Iglesia ha interpretado de manera diferente, como el hombre y la mujer pueden llegar a ser salvos, en muchos casos, con argumentos fuera de contexto,  han elaborado doctrinas falsas que han permanecido por siglos como es el caso de la salvación por obras.

La Palabra de Dios deja muy claro que la salvación es por fe y no por obras, para que el hombre no se gloríe.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2: 8-9

Es decir, que somos salvos por la misericordia de Dios hacia nosotros y no por nuestra bondad; por medio de la fe, un don de Dios que recibimos por revelación y no por convencimiento, y no por méritos propios para que nadie se crea digno y merecedor de tal galardón.

Pablo en su epístola a los Romanos dice así:

...Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10

Esta confesión de fe, sin dejar de ser cierta, con el paso del tiempo se ha extraído de su contexto, perdiendo su verdadero significado, justificando así que la vana repetición de una oración prefabricada puede garantizar la salvación eterna. De una manera sutil esta gran verdad se ha convertido en una mentira difícil de identificar, con el peligro de llevarnos por caminos equivocados que nos pueden alejar de Dios sin que nos percibamos de ello.

Hay dos verdades importantes en cuanto a la salvación que Dios ofrece al hombre y que no podemos pasar por alto:

  1. La primera es que es que la salvación es una promesa condicional.
  2. La segunda es que la salvación genuina produce fruto en nuestra vida.

LA SALVACIÓN: UNA PROMESA CONDICIONAL

Si la salvación es por fe, y esta es un don de Dios, significa que si creemos y podemos confesar que Jesús es el Señor y que Dios le levantó de los muertos es porque Él mismo ha revelado a nuestro espíritu esta gran verdad. Ni el mejor predicador del mundo podría por sí mismo convencernos o transmitirnos la fe necesaria para ser salvos. Como ya expuse anteriormente la fe es por revelación no por convicción.

Aceptar la salvación que Cristo nos ofrece, no significa que ahí acaba todo, sino que por el contrario, es en ese mismo momento cuando comienza una nueva andadura, pasamos de muerte a vida espiritual. Somos nuevas criaturas y se nos da la potestad de ser hechos hijos de Dios. No hay otro camino para ser salvos que Cristo.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1: 12-13

Y somos hijos de Dios porque somos guiados por el Espíritu.

Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Romanos 8: 11-14


¿Y como podemos saber que somos hijos de Dios?

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Romanos 8: 16


Por tanto, ser salvos significa que el Espíritu de Jesús ha de morar en nosotros y si mora en nosotros el nos ayudará a morir a las obras de la carne. Porque si aceptamos a Cristo y seguimos viviendo conforme a la carne, es decir, conforme a nuestros deseos y deleites ciertamente moriremos espiritualmente, no habrá servido de nada nuestra confesión de fe.


En la Biblia vamos a encontrar dos clase de promesas: las incondicionales, aquellas que para alcanzarlas el hombre no necesita hacer nada, y las condicionales, en las que el Señor actúa bajo ciertas circunstancias y requisitos y que para disfrutar de ellas implica nuestra participación.

La salvación es una promesa que está condicionada en base a nuestra fe y obediencia a Dios.


Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios.
Hebreos 5:8-10

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por Fe para Fe, como está escrito: Mas el justo por la Fe vivirá. Romanos 1: 17

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo, ... Colosenses 1: 21-23



LA SALVACIÓN PRODUCE FRUTO EN NUESTRA VIDA

Uno de los grandes errores que el ser humano suele cometer es relajarse y descuidar aquello que cree tener seguro, sea la pareja, el trabajo, los amigos... y desgraciadamente también la salvación.

En las Escrituras hay muchos ejemplos que ilustran lo que significa la salvación y ser parte del cuerpo de Cristo. La parábola de la Vid y los pámpanos a mi parecer es la que mejor describe lo que es la vida del cristiano:

  1. Cristo es el único camino que nos puede llevar al Padre.
  2. Somos pámpanos que para tener vida y llevar fruto hemos de permanecer unidos a la vid (Cristo), de lo contrario nos secaremos.
  3. Si no permanecemos asidos a la vid seremos cortados, ya que un pámpano seco no sirve para nada. Así es la vida del cristiano que no lleva fruto.
  4. La prueba clara y palpable de que estamos agarrados a la Vid es que en la medida que maduramos, la semilla que es la Palabra de Dios en nuestra vida germinará y dará fruto (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe...) conforme al carácter y la naturaleza de Dios.

