miércoles, 30 de julio de 2014

NO DESCUIDES TU SALVACIÓN




NO DESCUIDES TU SALVACIÓN

INTRODUCCIÓN

Las medias verdades, así como las verdades fuera de su contexto, suelen causar efectos muchos más poderosos que las mentiras, ya que debido a la parte de verdad que estas contienen pueden convencer más fácilmente.

Esta práctica de extraer de un contexto un trozo para dar una interpretación del mismo, es una falacia, es decir un engaño, pues distorsiona el mensaje y el significado original con el que fue escrito.

Falacia (palabra que viene el latín fallacia, que significa "engaño"), es un argumento que a simple vista puede parecer correcto o válido, pero no lo es. Que un argumento sea engañoso no quiere decir que la fuente de donde se extrajo sea falsa, el argumento es engaño porque se invalida por sí mismo, al no tener en cuenta todo el contenido del contexto.

En muchas ocasiones las falacias (argumentos engañosos), puede ser muy sutiles y apenas perceptibles, hay que llevar mucho cuidado con ellas ya que al ser tan persuasivas, pueden en un descuido manipularnos y alejarnos de la verdad si nos descuidamos y no prestamos atención.

Las falacias o engaños no solo se dan en la política, en los medios de información o en la ciencia, también se dan en la religión, una prueba de ello es la cantidad de interpretaciones y argumentos diferentes que se han extraído  de la Biblia que han dado lugar a numerosas doctrinas fuera de contexto, y que han contribuido a engañar y dividir a la Iglesia de Cristo.

La falacia no es una práctica moderna, si vamos a Génesis comprobaremos que a Satanás le funcionó para conseguir engañar al hombre.

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. Génesis 2: 16-17

Podían comer de todo árbol menos del árbol de la ciencia de bien y del mal, sin embargo Satanás cuando se dirige a Eva le dice:

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Génesis 3: 1-6

Dios creó al hombre y a la mujer libres, la permanencia en el Edén y la comunión diaria que tenían con Jehová dependía de su obediencia. No eran marionetas, sino personas que podían elegir, luego su relación con Dios era condicional.

De igual manera que a un niño pequeño no se le puede responsabilizar de nada porque desconoce la diferencia entre lo que está mal y lo que es bueno, así era el estado de inocencia de Adán y Eva.


Al desobedecer rompieron su relación con Dios, y su pecado les impidió dede entonces acercarse a Él libremente, ciertamente sus ojos fueron abiertos, pero no para ser como Dios en el sentido que Satanás les quiso hacer creer, sino para conocer la diferencia entre el bien y el mal. Este conocimiento les hizo pasar de un estado de inocencia a ser responsables de sus actos, ahora ya eran como Dios, no para ser eternos, sino con capacidad y conocimiento suficiente para saber la diferencia de elegir lo bueno o elegir lo malo y las consecuencias que esto podría acarrearles.

Dice Juan 8:44 que el diablo es padre de mentira, homicida desde el principio y que no ha permanecido en la verdad, por lo que no es extraño que tenga especial interés en destruir la Iglesia de Cristo con sus mentiras, engaños y sutilezas.


¿PUEDE UN CRISTIANO PERDER LA SALVACIÓN?

Esta ha sido una pregunta crucial en mi vida. La Iglesia ha interpretado de manera diferente, como el hombre y la mujer pueden llegar a ser salvos, en muchos casos, con argumentos fuera de contexto,  han elaborado doctrinas falsas que han permanecido por siglos como es el caso de la salvación por obras.

La Palabra de Dios deja muy claro que la salvación es por fe y no por obras, para que el hombre no se gloríe.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2: 8-9

Es decir, que somos salvos por la misericordia de Dios hacia nosotros y no por nuestra bondad; por medio de la fe, un don de Dios que recibimos por revelación y no por convencimiento, y no por méritos propios para que nadie se crea digno y merecedor de tal galardón.

Pablo en su epístola a los Romanos dice así:

...Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10

Esta confesión de fe, sin dejar de ser cierta, con el paso del tiempo se ha extraído de su contexto, perdiendo su verdadero significado, justificando así que la vana repetición de una oración prefabricada puede garantizar la salvación eterna. De una manera sutil esta gran verdad se ha convertido en una mentira difícil de identificar, con el peligro de llevarnos por caminos equivocados que nos pueden alejar de Dios sin que nos percibamos de ello.

