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jueves, 1 de enero de 2015

LA CASUALIDAD NO EXISTE





LOS MILAGROS DE DIOS EN LA VIDA COTIDIANA: La Casualidad no existe


INTRODUCCIÓN

En los tiempos que corren hablar de milagros es algo raro, incluso hablar de nuestra fe nos resulta incómodo, como si tuviéramos temor a que los demás se burlen de nosotros por creer en la existencia de un Dios vivo y real que sigue actuando hoy día en la vida de muchos hombres y mujeres. Pese a nuestros miedos Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, el no cambia, es inmutable y sigue realizando milagros en la vida de muchas personas, aunque estos no sean tan llamativos o vistosos como los que ocurrieron en el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Que no tengamos conocimiento de ellos y no se divulguen en los medios de comunicación con la misma repercusión, que por el contrario tienen las malas noticias con las que estamos tan familiarizados, no significa que no se produzcan.

A lo largo de mi vida como cristiana he pasado por muchas circunstancias, unas buenas y otras no tanto, pero si algo he aprendido es a creer a Dios,... y mira bien que digo "creer a Dios" y no "Creer en Dios", aunque parece lo mismo, no lo es, ya que como dice la Palabra:

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2: 19

Creer en la existencia de Dios no es difícil, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría hemos sido educados dentro en una cultura cristiana, tanto si esta es católica, ortodoxa o protestante, otra cosa diferente es creer a Dios, porque esto exige depositar toda nuestra confianza en Él y dejarle que gobierne nuestra vida. Acostumbrados a llevar el timón, no es sencillo de pronto dejar que sea Él quien decida por nosotros lo que es mejor. Este cambio o transición no ocurre de la noche a la mañana, es un proceso que va germinando en nuestro interior en la medida que mantenemos una buena relación personal con nuestro Padre Celestial, aprendemos a conocerle a través de su Palabra y dejamos que su Espíritu Santo nos guíe a toda Verdad.

Esta sección la he titulado: "LOS MILAGROS DE DIOS EN LA VIDA COTIDIANA"

¿Por qué lo llamo así?, porque creo que Dios sigue actuando en la vida de cada creyente y porque en mi vida en particular he podido experimentar esos pequeños milagros cotidianos que tanto me han ayudado a mantenerme firme en la fe.

El propósito de esta sección es compartir contigo que Dios no solo está en las cosas grandes, también lo vemos en esos pequeños detalles que para muchos pueden ser insignificantes pero para quienes los hemos experimentado son de gran importancia. También animarte a que des gracias a Dios por todo lo que te ocurre, porque sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28) y aprendas a reconocerle en esas circunstancias o momentos como puede ser la llamada de un amigo cuando más solo te has encontrado, ese trabajo que ha venido como llovido del cielo en el momento de mayor desesperación económica, un familiar cercano que ha salido ileso de un grave accidente, la enfermedad que se ha podido detectar a tiempo y ha sido erradicada, ... "Casualidades" para los que no creen y MILAGROS COTIDIANOS para los que hemos creído a Dios.

Dios responde a nuestras oraciones no como deseamos sino conforme a lo que nos conviene.

Me había preparado concienzudamente para el examen práctico del carnet de conducir, recibí muchísimas más clases de lo habitual y el recorrido lo conocía como la palma de mi mano, por lo que estaba convencida que iba a aprobar.

Subí al automóvil, regulé los espejos retrovisores y el asiento, comprobé que todo estaba correcto y comencé a circular siguiendo el itinerario que sobre la marcha iba marcándome el ingeniero que estaba sentado en el asiento trasero. Estaba un poco nerviosa, especialmente porque este hombre tenía fama de ser muy estricto, pero en cualquier caso estaba segura que todo transcurriría con normalidad y que Dios me ayudaría.

Pero las cosas no siempre ocurren como deseamos. Me suspendieron el examen alegando "conducción temeraria" ¡Que barbaridad! No daba crédito a lo que decía el informe. En realidad lo que ocurrió fue que al entrar en una calle había otra persona examinándose cuyo vehículo se encontraba parado en paralelo a otro coche dispuesto a dar marcha atrás para aparcar, pero al ver que otro vehículo se acercaba prefirió esperar a que pasara para continuar con su maniobra de aparcamiento, como había poco espacio para tres coches opté por esperar yo también. Como ni uno ni otro tomábamos una decisión el ingeniero me invitó a que continuara con el recorrido, y fue así como al pasar entre el coche y el borde de la acera los espejos retrovisores de ambos vehículos se rozaron. Miré de reojo al profesor de la autoescuela que iba de copiloto y por su expresión supe que todo estaba perdido.

