domingo, 29 de diciembre de 2013

NUEVO PROYECTO PARA ESTE AÑO 2014




 

En breve vamos a inaugurar una nueva sección, se trata de una pequeña guía elaborada con el fin de ayudar a la comprensión de la lectura de las Escrituras.
 
Muchos de nosotros nos hemos propuesto cada comienzo de año leer la Biblia y al final ese propósito no lo hemos conseguido. Conscientes de que  su lectura  no es fácil, especialmente los libros del Antiguo Testamento y dado que en muchos casos, la razón que nos dificulta a entender los secretos espirituales  que encierra la Biblia, se deben en parte a una falta de conocimiento histórico, cultural, lingüístico... etc., hemos considerado la posibilidad de que pueda resultar útil proporcionar una pequeña guía   que aporte  datos y elementos que clarifiquen los aspectos y acontecimientos más relevantes, a fin de que ayude a hacer esa lectura más amena e interesante y despierte en cada uno de nosotros la necesidad de meditar y escudriñar más concienzudamente las Escrituras.
 
La lectura y meditación de la Palabra es el camino a recorrer para llegar al conocimiento de la VERDAD y  creced en FE.
 
 
Oración de Jesús:
 
"...Mas ahora vengo á ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.  Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.  No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad.  Como tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo.  Y por ellos yo me santifico á mí mismo, para que también ellos sean santificados en verdad." Juan 17: 13-19
 
 
"Luego la fe es por el oír; y el oír por la palabra de Dios."  Romanos 10:17

sábado, 28 de diciembre de 2013

(2) LA VIDA DE JESUCRISTO Y SU ÉPOCA


29 de diciembre de 2013
 
(2) LA VIDA DE JESUCRISTO

Juan el Bautista: preámbulo



La visita real a una ciudad requiere estar en contacto con los servicios de protocolo de la Casa Real.

 
El orden de la caravana real para desplazarse irá precedida de un coche de la guardia civil; le sigue a cierta distancia el vehículo de seguridad de la casa real; detrás irá el rey seguido de los vehículo de las diferentes personalidades importantes que acompañan el cortejo, por último, cerrando la caravana otro vehículo de la guardia civil. Todo este protocolo es una medida de seguridad, y una señal de respeto. Este séquito que acompaña al rey no lo hace para ir preparando las carreteras por donde este tenga que pasar, ¡No!, No es esta su tarea, afortunadamente disponemos en todo el país de una gran infraestructura de carreteras y autopistas en un perfecto estado.

 
En tierra de Canaán y en todo oriente, en la época de Jesús, no había carreteras tan magnificas. Los firmes empedrados aparecieron más tarde. Cuando la lluvia caía con fuerza, las carreteras se llenaban de baches bastantes profundos, en las serranías, grandes piedras rodaban desde las montañas hasta llegar a invadir toda la calzada, Y en las comarcas donde las carreteras serpenteaban por los bosques y selvas, el paso quedaba cortado con harta frecuencia por árboles que habían caído rotos por la violencia de las tempestades.
No cabe duda, que en aquel entonces los viajes resultaban bastante peligrosos. No había automóviles, de modo que los reyes y príncipes tenían que contentarse con carruajes. Por ello los miembros de las familias reales se valían de un mensajero que corría delante del carruaje real. Y cuando, en algún sitio, había baches, el mismo mensajero los tapaba para que el carruaje real no fuese a caer en alguno de ellos y evitar un accidente. La tarea del mensajero consistía en preparar y componer la carretera que el rey hubiera elegido para viajar.
 
Por añadidura, el mensajero estaba encargado de anunciar la venida del rey, a fin de que los súbditos rindiesen homenaje al monarca aclamándole cuando pasara en su carruaje. El mensajero no se anunciaba a sí mismo, sino al que venía tras él. El mensajero era de poca importancia; mucha más importante era la apariencia de Su Majestad.
 
En los países orientales, dicho mensajero se llamaba PRECURSOR.
 
El Señor Jesús, Rey de reyes, había nacido en un establo en Belén. En toda la tierra de Canaán casi nadie lo sabía. Los judíos, en realidad, esperaban la venida del Mesías, pero, según creían, había de venir a fundar un reino terrenal, con la finalidad de echar fuera a los romanos, ocupantes tan odiados en aquel entonces, para restablecer el antiguo reinado de David, en el que los judíos vivían tranquilos y prósperos. Este era el pensamiento que tenía acerca del Mesías venidero, especialmente los fariseos y escribas, que así lo habían enseñado al pueblo. Todos se equivocaron, porque el Señor Jesús no vino a establecer un reino terrenal, no vino a herir al emperador romano, sino a herir en la cabeza a la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás. El Mesías vendría para salvar a los pecadores, constituyéndose Señor y Salvador de su pueblo elegido.
 