Hay dos verdades importantes en cuanto a la salvación que Dios ofrece al hombre y que no podemos pasar por alto:

  1. La primera es que es que la salvación es una promesa condicional.
  2. La segunda es que la salvación genuina produce fruto en nuestra vida.

LA SALVACIÓN: UNA PROMESA CONDICIONAL

Si la salvación es por fe, y esta es un don de Dios, significa que si creemos y podemos confesar que Jesús es el Señor y que Dios le levantó de los muertos es porque Él mismo ha revelado a nuestro espíritu esta gran verdad. Ni el mejor predicador del mundo podría por sí mismo convencernos o transmitirnos la fe necesaria para ser salvos. Como ya expuse anteriormente la fe es por revelación no por convicción.

Aceptar la salvación que Cristo nos ofrece, no significa que ahí acaba todo, sino que por el contrario, es en ese mismo momento cuando comienza una nueva andadura, pasamos de muerte a vida espiritual. Somos nuevas criaturas y se nos da la potestad de ser hechos hijos de Dios. No hay otro camino para ser salvos que Cristo.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1: 12-13

Y somos hijos de Dios porque somos guiados por el Espíritu.

Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Romanos 8: 11-14


¿Y como podemos saber que somos hijos de Dios?

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Romanos 8: 16


Por tanto, ser salvos significa que el Espíritu de Jesús ha de morar en nosotros y si mora en nosotros el nos ayudará a morir a las obras de la carne. Porque si aceptamos a Cristo y seguimos viviendo conforme a la carne, es decir, conforme a nuestros deseos y deleites ciertamente moriremos espiritualmente, no habrá servido de nada nuestra confesión de fe.


En la Biblia vamos a encontrar dos clase de promesas: las incondicionales, aquellas que para alcanzarlas el hombre no necesita hacer nada, y las condicionales, en las que el Señor actúa bajo ciertas circunstancias y requisitos y que para disfrutar de ellas implica nuestra participación.

La salvación es una promesa que está condicionada en base a nuestra fe y obediencia a Dios.


Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios.
Hebreos 5:8-10

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por Fe para Fe, como está escrito: Mas el justo por la Fe vivirá. Romanos 1: 17

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo, ... Colosenses 1: 21-23



LA SALVACIÓN PRODUCE FRUTO EN NUESTRA VIDA

Uno de los grandes errores que el ser humano suele cometer es relajarse y descuidar aquello que cree tener seguro, sea la pareja, el trabajo, los amigos... y desgraciadamente también la salvación.

En las Escrituras hay muchos ejemplos que ilustran lo que significa la salvación y ser parte del cuerpo de Cristo. La parábola de la Vid y los pámpanos a mi parecer es la que mejor describe lo que es la vida del cristiano:

  1. Cristo es el único camino que nos puede llevar al Padre.
  2. Somos pámpanos que para tener vida y llevar fruto hemos de permanecer unidos a la vid (Cristo), de lo contrario nos secaremos.
  3. Si no permanecemos asidos a la vid seremos cortados, ya que un pámpano seco no sirve para nada. Así es la vida del cristiano que no lleva fruto.
  4. La prueba clara y palpable de que estamos agarrados a la Vid es que en la medida que maduramos, la semilla que es la Palabra de Dios en nuestra vida germinará y dará fruto (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe...) conforme al carácter y la naturaleza de Dios.

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Juan 15:1-16


En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13: 35

Es mi deseo que lo que aquí he compartido sea de bendición a tu vida y te ayude a reflexionar si en algún momento has descuidado o desatendido tu salvación. Que el Espíritu de Dios te de revelación y te guíe por la senda correcta, y como dice Pablo en su carta a los hebreos:



Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? ... Hebreos 2: 1-3


Porque no hemos de olvidar que la salvación es una promesa condicionada a nuestra fe y obediencia a Dios y si la descuidamos podemos perderla.




El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3: 5


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domingo, 13 de julio de 2014

SUFRIENDO LA PRUEBA



SUFRIENDO LA PRUEBA

INTRODUCCIÓN

Estamos en un mundo de confusión y esta confusión también ha alcanzado a la iglesia de Cristo. A veces tenemos la sensación de habernos equivocado y perdido un tiempo muy valioso como miembros de una congregación y que quizás la elección de la misma no haya sido la más apropiada.