Aunque no entendía porque me habían suspendido por algo tan trivial, y consideraba estar lo suficientemente preparada para volver a examinarme, decidí aprovechar la semana que tenía por delante para dar unas cuantas clases extras.

Lo que aprendí en esa semana iba a ser crucial para mi vida. No solamente me enseño que para tomar el control del automovil en velocidades muy lentas hay que hacerlo en primera, sino que se acordó que no me había enseñado a aparcar en pendiente. Esta forma de aparcar es más complicada, porque hemos de aprender a mantener el coche en equilibrio para que no se deslice cuesta abajo. Conseguir dejar el automovil en el punto exacto de equilibrio y que este no se deslice en una pendiente es algo que se consigue jugando con el freno y el embrague, es decir que teniendo pisados los dos pedales, vas soltando embrague muy despacio hasta que percibes que el motor cambia su sonido, en ese momento es cuando puedes ir soltando el freno muy lentamente y comprobar que el coche se queda totalmente parado. El secreto está en aprender a distinguir ese cambio de sonido que hace el motor cuando se ha conseguido equilibrar el automovil. Fueron clases muy interesantes.


Las respuestas de Dios a nuestros "porqués" las encontramos en muchos casos en circunstancias vividas con posterioridad.

Al poco tiempo de tener el permiso de conducir, fui con unos amigos de vacaciones a Jerez de la Frontera (Cádiz), en vez de hacer el trayecto por autovía decidimos hacerlo por carreteras secundarias, los paisajes son mucho más bonitos y podríamos visitar algún pueblecito que nos gustara. Como eramos seis personas fue necesario llevar dos coches,
en el mío solo íbamos mi hijo de cinco años y yo.


Recuerdo que al pasar por un lugar montañoso y lleno de vegetación, la carretera además de ser muy serpenteante estaba llena de gravilla, había que conducir con cuidado porque las ruedas resbalaban con facilidad, probablemente habría llovido días antes y toda esa tierra se había desprendido de la montaña. Como yo no conocía el camino iba detrás del coche de mis amigos. En un momento dado estos se alejaron bastante y por miedo a no perderlos de vista quise darles alcance y aceleré, con la mala suerte que las ruedas traseras comenzaron a patinar zigzeando en el asfalto hasta que terminó saliéndose de la calzada en dirección a un despeñadero. En décimas de segundo pensé que todo estaba perdido pero no dejaba de pisar el freno con todas mis fuerzas, ¡y de pronto! El coche se paró en seco, el pequeño trozo de tierra que separaba la calzada del despeñadero permitió que la frenada fuera efectiva, pero la situación era crítica, ya que el vehículo estaba ligeramente inclinado hacia adelante con la rueda delantera del piloto en el aire.

Tome aliento, respiré profundamente varias veces, e intenté pensar con serenidad y no dejarme llevar por el miedo. Mi hijo que iba en el asiento trasero durmiendo se despertó y preguntó si pasaba algo, le tranquilice como pude y le dije que siguiera durmiendo, que todo iba bien. Estaba tan asustada que mi oración solo era: "Dios mío, ayúdanos".

Tenía que tranquilizarme, no podía soltar el freno pues el coche se precipitaría al vacío, mi único recurso era realizar la maniobra que en aquellas clases extras me enseñaron, es decir, conseguir poner el coche en el punto de equilibrio para que no cayera. Así que con temor y temblor puse la velocidad marcha atrás, y muy lentamente empecé a soltar embrague hasta que pude notar una ligera vibración de motor y me dije: ahora es el momento de ir soltando el freno para comprobar si esto funciona ¡y funcionó! El coche se quedó como petrificado, y acto seguido, en décimas de segundo pisé con todas mis fuerzas el pedal del acelerador saliendo este disparado hacia atrás, colocándose nuevamente en la calzada. El corazón se me salía del pecho, así que aparqué unos minutos para poder tranquilizarme  y continuar mi camino.

Mis amigos no se habían enterado de lo ocurrido. A unos cuantos kilómetros del lugar y viendo que no les seguía aparcaron para esperarme y seguir juntos el viaje.