Así llegamos a comprender por qué los judíos no esperaban un Rey de esta clase. Un Salvador espiritual, no; un libertador político, sí. Dios, sin embargo, en su bondad envió un mensajero, un Precursor, para que proclamase la venida del Rey. Desde luego, el precursor no tenía por tarea la de preparar las carreteras para hacerlas transitables, sino la de enderezar un camino en los corazones del pueblo israelita. Era necesario que el pueblo de Israel se diera cuenta que estaban perdidos en delitos y pecados, por los cuales si no se producía en ellos arrepentimiento serían castigados por un Dios santo y justo, al cual habían ofendido y afrentado. Amén de todo esto, el Precursor tuvo que anunciar la venida del Rey, el cual tenía el poder de salvar al pueblo de sus pecados y de eximirlo del castigo eterno, y pregonarles que la única posibilidad de escapar a la ira venidera consistía en creer en el Hijo de Dios, Salvador de los perdidos.
 
Los judíos tenían que convencerse de la necesidad de un Salvador.
 
El pensamiento tan profundamente arraigado en la mente de los judíos de que el Mesías vendría a establecer un reino terrenal, tenía que ser quitado de raíz. En verdad, era necesario anunciarle que no habían de ser librados del yugo de los romanos, sino de un enemigo mil veces más peligroso:
del diablo y de la esclavitud del pecado.
 
Por ello, Dios les envió un precursor que anunciase la venida del Salvador.
 
Antiguamente la señal de que venía un rey era la llegada previa de un precursor.
 
La senda tenía que ser enderezada en los corazones, ya que un corazón no preparado no puede recibir nunca el mensaje de salvación de Jesucristo.
 

Juan el Bautista: su ministerio


Vayamos al río Jordán en nuestros pensamientos, trasladémonos por un momento en el tiempo.
 
Al llegar a sus orillas nos damos cuenta de que no estamos solos. Hay mucha gente que se ha congregado alrededor de un hombre. Todos escuchan con atención el mensaje que está predicando en alta y clara voz:
 
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues este es aquel de quien hablo el profeta Isaías; cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
Viene tras mi el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.” (Leed Mateo 3:1-12)
 
Pero... ¿Quién ha de venir?... Pues el que había de venir era Jesús, el Mesías, el Salvador, y el Precursor suyo era Juan, el hijo de Zacarías y de Elisabet. Su figura es sorprendente, y como dice en las Escrituras va vestido de pelo de camello y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos. Sus vestidos eran copia posiblemente de los vestidos del gran profeta Elías.
 
A Juan se le compara con Elías por su ministerio y la austeridad en la que vivía, a Eliseo, siervo de Elías, se dice que tipifica a Jesús.
 
Treinta años han transcurrido desde su nacimiento, su nombre “Juan” significa: “Gracia de Dios”. En lo referente a la juventud de Juan lo ignoramos todo. Es muy probable que, muertos sus padres, se haya retirado de su pueblo para ir a vivir en el desierto en busca de soledad, lejos del hervidero de gente. Cerca de allí había una comarca solitaria, estéril y desierta. Tampoco sabemos cuanto tiempo ha pasado allá en el desierto; quizá habrá estado allí por largos años. La única cosa que la Palabra de Dios nos revela es que Juan comía langostas y miel silvestre. Los habitantes de Canaán tenían la costumbre de comer langostas, las cuales aliñaban para asarlas. Asimismo, en los países orientales abundan los enjambres de abejas silvestres, que viven en árboles huecos o en las hendiduras de las peñas. En el desierto también había abejas silvestres, y parte de su miel constituía el alimento de Juan.
 
Alcanzados los treinta años de edad, Dios le manda predicar; fue probablemente en el año 25 ó 26 d. De C. cuando este nuevo profeta rompió el silencio y empezó a agitar el corazón de las gentes. En su predicación hacía hincapié en la necesidad de que cada uno confesase sus pecados y se convirtiese a Dios. Juan, por añadidura bautizaba en el río, lo cual le valió el sobrenombre de “Bautista”.
 
 

San Juan Bautista

Tras pasar años de penitencia en el desierto, san Juan Bautista proclamó la llegada del Mesías como profetizaba el Antiguo Testamento. Como los antiguos profetas, llevó una vida ascética, predicó la importancia de la penitencia y bautizó a los creyentes en el río Jordán. Su obra culminó con el bautismo de Jesús. Al poco tiempo fue martirizado por Herodes Antipas.

 
 
 
Como un reguero de pólvora que se prende, la noticia del nuevo profeta iba difundiéndose por toda la nación. Los judíos, al enterarse del hecho, quedaron atónitos. ¿Un nuevo profeta?... el último profeta fue Malaquías, pero hacía cuatrocientos años que murió. No era, pues, nada extraño el que muchos judíos hubieran ido al Jordán para escucharle. Tenían mucha curiosidad por saber lo que el singular profeta anunciaba. Acudían al lugar, a orillas del río Jordán, de todas las regiones del país.
 
Cuando Juan hace constar que todos han ofendido a Dios por causa de sus pecados, son movidos a inclinar la cabeza, reconociéndose pecadores delante de Dios, no se burlan de Juan, muy al contrario, porque en su fuero interno sienten y reconocen que es verdad lo que les dice. Luego se adelantan y arrepentidos confiesan sus pecados, (es necesario arrepentimiento para aceptar a Cristo como Salvador) y bajan al agua para ser bautizados por Juan. La inmersión es señal de la purificación de nuestros cuerpos por el agua.