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Juan 15:1-16


En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13: 35

Es mi deseo que lo que aquí he compartido sea de bendición a tu vida y te ayude a reflexionar si en algún momento has descuidado o desatendido tu salvación. Que el Espíritu de Dios te de revelación y te guíe por la senda correcta, y como dice Pablo en su carta a los hebreos:



Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? ... Hebreos 2: 1-3


Porque no hemos de olvidar que la salvación es una promesa condicionada a nuestra fe y obediencia a Dios y si la descuidamos podemos perderla.




El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3: 5


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domingo, 13 de julio de 2014

SUFRIENDO LA PRUEBA



SUFRIENDO LA PRUEBA

INTRODUCCIÓN

Estamos en un mundo de confusión y esta confusión también ha alcanzado a la iglesia de Cristo. A veces tenemos la sensación de habernos equivocado y perdido un tiempo muy valioso como miembros de una congregación y que quizás la elección de la misma no haya sido la más apropiada.

Miramos a nuestro alrededor y parece que a todos les va bien, o por lo menos mejor que a nosotros, y nos preguntamos: ¿Por qué las cosas no funcionan? ¿En qué me he equivocado? ¿Por qué otros prosperan y yo no?

Y cuanto más pensamos en ello más confundidos nos encontramos, proyectando hacia los demás nuestra propia frustración buscando a quien culpar, en muchos casos responsabilizamos a los demás y otras nos juzgamos y condenamos a nosotros mismos .

Parece que cada vez que pasamos por problemas o dificultades hay una tendencia natural del ser humano a buscar culpables.

Sin embargo esta no es la actitud correcta, ya que si culpamos a los demás
estamos haciendo juicio, y la Palabra de Dios es muy clara en este asunto:

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. Mateo 7: 1-2

Por el contrario, si nos auto-culpamos, dejaremos caer sobre nosotros una pesada losa que no nos dejará levantar cabeza.

Tanto en un caso como en el otro demuestra que no hemos pedido dirección a Dios o que no hemos entendido que el éxito y la prosperidad no es sinónimo de una vida espiritual correcta conforme a los propósitos de Dios.

PUNTOS A TENER EN CUENTA CUANDO NOS ENCONTRAMOS FRENTE A PRUEBAS Y DIFICULTADES

1º) NO PONER NUESTRA MIRADA EN EL ÉXITO AJENO
En parte, la confusión viene cuando ponemos nuestra mirada en el éxito de los demás, como por ejemplo aquellos líderes religiosos a quienes admiramos y desearíamos ser como ellos, y no entendemos porqué resulta tan difícil por no decir imposible alcanzar ese nivel espiritual.

Es necesario que busquemos las respuestas a nuestras preguntas en Dios. Pidamos humildemente en oración que nos hable al respecto. Él nos trata de manera única, con el fin de que pueda cumplirse su propósito en nuestra vida, las pruebas y dificultades que sufrimos forman parte de los muchos recursos que Dios utiliza para enseñarnos y ayudarnos a madurar espiritualmente.

Si ponemos nuestra mirada en Dios y dejamos que su Espíritu nos hable y guíe aprenderemos a ser sus discípulos. El discípulo tiene que parecerse a su maestro.

Porque Jehová es justo, y ama la justicia; El hombre recto mirará su rostro. Salmo 11: 7

Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14: 27

Jesús dijo:

Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Lucas 10: 20

Nuestra fuente de alegría no debe ser el poder sobre los demonios ni el éxito en el ministerio. Nuestra alegría y gozo debe ser el saber que somos libres del pecado y que nuestro destino es la vida eterna.


No es la autoridad y el poder de sujetar demonios, ni los milagros o prodigios que podamos realizar, ni la elocuencia con la que prediquemos el verdadero motivo de alegría, sino el saber que nuestros nombres están escritos en los cielos y que Dios nos tiene reservado un lugar en su Reino y cuenta con nosotros.



2º) BUSCAD MÁS INTIMIDAD CON DIOS.

Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Salmo 145: 18

Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Salmo 34: 18

Y esta búsqueda de intimidad nos lleva a pasar por desiertos como lo hizo Jesucristo. No podemos esquivar pasar por la escuela de Dios, no somos diferentes de Moisés, Josué, David y el mismo Jesús. Todos pasaron por el desierto para templar y moldear su carácter conforme a los propósitos que Dios tenía para ellos. Nosotros también necesitamos pasar por ellos.

El que quiera ser discípulo de Cristo tendrá necesariamente que atravesar desiertos a lo largo de su andadura espiritual.


El desierto es el tiempo en el que percibimos como todos nos abandonan, que la soledad es nuestra única compañera de viaje, es cuando los problemas parecen olas gigantes que nos ahogan sin que podamos hacer nada para solucionarlos. Pasar por el desierto es también sentimos desprotegidos, a descubierto, sintiendo sobre nosotros ese sol abrasador y no tener un lugar donde poder refugiarnos para alcanzar un poco de paz y descanso.