En cada circunstancia hay un propósito de Dios para nuestra vida

Un día, reflexionando sobre los acontecimientos ocurridos, me dí cuenta que la casualidad no existe,  me pregunté que hubiera ocurrido en el momento del incidente si aquel examen lo hubiera aprobado conforme a mi deseo sin haber aprendido las maniobras necesarias para controlar el vehículo en una pendiente. Comprendí, que Dios en su inmensa misericordia no siempre responde a nuestras oraciones conforme a las necesidades, deseos y celeridad que nos gustaría, sino conforme nos conviene y en el tiempo oportuno. Doy gracias a Dios cada día por el cuidado que siempre nos ha tenido a mi hijo y a mí y por mostrarme que pase lo que pase Él siempre está ahí, que nada es casualidad y que su mano es poderosa para controlar todas las circunstancias por complicadas que a nosotros nos parezcan.

¡Que bueno es dar gracias a Dios por todas las cosas que nos ocurren, aunque no entendamos la razón y los  porqués! Os exhorto a que adoptamos esta aptitud frente a los reveses de la vida, depositando nuestra confianza en Él, tarde o temprano comprobaremos que todo forma parte de su propósito para hacernos crecer y madurar en fe.

Es mi deseo que la bendición y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo esté sobre vosotros y consuele vuestros corazones.





jueves, 6 de noviembre de 2014

TESTIMONIO: DIOS LLENA TODO VACÍO INTERIOR Y SANA TODA DOLENCIA



DIOS LLENA TODO VACÍO INTERIOR Y SANA TODA DOLENCIA


Conocí al Señor en Agosto de 1990 y fue lo mejor que me pudo pasar en toda mi vida.

Bien, el caso es que yo tenía un negocio y se podría decir que era casi un imperio en el que se movía mucho dinero, tenía en nómina a sesenta personas y como os podéis imaginar requería mucho esfuerzo y atención, lo que me llevó a vivir solo para el negocio. Esto al poco tiempo paso factura y debido al estrés y al ritmo de vida que llevaba caí enfermo con una trombosis, quedándome toda la parte derecha inútil: boca, brazo y pierna. apenas podía hablar y el médico me prohibió toda actividad en el trabajo.

Cuando comencé a encontrarme mejor no pude resistir el volver al trabajo, y comencé a ir a la oficina, pero esto provocó que a los quince días me volviera a repetir la trombosis, y esta vez fue peor.

En mi desesperación cambie de médico, por cierto que este médico era muy religioso y su receta fue preguntarme si estaba preparado, le pregunté que quería decir  y él me dijo que si y creía estar preparado para morir. Me enfadé muchísimo porque la situación en la que me encontraba apuntaba a lo peor y cuando esperaba que me recetara algún medicamento que me sanara me salió con esta clase de comentario ¡¡Que si estaba preparado!!

Aquella noche no encontré consuelo y estaba cada vez peor de ánimo, así que pregunté a mi esposa si se acordaba de rezar, pues yo perdí la costumbre hacía mucho tiempo. Ella, que tampoco se acordaba,  me dijo que rezara el Padrenuestro. Unos días después le dije a mi madre si tenía un misar, es decir, un libro en el que puedes encontrar muchas clases de rezos, pero me dio un Nuevo Testamento, cuando llegué a casa y se lo mostré a mi esposa ella me dijo que nosotros ya teníamos una Biblia la cual contenía el Nuevo Testamento además del Antiguo. Era una Biblia muy grande y llena de polvo de no usarla, así que la cogí y comencé a ojearla.

Yo tenía necesidad de algo pero no sabía de qué, y un vacío tan grande que ni todo el oro del mundo hubiera podido llenar, y lo que era peor, no sabía como llenar ese vacío en mi interior, me encontraba tan mal que estaba convencido de que iba a morir.


Recuerdo un domingo, me encontraba en el salón de casa, sentado en un sillón de espaldas a la ventana y con la Biblia abierta encima de la mesa, estaba sumamente deprimido, tanto que creía morir, miraba la Biblia y no le hacía  ni caso, pensaba que todo era inútil y mentira, que no había Dios, que esta vida era una porquería, que no eramos nada, simplemente estábamos de paso por la vida y nada más, en ese momento que pensaba en todas estas cosas noté como dos manos abiertas me cogían por la espalda y me desplazaban, es decir me empujaban hacia adelante, en dirección a la mesa en la que se encontraba la Biblia abierta, al llegar a su altura caí de rodillas con la cara pegada a las páginas de la Biblia. Por un momento pensé: ¡voy a morir! ¿Qué me está pasando? ¿Quién hay detrás de mí?. Miré a las Escrituras y en medio de tantas letras la mirada se centró en la frase: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí" , después de leerlo dos veces dije en voz alta:

 "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí, perdona mis pecados y sáname, Dios mío, ayúdame, te necesito"

Después de repetir tres veces esta oración,  la cortina de la ventana se desplazó hacia adelante cubriéndome todo el cuerpo. ¡¡Lo curioso es que la ventana estaba cerrada!!