He aquí, la manera en que Juan iba preparando el camino del Señor Jesús en los corazones de los pecadores arrepentidos, los cuales, anhelaban ver al gran Rey, el único que podía salvarles de la perdición eterna. Gente de todas las clases sociales se acercaban a Juan, ciudadanos de Jerusalén muy distinguidos, publicanos, Soldados y pobres pescadores del norte del país. El no predicaba para vanagloriarse, sino que en todo su mensaje siempre se refiere al Rey. Como el precursor que iba corriendo delante del carruaje de un rey terrenal, Juan iba corriendo delante del Rey celestial preparando el su camino.
 
Fariseos y saduceos, representantes de la religión oficial también se acercan a Juan. Este no solo no le hace ninguna reverencia, sino que mirándoles con sus facciones extremadamente serias se dirige a ellos con un mensaje claro y bastante duro:
 
¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?!
 
¡Que fuerte es este mensaje! ¿Por qué les trataba así y les llama raza de víboras?
 
Juan es profeta del Señor y un verdadero profeta que lleva mandato divino sabe escudriñar los corazones de la gente y no se deja engañar por muy piadosas que parezcan las caras de estos santurrones. Por advertencia divina, Juan sabe de antemano que los fariseos y saduceos han ido a él no por respeto a su predicación, su corazón es malo en gran manera, se creían piadosos al extremo de no necesitar para nada al Salvador. Creían ganar el cielo por sus propios méritos. No sólo se habían engañado a sí mismos, sino a toda la nación con su presunción y doctrina. Ellos, los dignatarios religiosos, tenían la culpa de que la nación judía estuviera esperando un rey terrenal en vez de celestial, porque así habían enseñado al pueblo. Toda su predicación sobre el presunto rey terrenal era, pues, mentira y engaño. El profeta Isaías y los demás profetas del A. T. habían profetizado otra cosa. Por ello es que Juan los trata con tanta dureza. Su alma se indigna por tanta falsedad e hipocresía. También dice a los fariseos y saduceos que tienen que convertirse; ellos también tienen que ser redargüidos de pecado y de culpa. Muy airados se niegan a escuchar a Juan, pero este les amonesta a escucharle, diciendo que, cuando en un huerto hay un árbol que no lleva fruto, el hortelano al final lo cortará y quemará, ya que un árbol que va creciendo sin producir nada, ocupa un lugar donde otro árbol podría estar, más fructífero que el primero. Entonces el hortelano pone el hacha a la raíz del mismo árbol y lo corta. Es un ejemplo, una parábola, con la cual Juan quiere decir: “De la misma manera Dios va a cortaros a vosotros si no queréis escuchar, y la muerte no tardará en venir a vosotros; por muy fariseos y saduceos que seáis, también os alcanzará a vosotros.”
 
En la actualidad también existen fariseos y saduceos entre los llamados cristianos, los primeros son aquellos religiosos fanáticos que creen ganar el cielo cumpliendo la ley. Los saduceos están representados por aquellos que practican la religión como rutina pero en lo más profundo de su corazón no creen en nada.
 
Juan poseía la honradez moral de exigir una nueva vida a todo aquel que le escuchaba, y a medida que progresaba su obra, las multitudes le oían y se arrepentían. Así prosiguió su labor esperando fielmente la aparición del Ungido.
 
Mientras tanto, en Nazaret de Galilea, Jesús, quien ya tenía treinta años de edad, estaba ansioso e impaciente porque el tiempo de empezar su obra estaba muy cerca. Israel vivía pendiente de la nueva sensación que había causado el nuevo profeta, el evangelista del Jordán. Jesús tomó el camino principal que conducía a Judea y después al Jordán, uniéndose a los grupos de peregrinos que se dirigían para escuchar a Juan, presentándose ante él para que lo bautizara.
 
Por fin Juan y Jesús estaban frente a frente... en el tiempo previsto de antemano los dos hombres predestinados se encontraron. Juan había estado unos años preparando ese momento. Era la culminación de la obra de su vida. Era el comienzo del ministerio de Jesús. Hasta estos instantes Juan no había visto nunca a Jesús. Pero cuando Jesús le pidió que lo bautizara supo que por fin el Mesías estaba ante él. Vaciló e insistió en que no era digno de bautizarlo. Jesús insistió, diciendo:
 
Porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Juan obedeció a su Maestro.
 
Dice la Escritura que cuando Jesús fue bautizado, los cielos fueron abiertos, y el Espíritu Santo descendió como paloma sobre Jesús. Y hubo una voz de los cielos que decía:
 
 
Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia..” Mateo 3:16-17
Jesús estaba ahora dispuesto a comenzar su ministerio.



GRANDEZA DE ALMA

La nobleza de Juan se revela en un acontecimiento de suma importancia que tuvo lugar entonces. Durante un tiempo el había sido el personaje más destacado de todo el país, ahora, Jesús comienza su ministerio y grandes multitudes se le acercan. Algunos seguidores de Juan le habían abandonado para seguir a Jesús. Sus discípulos se alarmaron por la popularidad de Jesús y porque su ídolo iba perdiendo brillo. Llenos de celo fueron y le dijeron a Juan:
Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza y todos vienen a él” Juan 3:36
 
En esto juzgaron mal a Juan, en su corazón no cabían los celos, era leal a Aquél que había bautizado como el Mesías, así que se apresuró a contestar:
 
Respondió Juan y dijo: no puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe” Juan 3:27-30
 
La humildad de Juan no estaba reñida con su carácter fuerte. La debilidad de carácter no es sinónimo de humildad. En realidad ser humilde significa reconocer que todo lo que eres y tienes se lo debes a Dios.