Miramos a nuestro alrededor y parece que a todos les va bien, o por lo menos mejor que a nosotros, y nos preguntamos: ¿Por qué las cosas no funcionan? ¿En qué me he equivocado? ¿Por qué otros prosperan y yo no?

Y cuanto más pensamos en ello más confundidos nos encontramos, proyectando hacia los demás nuestra propia frustración buscando a quien culpar, en muchos casos responsabilizamos a los demás y otras nos juzgamos y condenamos a nosotros mismos .

Parece que cada vez que pasamos por problemas o dificultades hay una tendencia natural del ser humano a buscar culpables.

Sin embargo esta no es la actitud correcta, ya que si culpamos a los demás
estamos haciendo juicio, y la Palabra de Dios es muy clara en este asunto:

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. Mateo 7: 1-2

Por el contrario, si nos auto-culpamos, dejaremos caer sobre nosotros una pesada losa que no nos dejará levantar cabeza.

Tanto en un caso como en el otro demuestra que no hemos pedido dirección a Dios o que no hemos entendido que el éxito y la prosperidad no es sinónimo de una vida espiritual correcta conforme a los propósitos de Dios.

PUNTOS A TENER EN CUENTA CUANDO NOS ENCONTRAMOS FRENTE A PRUEBAS Y DIFICULTADES

1º) NO PONER NUESTRA MIRADA EN EL ÉXITO AJENO
En parte, la confusión viene cuando ponemos nuestra mirada en el éxito de los demás, como por ejemplo aquellos líderes religiosos a quienes admiramos y desearíamos ser como ellos, y no entendemos porqué resulta tan difícil por no decir imposible alcanzar ese nivel espiritual.

Es necesario que busquemos las respuestas a nuestras preguntas en Dios. Pidamos humildemente en oración que nos hable al respecto. Él nos trata de manera única, con el fin de que pueda cumplirse su propósito en nuestra vida, las pruebas y dificultades que sufrimos forman parte de los muchos recursos que Dios utiliza para enseñarnos y ayudarnos a madurar espiritualmente.

Si ponemos nuestra mirada en Dios y dejamos que su Espíritu nos hable y guíe aprenderemos a ser sus discípulos. El discípulo tiene que parecerse a su maestro.

Porque Jehová es justo, y ama la justicia; El hombre recto mirará su rostro. Salmo 11: 7

Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14: 27

Jesús dijo:

Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Lucas 10: 20

Nuestra fuente de alegría no debe ser el poder sobre los demonios ni el éxito en el ministerio. Nuestra alegría y gozo debe ser el saber que somos libres del pecado y que nuestro destino es la vida eterna.


No es la autoridad y el poder de sujetar demonios, ni los milagros o prodigios que podamos realizar, ni la elocuencia con la que prediquemos el verdadero motivo de alegría, sino el saber que nuestros nombres están escritos en los cielos y que Dios nos tiene reservado un lugar en su Reino y cuenta con nosotros.



2º) BUSCAD MÁS INTIMIDAD CON DIOS.

Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Salmo 145: 18

Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Salmo 34: 18

Y esta búsqueda de intimidad nos lleva a pasar por desiertos como lo hizo Jesucristo. No podemos esquivar pasar por la escuela de Dios, no somos diferentes de Moisés, Josué, David y el mismo Jesús. Todos pasaron por el desierto para templar y moldear su carácter conforme a los propósitos que Dios tenía para ellos. Nosotros también necesitamos pasar por ellos.

El que quiera ser discípulo de Cristo tendrá necesariamente que atravesar desiertos a lo largo de su andadura espiritual.


El desierto es el tiempo en el que percibimos como todos nos abandonan, que la soledad es nuestra única compañera de viaje, es cuando los problemas parecen olas gigantes que nos ahogan sin que podamos hacer nada para solucionarlos. Pasar por el desierto es también sentimos desprotegidos, a descubierto, sintiendo sobre nosotros ese sol abrasador y no tener un lugar donde poder refugiarnos para alcanzar un poco de paz y descanso.

Moisés huye al desierto cuando el faraón se entera de que ha matado a un egipcio. Éxodo 2: 11-15

11.En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
12.Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
13.Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo?
14.Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.
15.Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.