Yo, con los ojos cerrados noté desde la cabeza a los pies un hormigueo y una corriente por todo el cuerpo. No cesaba de temblaba . Cuando abrí los ojos vi un resplandor por todo el salón, al rato la cortina volvió a a su posición normal. Por un momento creí estar en el cielo, con un gozo, una libertad y una alegría que no podía entender.

Me levanté sobre mis dos piernas completamente normales, no cojeaba y hablaba perfectamente, llamé a mi esposa: ¡cariño, cariño! ¿Hay algo abierto, alguna ventana o puerta? su respuesta fue que todo estaba cerrado, que no había nada abierto que hubiera provocado corriente de aire. Cuando llegó al salón donde yo estaba me encontró de pie y andando hacia ella completamente sanado todo el remo derecho hasta el día de hoy, sin secuelas. Estuve dando gracias a Dios sin parar y desde ese día sentí una gran necesidad  y sed de Dios. Oraba sin saber lo que era orar, me retiraba a mi dormitorio y lo pasaba fenomenal leyendo la Biblia y hablando con Dios pidiéndole por mi esposa, para que ella pudiera experimentar lo que yo estaba viviendo. Dios respondió mis oraciones y hasta el día de hoy que estamos juntos en el Señor.

Era tanta la alegría que tenía del descubrimiento de un Dios cercano con el que poderme comunicar como lo hago con una persona a quien hablo y me habla, le pregunto y me responde que me dije: ¡Esto el mundo lo tiene que conocer!

Así que cuando tenía que hacer un regalo a alguien le obsequiaba con una Biblia, pues entendí que era el regalo más precioso que se puede hacer a una persona para que conozca de Dios y pueda experimentar el tesoro tan valioso que tenemos en Él. 

Hasta el día de hoy mi deseo ha sido que el mundo conozca a Dios. El está cercano a todos nosotros cuando le buscamos con un corazón sincero.

Un saludo cristiano
José María Herrero

domingo, 10 de noviembre de 2013

(4) ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA!


11 de noviembre de 2013
 
 
4 ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA! : "Paz en medio de la tempestad"
 


Ciertamente, la mayoría de las veces buscamos a Dios cuando algo no está bien, en los problemas de salud, de dinero, de trabajo o cuando ha pasado algún cataclismo en nuestra vida, como fue mi caso, pero hasta donde puedo recordar reconozco que El siempre estuvo a mi lado, aunque no siempre fui consciente.

Vivimos en un mundo imperfecto donde desgraciadamente la maldad cada día va en aumento, así que es normal que haya sufrimiento, ser cristianos no garantiza la inmunidad, no estamos en una burbuja de protección, sino que vivimos expuestos a todo, como el resto de los mortales. Todos los problemas que afligen a este mundo, como pueden ser la falta de trabajo, las enfermedades, la crisis económica, la violencia... nos afecta directa o indirectamente, Dios no ha prometido que los que creemos  en El vamos a ser librados de padecer estos males, al contrario, si miramos en la Biblia, concretamente en Mateo 16:33 dice: "...En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo". Estas son palabras de exhortación, para que no nos sorprendamos si pasamos por dificultades, confiemos que Dios está con nosotros y nos ayuda, que en medio de la tormenta podemos tener paz y confianza, igual que cuando estaban los apóstoles con Jesucristo en la barca y les vino una gran tormenta,  ellos pensaron que se ahogaban y clamaron `¡Señor! ¡Que perecemos! y Jesús reprendiendo a los vientos y al mar se hizo grande bonanza. Igual pasa con nosotros cuando somos azotados por las perturbaciones de la vida,   Jesucristo trae paz y calma .