MUERTE DE JUAN EL BAUTISTA

Herodes Antipas (del 4 a. De C. al 37 d. De C.) tetrarca de Galilea y Perea, era hijo de Herodes el Grande. Fue un hábil gobernante en sus relaciones con los judíos. Se había casado con la hermana de Aretas rey de Arabia. Más tarde se enamoró ciegamente de su sobrina Herodías, que era la esposa de su medio hermano Felipe de Roma. Se divorció de su esposa y se casó con Herodías. Todo esto causó guerra entre él y Aretas. Este escándalo en la vida del soberano motivó muchos comentarios de la gente. Juan denunció aquella impía alianza y a causa de su valor Herodes mandó que lo decapitaran. El Evangelio de Marcos 6: 18 dice al respecto:
 
Porque Juan decía a Herodes: no te es lícito tener la mujer de tu hermano”
 
Puesto que era un hombre de convicción y valor, no podía hacer otra cosa a pesar de saber el gran peligro que corría. Juan fue encarcelado debido a los reproches que hizo a Herodes y a Herodías, y esta “le acechaba” y resolvió hacerle pagar su pública denuncia.
 
Su cárcel fue la antigua fortaleza de Macaerus que estaba situada a unos 11 km al N.O. de la costa del Mar Muerto. Los arqueólogos han descubierto la antigua fortaleza, por lo que podemos reconstruir sus detalles. Fue fortificada por los príncipes macabeos alrededor del año 100 a. De C., destruida por los romanos y luego reconstruida por Herodes el Grande. En el tiempo de Juan, Herodes Antipas controlaba la fortaleza. Estaba situada sobre una cima cónica más alta que Jerusalén, al otro lado del Jordán. El castillo estaba edificado sobre dos mazmorras que fueron descubiertas en lo que formaban un sótano y que posiblemente ocupó Juan. En aquel frío y solitario calabozo vivió Juan hasta el día de su ejecución, que aconteció un año después de su encierro. Los discípulos de Juan no se dispersaron después de su encarcelamiento a pesar de que se habían quedado sin líder. Estos le dieron la noticia de que grandes multitudes seguían a Jesús, y de las obras y milagros que estaba realizando. Todo esto hacía pensar a Juan y maravillarse.
 
Herodías había determinado procurar, por todos los medios a su alcance, la muerte de él. Con persistencia y cautela esperaba su oportunidad. La ocasión se presentó el día del cumpleaños de Herodes. La fiesta debía celebrase en el palacio, donde dio una cena a sus “príncipes y tribunos y a los principales de Galilea” (Mc 6: 21). Se trataba de un banquete de gala, pompa y orgía. La función principal de la conmemoración era la comida. Los invitados se atiborraron de una buena comilona y olorosos vinos.
 
Herodías había planeado la consecución de sus propósitos. Su plan era lo más pérfido que se pueda imaginar. Iba a humillarse y a emplear el atractivo físico de su propia hija Salomé ante Herodes su amante y ahora marido. Salomé, tan vil como su madre, deseaba tomar parte en los planes de esta. Sin considerar el deshonor que ello iba a significar, entró la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los invitados que estaban con él a la mesa. Dice una inscripción latina: “Era vergonzoso bailar y que una virgen entrara en el salón de banquete donde los hombres habían bebido libremente”. Herodías estaba dispuesta a prostituir a su propia hija si ello podía cumplir su propósito. Herodes estaría demasiado borracho para darse cuenta en las profundidades que había caído Herodías, o bien no le importó demasiado la cosa. Sin duda alguna fue obsequiada con grandes aplausos por la distinguida concurrencia presente, y Herodes excitado llamó a la bailarina y le dijo: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.” Más tarde volvió a decirle en juramento: “Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino” (Mc 6:23)
 
Salomé y su madre Herodías habían anticipado esto. Su proyecto estaba en marcha. Y pidió a Herodes:



Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.”




El rey, borracho, había prometido demasiado, y se entristeció mucho. Sin embargo, ya era demasiado tarde. Debía sostener su promesa a causa de su juramento, de sus invitados y porque no podía hacer un desplante a Herodías. Había saltado el resorte de la trampa y Juan el Bautista iba a morir. Enseguida el rey, enviando uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue y le decapitó en la cárcel (Mc 6: 27). Herodías había conseguido su deseo.
 
Cuidado con las palabras que salen de nuestra boca, hacen juicio. Prov. 3:3
 
Sin duda alguna la noticia de tan desgraciado acontecimiento se esparcieron enseguida, y cuando algunos de los discípulos de Juan se enteraron, nos dice Marcos en su Evangelio que, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro” (6: 29). El lugar de su sepultura fue, posiblemente alguna de las cavidades usadas como tumbas cerca del castillo o fortaleza Macaerus.
 
Mateo añade al relato de la muerte de Juan las palabras: “Y fueron y dieron las nuevas a Jesús.” No sabemos lo que Jesús hizo o dijo, sin embargo, estamos seguros que apreciaba y amaba a Juan y se apenó por la tragedia acontecida a su precursor y leal amigo.
 