Moisés huye al desierto cuando el faraón se entera de que ha matado a un egipcio. Éxodo 2: 11-15

11.En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
12.Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
13.Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo?
14.Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.
15.Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.


Jehová trata con Moisés en el desierto, en la soledad para mostrarle su propósito. Éxodo 3: 1-8

1.Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
2.Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
3.Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
4.Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
5.Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.
6.Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
7.Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
8.y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.


Josué, a pesar de no haber participado en la murmuración del pueblo hacia Dios, también le tocó pasar por el desierto. Números 14: 28-32

28.Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.
29.En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
30.Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31.Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
32.En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.

Josué recibe instrucciones de Jehová para sustituir a Moisés, su carácter había sido probado a lo largo de su vida en el desierto. Josué 1: 1-6

1.Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor d Moisés, diciendo:
2.Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
3.Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4.Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5.Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6.Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

David huye al desierto para salvar su vida. Aquí es donde Jehová trató con él para forjar su carácter de líder que más tarde sería rey de Israel. 1ª de Samuel 23: 14 y 25

14.Y David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
25.Y se fue Saúl con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Cuando Saúl oyó esto, siguió a David al desierto de Maón.
CUEVA DE ADULAM, DONDE DAVID PERMANECIÓ ESCONDIDO
 POR CAUSA DE LA PERSECUCIÓN DEL REY SAUL. 

1ª de Samuel 24: 1

1.Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso, diciendo: He aquí David está en el desierto de En-gadi.

1ª de Samuel 25: 1

1.Murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David y se fue al desierto de Parán.

David después de muchos desiertos en su vida es ungido rey de Israel, conforme al propósito de Dios. 2ª de Samuel 5: 1-3

1.Vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo: Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos.
2.Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel.
3.Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel.

Jesús, después de ser bautizado también fue llevado al desierto, allí fue tentado para desistir del propósito para el que había venido.

La manera en la que Moisés vivió sus etapas de desierto no fue igual que para Josué, ni este vivió su experiencia como lo hizo David o Jesús. Cada uno de nosotros pasaremos por el desierto espiritual de forma diferente, pero siempre será de aprendizaje.

En el desierto se forja el carácter del líder y del discípulo.

En el desierto desarrollaremos humildad

En el desierto se pone de manifiesto que el corazón es engañoso y que podemos andar equivocados.

En el desierto desarrollamos nuestra vida de oración según la voluntad de Dios.

Por mucho tiempo que pasemos en el desierto no moriremos si permanecemos en Dios, Él cuidará de nuestras vidas en todas las áreas.

La fuente de nuestro gozo y alegría, así como el éxito en nuestra vida espiritual no debe estar basada en las manifestaciones externas, como pueden ser las sanidades, los milagros o incluso echar fuera demonios y que estos se nos sujeten en autoridad, sino más bien en conocer a Dios, permaneced en Él y llevar mucho fruto (dejad que nuestro carácter sea transformado y se manifiesten los frutos de Espíritu). Jesús hace una declaración muy fuerte en su Palabra al respecto:


Así que, por sus frutos los conoceréis.
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7: 20-23

Cuando el discípulo mira más el éxito personal que el fruto del Espíritu y la intimidad con Dios, está siendo más discípulo del enemigo que de Jesucristo.

El enemigo es egoísta y busca lo suyo, todo lo contrario de Jesús que entregó su vida por nosotros.

Cuando el discípulo quiere pasar por encima de sus propios hermanos en Cristo y busca su propio éxito, no será discípulo de Jesús, porque un discípulo de Jesús no mira lo suyo sino que pone su mirada en el Maestro negándose a sus deseos para hacer la voluntad de Dios.


CONCLUSIÓN.

Si queremos ser discípulos de Cristo alegrémonos de estar en el desierto, siendo formados por la mano de Dios y aprendiendo lo que necesitamos saber para que Él pueda cumplir su propósito en nuestra vida.

No podemos honrar a Dios si no hacemos su voluntad.

Si buscamos el éxito que el ministerio nos pueda aportar, ¡parémonos!, oremos con sinceridad de corazón para que Dios nos ayude y podamos volvernos a Él antes de que sea demasiado tarde y nuestro egoísmo nos destruya.

Y si ya estamos en el desierto tengamos por seguro que no estamos solos, el Espíritu de Dios siempre está con nosotros, así que en vez de sentir tristeza dejémonos ayudar por Él para que la experiencia sea fructífera y sirva para intimar y conocer más a Dios.

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