Varias han sido las tempestades que he atravesado, en algunas de ellas creí hundirme, y en mi ignorancia, cuando clamaba a Dios que me ayudara me permitía la libertad de decirle cuando y como tenía que hacerlo,    este es un error muy común que todos en algún momento hemos cometido. Una de las cosas que he aprendido es que Dios no es el genio de la lámpara mágica, que cuando lo necesitamos nos concede todos los deseos, ¡no!, esto no funciona así, sus propósitos van más allá de solucionar nuestros problemas al instante, lo verdaderamente importante es confiad y creer que El está en nosotros, que todo lo que nos ocurra no le es ajeno, que pase lo que pase todo está dentro de su control y que la solución a nuestros problemas no siempre es la que esperamos sino aquella que más nos conviene, aunque en el momento no lo podamos entender.
Esta experiencia de mi vida que he compartido, va dirigida especialmente a personas que en la actualidad no forman parte de ninguna iglesia denominacional, bien porque un día abandonaron o simplemente porque nunca se han comprometido, he intentando transmitir que la vida espiritual y la relación personal con Dios no depende de nadie más que de uno mismo, no importa donde te encuentres, ni cuales sean tus circunstancias, el Amor de Dios es inmutable y sus promesas eternas; sin embargo, deseo aclarar que no estoy en contra de que personas que creen, piensan y sienten de igual manera se reúnan, compartan sus experiencias, se ayuden unos a otros, estudien las Escrituras y oren a Dios por las necesidades propias y ajenas, es decir, creo en la "Iglesia", cuando esta es gobernada según los principios que Dios ha establecido en su Palabra.   En el evangelio de Lucas, 4: 16-20, Jesús dijo:




" El Espíritu de Dios está sobre mi porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación".
 
 
 
 
Al igual que Jesús, su Iglesia también tiene que anunciar estas buenas nuevas al mundo. Es una responsabilidad muy grande, no podemos descuidar este llamado. Si anteponemos nuestros intereses a los de Dios, el resultado será una iglesia dividida y llena de conflictos, donde sus miembros serán los primeros en sufrir sus consecuencias. Tristemente cuando estas cosas ocurren, no solo nos sentimos defraudados por las personas, sino que también culpamos a Dios, pero puedo asegurarte que El no tiene culpa de nada, por el contrario está presto a limpiar nuestras heridas y sanar nuestro dolor; discernir esta verdad es posible cuando conocemos el corazón de Dios y a El se le conoce por medio de su Palabra.

Conocer las Escrituras es muy importante, a través de su lectura encontramos la guía que necesitamos para vivir conforme a los principios de Dios y traer bendición a nuestras vidas, también nos ayuda a discernir para no tragarnos todo lo que nos quieran decir y no dejarnos manipular por personas sin escrúpulos. Ser cristianos no implica ser fanáticos de una religión, pero sí conocer lo que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Pablo decía: "Examinadlo todo, retened lo bueno, absteneos de toda especie de mal" 1ª Tesal. 5: 21-22

Vivimos tiempos muy difíciles, donde la esperanza, la fe, la ilusión, el gozo, la paz, el optimismo,... no abundan demasiado, también el amor se ha ido enfriando poco a poco en nuestros corazones, estamos tan inmersos en nuestro mundo y nuestras circunstancias que no vemos las necesidades  de los que nos rodean;  es como si nos hubiéramos inmunizado ante el sufrimiento ajeno, pero a lo largo de estos años también he aprendido que pasar por tribulaciones nos hace más humanos, nos permite ponernos en los zapatos de los demás para entender como se sienten y nos capacita para poder llevar un poco de consuelo que tanta falta hace en este mundo tan materialista. Me conmueve mucho recordar las palabras de un buen amigo mío, Pedro Manuel, que así se llama,  sacerdote católico, que decía: "Un buen cristiano debe de tener amor y misericordia por su próximo, no ya su prójimo, que parece más lejano, porque si no ama a las personas que  tiene a su  lado, ¿cómo  vas a amar a los que no ve?
 
 
Imagino que te preguntarás, al igual que hice yo si es posible amar incluso a los enemigos, en realidad,   la mayor parte de los enemigos los tenemos bien cerca, en muchos casos entre las personas de más confianza, por eso duele tanto sentirnos traicionados, pero hay algo que deseo compartir contigo, especialmente si tu también has sufrido, y sientes que tu  corazón ha sido roto tantas veces que no es posible reconstruirlo, hoy te digo que aún hay esperanza para ti, Dios te  pone delante  dos caminos para que escojas:
-Uno de autocompasión y venganza
-Otro de perdón y crecimiento espiritual y personal