Jehová trata con Moisés en el desierto, en la soledad para mostrarle su propósito. Éxodo 3: 1-8

1.Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
2.Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
3.Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
4.Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
5.Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.
6.Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
7.Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
8.y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.


Josué, a pesar de no haber participado en la murmuración del pueblo hacia Dios, también le tocó pasar por el desierto. Números 14: 28-32

28.Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.
29.En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
30.Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31.Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
32.En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.

Josué recibe instrucciones de Jehová para sustituir a Moisés, su carácter había sido probado a lo largo de su vida en el desierto. Josué 1: 1-6

1.Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor d Moisés, diciendo:
2.Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
3.Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4.Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5.Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6.Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

David huye al desierto para salvar su vida. Aquí es donde Jehová trató con él para forjar su carácter de líder que más tarde sería rey de Israel. 1ª de Samuel 23: 14 y 25

14.Y David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
25.Y se fue Saúl con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Cuando Saúl oyó esto, siguió a David al desierto de Maón.
CUEVA DE ADULAM, DONDE DAVID PERMANECIÓ ESCONDIDO
 POR CAUSA DE LA PERSECUCIÓN DEL REY SAUL. 

1ª de Samuel 24: 1

1.Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso, diciendo: He aquí David está en el desierto de En-gadi.

1ª de Samuel 25: 1

1.Murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David y se fue al desierto de Parán.

David después de muchos desiertos en su vida es ungido rey de Israel, conforme al propósito de Dios. 2ª de Samuel 5: 1-3

1.Vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo: Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos.
2.Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel.
3.Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel.

Jesús, después de ser bautizado también fue llevado al desierto, allí fue tentado para desistir del propósito para el que había venido.

La manera en la que Moisés vivió sus etapas de desierto no fue igual que para Josué, ni este vivió su experiencia como lo hizo David o Jesús. Cada uno de nosotros pasaremos por el desierto espiritual de forma diferente, pero siempre será de aprendizaje.

En el desierto se forja el carácter del líder y del discípulo.

En el desierto desarrollaremos humildad

En el desierto se pone de manifiesto que el corazón es engañoso y que podemos andar equivocados.

En el desierto desarrollamos nuestra vida de oración según la voluntad de Dios.

Por mucho tiempo que pasemos en el desierto no moriremos si permanecemos en Dios, Él cuidará de nuestras vidas en todas las áreas.

La fuente de nuestro gozo y alegría, así como el éxito en nuestra vida espiritual no debe estar basada en las manifestaciones externas, como pueden ser las sanidades, los milagros o incluso echar fuera demonios y que estos se nos sujeten en autoridad, sino más bien en conocer a Dios, permaneced en Él y llevar mucho fruto (dejad que nuestro carácter sea transformado y se manifiesten los frutos de Espíritu). Jesús hace una declaración muy fuerte en su Palabra al respecto:


Así que, por sus frutos los conoceréis.
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7: 20-23

Cuando el discípulo mira más el éxito personal que el fruto del Espíritu y la intimidad con Dios, está siendo más discípulo del enemigo que de Jesucristo.

El enemigo es egoísta y busca lo suyo, todo lo contrario de Jesús que entregó su vida por nosotros.

Cuando el discípulo quiere pasar por encima de sus propios hermanos en Cristo y busca su propio éxito, no será discípulo de Jesús, porque un discípulo de Jesús no mira lo suyo sino que pone su mirada en el Maestro negándose a sus deseos para hacer la voluntad de Dios.


CONCLUSIÓN.

Si queremos ser discípulos de Cristo alegrémonos de estar en el desierto, siendo formados por la mano de Dios y aprendiendo lo que necesitamos saber para que Él pueda cumplir su propósito en nuestra vida.

No podemos honrar a Dios si no hacemos su voluntad.

Si buscamos el éxito que el ministerio nos pueda aportar, ¡parémonos!, oremos con sinceridad de corazón para que Dios nos ayude y podamos volvernos a Él antes de que sea demasiado tarde y nuestro egoísmo nos destruya.

Y si ya estamos en el desierto tengamos por seguro que no estamos solos, el Espíritu de Dios siempre está con nosotros, así que en vez de sentir tristeza dejémonos ayudar por Él para que la experiencia sea fructífera y sirva para intimar y conocer más a Dios.

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