SU APORTACIÓN

Juan había cumplido fielmente la misión encomendada. Había sacudido a la nación, denunciado el pecado de la gente, suplicado que se arrepintieran, anunciado el reino de Dios, bautizado y presentado al Mesías. Fue leal hasta el fin y fiel hasta la muerte. La Ley y los Profetas permanecieron hasta Juan. Este fue el eslabón de unión entre el Antiguo Pacto y el Nuevo.
 
El construyó en sentido figurado el puente por medio del cual los primeros judíos pasaron de Moisés a Cristo.

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sábado, 21 de diciembre de 2013

(1) LA VIDA DE JESUCRISTO Y SU ÉPOCA

21 DE DICIEMBRE DE 2013
(1) LA VIDA DE JESUCRISTO Y SU ÉPOCA



PREÁMBULO:


La Navidad es para el cristianismo una de las fiestas más importantes, en ella conmemoramos el nacimiento de Jesús, es decir, que siendo Dios, vino a nosotros en calidad de hombre para que por medio de su sufrimiento y muerte, la raza humana fuera redimida y perdonada, abriendo así un camino a través del cual llegar a la Presencia del Padre. Con el nacimiento de Jesús se cumple la promesa de que enviaría a su Hijo Unigénito para salvación del mundo.


Se podría decir sin lugar a dudas que la Navidad es una fiesta de “Cumpleaños”,  lo normal en estos casos es que dicha fiesta gire en torno a la persona que festeja el aniversario de su nacimiento, pero como ocurre frecuentemente, con el tiempo el significado y el sentido de las palabras y las cosas se degradan y desvirtúan, es lo que ha ocurrido también con esta fiesta tan entrañable e importante, convirtiéndose en una celebración cuyo fin es el consumismo y donde el protagonista principal que es Jesús ha dejado de ser.


¿Como se explica que una fiesta fundamentalmente cristiana donde la figura principal es Dios, sea celebrada en un mundo que niega su existencia? ¡No deja de ser una gran incongruencia!


Dice un refrán  “No hay más ciego que el que no quiere ver” , para muchos cualquier excusa es buena para negar la existencia de Dios, pero a poco que se estudie la historia de la humanidad y escudriñemos las Escrituras nos daremos cuenta  que Él siempre ha estado presente.  Escogió a un hombre: ABRAHAM, de cuya descendencia crearía una nación: Israel,  la cual tendría la responsabilidad de mostrar al mundo al único y verdadero Dios,  de este pueblo vendría el Salvador: JESÚS DE NAZARET.

Desgraciadamente Israel se apartó de los propósitos de YHAVEH y cuando JESÚS vino no le reconocieron como su MESÍAS y ocurrió como dice en la Biblia: ...A lo suyo vino y los suyos no le reconocieron”. (Juan 1: 11)


Con la llegada de Jesús la historia de la humanidad va a dar un giro importantísimo desde el punto de vista de la relación de Dios con el hombre, ¿por qué?

Porque si antes Dios se manifestaba a su pueblo por medio de hombres escogidos como Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, los profetas, etc. cuya misión era mediar entre Él y el pueblo, ahora se hace carne a través de la persona de Jesús para relacionarse con el hombre directamente, cara a cara.

A través de Jesús todos podemos ver y degustar el carácter, la autoridad, el poder, la ternura, la misericordia y el amor que Dios tiene para con todos.

Ahora el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob también puede ser tu Dios, si de verdad has tomado la decisión firme de creerle y seguirle a pesar de todas las dificultades que a veces se presentan.

No siempre fue fácil para estos hombres hacer la voluntad de Dios, pero si estudiamos sus vidas vemos que con la ayuda del Señor caminaron de victoria en victoria, ahora bien, no olvidemos que las victorias hay que pelearlas,  venciendo los conflictos, problemas y luchas que la vida nos presenta.


Otra de las cosas que recibimos de Jesús es liberación. El pueblo estaba atado a la ley, la obedecía traía bendición, por el contrario, la desobedecía acarreaba sobre sí maldición.


Esto nos hace pensar que no siempre obedecían a Dios por amor,  sino porque en cierto modo les interesaba, al no tener una relación personal con Él y no conocerle, el cumplimiento de la Ley les resultaría pesado, amén de que nuestra propia naturaleza nos inclina al pecado. Siempre existió en Israel períodos de desobediencia y períodos de gran bendición.


Jesús nos enseña que el  propósito de Dios es  relacionarse con nosotros como un Padre cercano, que se preocupa por lo que nos ocurre, ya no somos esclavos de la Ley.  Resumió todos los mandamientos, estatutos y leyes en algo tan simple y tan grande como el amar a Dios y a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos. 

LA OBLIGACIÓN ATA  EL AMOR LIBERA


Pero volvamos a los orígenes de esta fiesta tan maravillosa, y conozcamos un poco más a nuestro Dios, especialmente como fue su nacimiento y lo que aconteció en aquella época.


Es el propósito de Dios y mi deseo que Jesús sea dado a conocer al igual que sus enseñanzas y crezca el número de personas que valientemente decidan entregarse a Él.

Nacimiento e infancia de Jesús




Es corriente creer que Jesús tuvo su origen cuando nació en Belén, y aunque es cierto que su nacimiento fue el principio de su vida como hombre, no debemos olvidar que su existencia como Hijo de Dios se remonta al principio de los tiempos.