Si eliges la primera opción,  tu vida será una continua queja, la crítica y  la amargura te irán consumiendo,  progresivamente tu corazón se irá endureciendo e insensibilizando. Vivir cada día con un estado de ánimo  en el que predomina  la ira,  la amargura y la falta de perdón   puede llevarte a enfermar físicamente. La primera persona perjudicada siempre serás tu.
Si eliges seguir el segundo camino habrás dado un paso de gigante hacía la libertad emocional, serás la primera en disfrutar de los beneficios del perdón, tu dolor y sufrimiento no habrá sido en vano, sino que por el contrario te hará más compasiva con los demás, podrás entender y ayudar a otros que como tu,  han pasado por situaciones iguales o parecidas, y podrás llevar consuelo y paz.  Las tribulaciones y los problemas son lo que nosotros queremos que sean, Dios siempre nos da a escoger, y nos insta a que elijamos el mejor camino para nuestra restauración emocional, personal y espiritual.
No dudes en pedir ayuda, a veces no podemos solos con tanta carga, seguro que Dios pone en tu vida personas dispuestas a caminar contigo y guiarte a buen puerto,  pide también que te capacite para amar conforme al amor de Dios: 1ª de Corintios 13:4-13 que dice así:
"El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido,, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser..."

Lo que aquí ha quedado reflejado ha sido tan solo una pequeña parte de la obra de Dios en mi vida, hay muchos más testimonios y vivencias que a través de este blog iremos compartiendo contigo. Si deseas contactar con nosotros para hacer alguna consulta o sugerencia, no dudes en hacerlo, este es nuestro correo electrónico. guipoesa@gmail.com

"...Y que el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo." Romanos 15: 13


martes, 5 de noviembre de 2013

(3) ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA!


5 de noviembre de 2013


3 ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA! : ...Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Me preguntaba muchas veces como hablarle al mundo de un Dios misericordioso, 0 del amor de Cristo que dio su vida por nosotros, si como cristiana, había perdido de vista ese amor incondicional, culpándome y condenándome por mis errores una y otra vez, hasta que entendí, que no podía amar a nadie si antes no aprendía a amarme a mí misma.  Mateo 19:19, cuando dice: "...Amarás a tu prójimo como a ti mismo", había cobrado vida, me di cuenta que Dios perdonaba mis errores y fallos, que  conocía desde el principio  mis imperfecciones y debilidades y aún así me amaba y aceptaba. Comprender y recibir en mi corazón esta verdad me abrió los ojos para ver que los demás no eran diferentes a mi y que todos necesitamos desesperadamente del amor de Dios.  Aprendí a perdonarme y aceptarme tal cual era, y a sentir compasión y empatía por las personas que sufren,  también me llevó a perdonar y a no juzgar a cuantos  me habían dañado.

Experimentar el amor y perdón de Dios no fue fruto de un sentimiento o una emoción, tampoco ocurrió todo de la noche a la mañana, esté cambio fue el resultado de un largo proceso en el que Dios obró el milagro de cambiar mi tristeza y amargura por una paz y gozo que se renueva cada día. En la vida, continuamente estamos tomando decisiones, y todas ellas tienen consecuencias, por eso la importancia de saber elegir el camino correcto, yo decidí creer en su Palabra, aceptar su amor y  perdón y dejar que restaurara mi vida espiritual y emocional. Creerle  me capacitó para comprender a los demás, verlos y amarlos como Cristo lo hace, dejó de ser una teoría para convertirse en una realidad viva, fue entonces cuando sentí que podía hablar de la misericordia y el amor de Dios para con todos. No importa cual sea la denominación religiosa a la que pertenezcas, ya seas ateo o agnóstico, la realidad es que Dios, es Dios de todos y para todos.
Durante largos años estuve convencida que la religión que vivía era la única verdadera, y que para ser salvos, es decir, para ser verdaderos cristianos era necesario estar dentro de una congregación, ¡gran error el mío! A sido necesario vivir esta experiencia para que abriera los ojos a la realidad espiritual de que a Dios no se le puede encerrar entre cuatro paredes, que el hombre no posee toda la verdad y que la única VERDAD con mayúsculas es Cristo mismo, y el no habita en templos de piedra sino en el corazón de las personas que desean recibirle como su Señor y Salvador, El es accesible a todos.
 
No me cabe la menor duda que si Dios ha producido en mí este cambio, a pesar de no asistir a ninguna iglesia ni pertenecer a ninguna denominación, también puede obrar en tu vida, solo necesitas creer.


 











 

sábado, 26 de octubre de 2013

(2) ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA!


25 de octubre de 2013


2 ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA! : CONOCERÉIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES...



El día que definitivamente dejé de formar parte de la comunidad religiosa a la que pertenecía, experimenté un cúmulo de sentimientos contradictorios, por un lado había dolor, desilusión, rabia, un vacío muy grande que me llevaba a juzgar y criticar todo, por otro lado también sentía mucha libertad y descanso. No fue fácil tomar esa decisión, no solo era dejar de asistir a unos cultos, era romper relaciones con personas que por largo tiempo había considerado mis amigos. Durante un tiempo me sentí desubicada, y aunque intentaba justificar mi decisión de salir, seguía mal conmigo misma y con Dios, era como si mi vida se hubiera roto.
 
Sin embargo, y casi desde el principio pude sentirme libre de las ataduras que la religión me había puesto y era muy gratificante. Algo dentro de mi me decía que había hecho lo correcto, es por ello, que nunca experimenté sentimiento de culpabilidad por la decisión tomada, porque cuando en una congregación cristiana, Jesucristo deja de ser el centro de todo y los responsables en autoridad usando la Palabra de Dios, buscan su propio beneficio, manipulando a las personas para conseguir sus fines, es síntoma de que esa congregación está enferma, y si ha sido advertida de su mal proceder y aún así no cambia y rectifica, lo mejor es abandonar antes de morir espiritualmente. El número de personas que aquel día dejamos la congregación fue de treinta, aproximadamente.
 
Cuando se pasa por una situación como esta o parecida, las personas necesitan hablar mucho de lo ocurrido para sacar toda la frustración y dolor acumulados, algunos incluso, recurren a psicólogos, son experiencias muy traumáticas que necesitan ayuda para superarlo. Yo también sentía la necesidad de hablar de la situación vivida y lo hacía con las personas que como yo habíamos pasado por lo mismo, y la verdad que fue una buena terapia, durante mucho tiempo, y cada vez que nos veíamos hablábamos de lo mismo, pero para mi esto empezó a ser preocupante, era síntoma de que aún había dolor y resentimiento, y llegó un momento que tanta crítica y tanto justificarme me hacía sentir mal. 
 
Aunque no me congregaba en ninguna iglesia, no perdí la fe, para mí Dios seguía siendo lo más importante de mi vida, pero notaba que día a día mi relación con Dios no fluía como antes, no sabía que me estaba pasando, así que pregunté a Dios con toda sinceridad el porqué de mi malestar, y su respuesta no se hizo esperar. Muchísimas veces las respuestas de Dios a nuestras preguntas no son lo que esperamos, pero siempre nos dice lo que más nos conviene. Por un lado me hizo saber de la crítica y del juicio que estaba haciendo, y por otro me mostraba el amor y la misericordia que tenía para conmigo, parecía contradictorio, pero yo entendí que la justicia y la misericordia de Dios van siempre unidas, El me estaba disciplinando pero al mismo tiempo mostraba su amor hacia mí. Me hizo entender que vivir conforme a Cristo es  para  bendecir y no para  maldecir, y no solo a las personas que amamos, sino también a nuestros enemigos, que solo Dios puede juzgar con verdadera justicia, ya que conoce lo oculto de nuestros corazones, así que tuve que pedir perdón a Dios por mi actitud y   perdonar a las personas que me habían hecho daño. Esto no paso en un solo día, Dios se tomó el tiempo necesario para que yo lo pudiera entender y lo hiciera con buen ánimo porque era lo que más me convenía.
 
Tras el dolor y la rabia, llegó el tiempo en el que Dios empezó a tratar conmigo, a mostrarme mis errores y pecados, un proceso que duró varios años en los que tuve que desintoxicarme de los efectos nocivos de la religión. Aunque pueda parecer lo mismo, he de decir que religión y cristianismo son totalmente opuestos, mientras que la persona religiosa se viste por fuera de una apariencia de bondad y perfección, por dentro es hipócrita, soberbia y orgullosa, despreciando a cuantos no piensan de la misma forma, y creyéndose estar siempre en posesión de la verdad absoluta. Sin embargo, la persona cristiana, busca a Dios como referente para vivir conforme a sus principios, reconoce sus miserias y no pretende ser más que nadie, siente verdadera empatía por los demás y está presta a ayudar sin ningún tipo de interés malsano.
 