Esta verdad la encontramos en el Evangelio de Juan 1: 1-4En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En Él estuvo la vida, y la vida era la luz de los hombres.”


La figura de Jesús no era un simple resultado de la evolución, sino la manifestación de Dios a los hombres, esto es importante tenerlo en cuenta porque si solo fue un hombre que vino a darnos su opinión de Dios no deja de ser un personaje interesante pero nunca El Salvador del mundo, pero si como creemos y sabemos es el Hijo de Dios, no hay duda de que podía manifestarse de forma sobrenatural y poco común no solo en la vida sino también en su muerte y su resurrección.


El hombre tiene una tendencia natural a no creer las cosas que su mente humana no pueda comprender ni abarcar, y olvida que Dios es omnipotente y nada le es imposible.


Todo lo relacionado con el nacimiento de Jesús ha sido detallado por los evangelistas Mateo y Lucas.


La historia del advenimiento de Cristo empieza con las tres anunciaciones que hizo el Ángel (mensajero) Gabriel a Zacarías sacerdote, a María en Nazaret y a José. Estos anuncios fueron muy significativos porque rompieron un largo silencio de 400 años  y anunciaron acontecimientos trascendentales. 


Probablemente fue en el año 6 a. De C. que Zacarías recibió la visita de Gabriel mientras cumplía sus deberes normales de sacerdote en el Templo. Este anciano sacerdote y su esposa se asustaron cuando el ángel les anunció que serían padres de un niño, tanto él como ella eran de edad avanzada. Este anuncio era tan inesperado y alarmante, que ni un hombre tan devoto como Zacarías pudo creérselo fácilmente. A causa de su duda, se volvería mudo hasta después del nacimiento de su hijo. Naturalmente ello suscitó (levantó) la curiosidad de la gente. (Leer Lucas 1: 1-25)


Seis meses más tarde Gabriel, el mismo angel, apareció a María, una joven de Nazaret, en Galilea, y le anunció que ella sería la madre del Mesías. Aquellas extrañas palabras sorprendieron a María y la turbaron. María, sabiendo los problemas que ello acarrearía a su familia y a José, con quien estaba desposada, aceptó el plan de Dios con gozo. Ella necesitaba a alguien para revelarle su confidencia y posiblemente habló con sus padres y con José. También conocía el secreto de su prima Elizabet, esposa de Zacarías, y se apresuró a ir al hogar de ellos, en la zona montañosa de Judea, para visitarles. Aquellas dos piadosas mujeres que tenían un secreto en común encontrarían juntas ayuda mutua y estímulo.


A José todo esto le creaba ciertas dificultades. Los judíos consideraban el desposorio más sagrado y serio que un “compromiso matrimonial” de los que se estilan en nuestros tiempos. María pertenecía a José aunque no estuvieran todavía casados legalmente. Debido a lo ocurrido, la fidelidad de María estaría puesta en duda. Con el objeto de asegurar la colaboración de José, un ángel se le apareció y le dijo: “No temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20). “...Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús”, que significa SALVADOR. (Mateo 1: 24-25)


Por lo menos en dos aspectos el nacimiento de Jesús fue único. Su Encarnación era el milagro de uno que era Dios desde el principio y se hace a sí mismo en un ser humano. En este aspecto Jesús es único en la historia de la humanidad. Su nacimiento también es único por haber sido concebido por el Espíritu Santo en el seno de una virgen, y esto es de una importancia capital. Desde el primer siglo hasta nuestros días, esta cuestión ha sido discutida y la gran mayoría de cristianos aceptan esta doctrina, aunque algunos la rechazan alegando que el asunto no afecta su fe en Cristo. Es importante señalar que el cristianismo evangélico y la iglesia romana aceptan la doctrina del nacimiento virginal de Jesús.


Rechazar las evidencias dadas por los evangelios es desacreditarlos como documentos históricos, lo cual puede hacerse fácilmente.


empadronamiento romano y nacimiento de Jesús



Lucas en su capítulo 2: 1-3 nos habla de este acontecimiento:


 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria”. 



 Los descubrimientos arqueológicos han demostrado que tenía razón Lucas, se han encontrado referencias fidedignas sobre el empadronamiento del cual estamos hablando y que tuvo lugar en el año cinco ó seis después de Cristo. Bajo este decreto todos los varones debían ir al pueblo de origen a empadronarse, con el objeto de pagar luego sus contribuciones al gobierno. José vivía por aquellos días en Nazaret, pero como tenía que empadronarse en el lugar de origen de su tribu, tuvo que hacer un largo viaje de Nazaret a través del Valle de Esdraelón y la antigua Samaria, pasando por Jerusalén hasta llegar a Belén donde debía empadronarse.




El decreto que obligó a José a ir a Belén sirvió, sin saberlo, para que se cumpliesen las palabras dichas por el antiguo profeta:  “...Pero tú, Belén Efrata, pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel.”


Legalmente no era necesario que María fuese con José a Belén. Pero como estaba encinta y en cualquier momento podía ocurrir el gran acontecimiento prefirió acompañar a su esposo antes que permanecer sin él, en el hogar. Cuando llegaron a Belén se encontraron con pesar que “... no había lugar para ellos en el mesón”. No eran tan pobres que no pudieran pagarse un acomodo..., pero no había lugar libre. Todo ocurrió en el mejor lugar disponible, en un establo cercano a un mesón fue donde nació Jesús, y según costumbre, el niño recién nacido fue envuelto en pañales (unas tiras de tela blanca con las que daban vueltas al pequeño cuerpecito) y acostado en el pesebre.


Hay una confusión tremenda en cuanto a la fecha del nacimiento de Jesús. No nació el 25 de diciembre del año 1 después de Cristo. 


Seiscientos años después del nacimiento de Jesús, fue cuando se intentó que la historia contara los días a partir del gran acontecimiento. Dionisio el Exiguo (de Armenia) Canonista y escritor eclesiástico, con los datos que poseía fue contando para atrás y fijó lo que él creyó era la fecha exacta. Basados sus cálculos establecieron el calendario cristiano que todavía se usa. La dificultad estriba en que más tarde se probó que la fecha era inexacta. Debía haber vuelto atrás cuatro o cinco años más. El año en que nació era el cuatro o cinco antes de J. C. Los sabios fundan su creencia basados en varias pruebas diferentes, tales como la fecha del nacimiento de Herodes; el comienzo del ministerio de Juan el Bautista; la construcción del Templo, etc.


No existe la forma de determinar con exactitud el mes en que tuvo lugar el acontecimiento. Difícilmente pudo ocurrir en medio del invierno. Parece que el tiempo más adecuado sería a finales del verano o a principios del otoño, ya que los pastores no guardan los rebaños en los campos durante las noches frías de invierno.


Ocho días después de su nacimiento, el niño fue circuncidado y más tarde presentado en el Templo de Jerusalén, conforme a la Ley de los judíos.


De Jerusalén volvieron a Belén donde continuaron viviendo. Mateo relata la historia de unos magos venidos de oriente para adorar al niño.

HUIDA A EGIPTO


Herodes era un mal sujeto, este rey de Judea había mandado matar a un considerable número de personas, de las cuales temía que algún día le usurparan el trono. En sus postreros días, atormentado por una enfermedad, se volvió ruin y vicioso. Sospechaba de todo el mundo y aún de su propia familia. Cuando los magos fueron a informarse sobre el rey de los judíos que acababa de nacer, se enojó mucho. Incapaz de comprender la verdad y engañado por los magos que no volvieron a informarle, su ira se acrecentó.


Determinado a matar al Rey recién nacido, decretó la orden de hacer perecer a todos los niños menores de dos años que hubiese en Belén. Nunca sabremos cuántos niños murieron en la “matanza de inocentes”. La mano de Dios rescató a Jesús de ser muerto por mandato de Herodes.


Otra vez un ángel aparece a José y María y les hizo saber que tenían que marcharse a Egipto, fuera de la jurisdicción de Herodes, y permanecer allí hasta que se les dijera que volvieran. Posiblemente permanecieron allí durante un año por lo menos.


Poco tiempo después moría Herodes con la natural complacencia de todo el mundo. 






Herodes el Grande
Herodes el Grande fue el rey que gobernó en Judea con el apoyo de Roma. Según narra el  Evangelio de  Mateo (2,16), intentó matar a Jesús ordenando la muerte de todos los niños varones de Belén menores de dos años.





De nuevo el ángel aparece a José y María diciéndoles que volvieran a tierra de Israel. Pero no  fueron a Judea donde reinaba ahora el hijo de Herodes el Grande, Arquéalo, cuya reputación era tan mala como la de su padre, sino que habitaron en la región de Galilea, en la ciudad de Nazaret.



Podemos creer que esto fue providencial, sin embargo por varias razones Nazaret tenía que ser el lugar de su infancia. El pueblo se encontraba situado al sur de las llanuras de la baja Galilea y en medio del lugar más hermoso de Israel.


Desde la cima en que estaba situada Nazaret puede verse el histórico valle de Esdraelón donde ocurrieron tan grandes acontecimientos de la historia hebrea. Nazaret estaba en la encrucijada de las antiguas vías que atravesaban Galilea. El camino de Jerusalén a Capernaum pasaba por el centro del pueblo. La famosa Vía Maris iba de Damasco hasta la costa mediterránea pasando por Nazaret. La Vía este-oeste, por la que se trasladaban los ejércitos romanos, cruzaba Nazaret. Había mucha maldad en aquella ciudad, según rezaba el proverbio popular: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Allí pudo ver lo peor de la vida y comprender un poco la necesidad de la redención humana. Aquí creció y fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. La perfección de su pureza y paciencia fue consumada no encerrándose dentro de una valla para separarse del mundo, sino en medio del ruido y del escándalo.

LA FAMILIA DE JOSÉ


José y María tuvieron el hogar y criaron a su familia en Nazaret.


Puesto que tenía establecido un negocio, su vida no sería muy pobre ni demasiado desahogada. Posiblemente se trataba de una casa modesta, como muchas otras de la clase media. La vida de José sería hogareña debido a su trabajo. Una vez aposentados en Nazaret tuvieron otros hijos. Jesús tuvo por lo menos dos hermanas y cuatro hermanos: Jacobo, José, Judas y Simón. María y José enseñarían mucho las escrituras del Antiguo Testamento a sus hijos y en la sinagoga recibiría el curso regular de instrucción que seguían los niños según su edad. En este hogar humilde pero feliz creció Jesús. Como dice Lucas el evangelista en su capítulo 2:40:“...Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él”. Su infancia fue como la de cualquier otro niño, pero sin pecado.