Cuando pude digerir esto, me llevó a orar por ellos y a bendecirlos, y a la primera que le hizo bien fue a mi, porque el rencor que tanto daño estaba haciéndome desapareció, y en su lugar pude experimentar paz y gozo, como si hubiera sido liberada de todas las cadenas que me oprimían y me ahogaban.  Sin darme apenas cuenta comencé a sentir compasión por ellos y cesó la crítica.


Libre de todo obstáculo que se interpusiera entre mi espíritu y su Espíritu, Dios, empezó a revelarme la razón por la cual permitió que dejara la iglesia, era necesario ser liberada de esa prisión llamada religión en la que me encontraba para poder comprender lo que Dios dice en su Palabra: "conoceréis la verdad y la verdad os hará libres". Juan 8:32
 
Sin darme cuenta vivía lo contrario de lo que Cristo quería para su pueblo, no era libre como dice la Palabra de Dios, sino que por el contrario era esclava de una religión puesta por los hombres, y aunque como yo, creo que todos los que hemos estamos en las mismas circunstancias hemos actuado de buena voluntad, estaba perdiendo de vista el mensaje de Cristo para todos los hombre y mujeres, un mensaje de misericordia, justicia y comprensión para todos.






lunes, 21 de octubre de 2013

(1) ¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA!


17 de octubre de 2013



¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA IGLESIA! : INTRODUCCIÓN





A quien pueda interesar: ¡hay vida después de la iglesia!, entendiendo iglesia como denominación religiosa o lugar de culto.
Soy cristiana, hace nueve años que deje de formar parte de una congregación religiosa y aunque aquella experiencia fue muy dolorosa, hoy, después de todos estos años me he dado cuenta que fue la voluntad de Dios.

La iglesia, como denominación, es buena hasta cierto punto, y doy gracias por los casi dieciséis años que estuve en una de ellas, en ese tiempo no solo conocí de la Palabra de Dios, como quizás no lo hubiera hecho fuera de la congregación, sino que también comprendí el mensaje de salvación que Dios tiene para el mundo en general y el propósito que tiene para mi vida en particular. Comprendí que su Amor no puede contenerse entre cuatro paredes y que incluye a todos los hombres y mujeres.

Todos, en algún momento de nuestra vida hemos experimentado la necesidad de saber quienes somos, de donde venimos, si hemos sido creados por un ser superior o por el contrario somos el resultado del azar. Como seres espirituales que somos, y así lo creo, nace la inquietud de buscar más allá de lo que vemos y conocemos, esto ha sido una constante en la historia de la humanidad: la búsqueda de Dios, y algunos lo han hecho a través de nuevas filosofías, otros por medio del ocultismo, los hay que su dios son las drogas, el poder, el dinero, el conocimiento, ... cada uno ha buscado como buenamente ha sabido o le ha convenido, pero lo cierto es que necesitamos algo más de lo que tenemos, y no me refiero solo a riquezas materiales o al bienestar social. Las religiones e incluso el ateísmo son el resultado de dicha búsqueda.

A veces buscamos a ciegas y no encontramos nada que nos haga sentir bien y nuestra vida carece de ilusión, y es que esa parte espiritual que todos tenemos necesita llenarse para estar completos y tener paz interior, esto es lo que yo he encontrado en la persona de Jesucristo, y esto es lo que quiero compartir, especialmente con aquellas personas que no están en ninguna denominación religiosa, o que formaron parte de una congregación como es mi caso y que por las circunstancias vividas, hoy están fuera y han perdido la fe, la ilusión que un día disfrutaron y se sienten decepcionadas, frustradas e incluso con sentimiento de culpabilidad.

Si tu eres una de esas personas, y estás leyendo este mensaje, y aún tienes inquietud por seguir a Dios, te diré que aún hay esperanza para ti, que no importa donde te encuentres, fuera o dentro de una iglesia, para Cristo la verdadera "Iglesia" no son los miembros que forman las congregaciones denominacionales, sino el conjunto de personas que creen en El y han nacido de nuevo, es decir, han aceptado a Cristo como su salvador y creen en su Palabra, y el número de personas que forman la verdadera Iglesia solo lo sabe Dios, nosotros no conocemos el corazón de las personas, ignoramos muchas cosas, por lo que no podemos juzgar ni condenar a nadie.

Me gustaría compartir contigo lo que ha sido mi experiencia cuando salí de una denominación religiosa y de como ha tratado Dios conmigo en todo este tiempo y ojalá pueda ser de ayuda y bendición a tu vida.