Cuando un niño judío llegaba a los doce años de edad, era costumbre presentarle al rabino, tomar parte en el culto que se celebraba en el Templo y ser desde entonces un “Hijo de la Ley”. Así, cuando Jesús tuvo los doce años fue a Jerusalén con José y María para asistir a la fiesta de la Pascua, aunque posiblemente ya había estado en otras ocasiones anteriores. El hacer un viaje de esa clase era una experiencia memorable para cualquier niño. Jerusalén, la Ciudad Santa, era como un relicario conservado en el corazón de cada judío. El ir junto con un gran grupo de peregrinos; compartir la alegría y aventura de tal viaje; visitar a parientes y amigos de la familia; tomar parte en las impresionantes ceremonias, sería algo que agitaría el alma de Jesús.


Jesús, siendo el objeto de la Pascua, fue también a celebrarla, se comportó como un auténtico judío, cumplidor de la Ley. Vino a enseñarnos el camino pero antes caminó por el. Nos dio ejemplo en todo. Esto nos recuerda que no se puede mandar correctamente si antes no aprendemos a obedecer.


Cuando la semana hubo terminado y la comitiva emprendió el camino de regreso, José y María suponían que Jesús estaría con otros peregrinos en algún lugar de la comitiva y no se preocuparon en buscarle hasta que el grupo, llegada la noche decidió acampar. Imaginamos la angustia y la alarma, cuando la búsqueda más minuciosa resultó infructuosa. Después de una noche sin poder descansar, llena de tristes augurios, viajaron durante todo el día para volver a Jerusalén, en donde le hallaron sentado en el Templo, rodeado de los doctores de la Ley, oyéndoles y preguntándoles. 

“...Y todos los que le oían se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.”



La reacción de María, según las primeras palabras que le dirigió al hallarle sano y salvo, fue perfectamente natural. A pesar de su ternura, un reproche maternal salió de sus labios. La respuesta de Jesús ¿Por qué me buscáis? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Demuestran un asombroso sentido de su alta misión en el mundo. A los doce años atestiguó su única dependencia del Padre y la sumisión que debía a ella.


Los treinta años transcurridos en Nazaret, es decir hasta que comenzó su ministerio público, son llamados a menudo “los años de silencio”. Lucas escribe unas palabras sobre estos dieciocho años que van desde su pérdida en el Templo hasta el comienzo de su vida pública, palabras maravillosas y suficientes: “Crecía en inteligencia (sabiduría), físicamente (en edad), espiritualmente (en gracia), en sus relaciones religiosas (para con Dios), y en sus relaciones sociales (con los hombres).


Este crecimiento significaba problemas, impedimentos, dificultades, sudor, trabajo, penas, perseverancia y lealtad a un ideal que se definía cada vez más.


...Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” Hebreos 5:8





sábado, 14 de diciembre de 2013

VIVIR EN LA GRACIA Y NO EN LA LEY

14 de diciembre de 2013


VIVIR EN LA GRACIA

Y NO EN LA LEY
                                                                                                                    
 
INTRODUCCIÓN:

A los seres humanos les corresponde el honor de haber sido creados a “imagen de Dios” pero al separarse de El por el pecado, la humanidad eligió para sí un camino de muerte. En el origen de esta rebeldía esta la pretensión de “ser igual a Dios”, es decir, en vez de ordenar todas sus acciones de acuerdo con la voluntad divina, el primer hombre y la primera mujer se constituyeron a sí mismos en norma última de sus decisiones, usurpando el lugar que le corresponde exclusivamente a Dios.

El pecado rompió los lazos de amistad con su creador y así entraron en el mundo el sufrimiento y la muerte. A su vez, la pérdida de la amistad divina trajo como consecuencia la ruptura entre Dios y el hombre, entre el hombre y la mujer Y entre la especie humana y el resto de la creación.
El pecado prolifera, se diversifica y se extiende cada vez más a medida que aumenta la humanidad. Pero el pecado y el castigo no tienen la última palabra, porque Dios reconstruye misericordiosamente lo que la soberbia humana había destruido.
 
El designio divino de salvación comienza humildemente con un solo hombre, Abraham y su familia; pero desde el comienzo su destino tiene un carácter universal, porque la elección de Abraham redundará al fin en beneficio de todas las naciones:

Con tus descendientes voy a formar una gran nación...

por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo”.

       
(Génesis 12: 2-3; 13: 14-17; 15: 5; 22: 17-18).

Todo el ceremonial religioso, el culto levítico que Dios estableció en su Pueblo, como dice la Carta a los Hebreos, era solamente la sombra de los bienes venideros, en tanto que los sacrificios ofrecidos sobre el altar constituían el tipo del gran sacrificio de la cruz.


Los diversos sacrificios eran figuras, por así decirlo, de la muerte de Jesús en la Cruz, en donde Él, que no tenía pecado sufrió la ira de Dios en nuestro lugar para que pudiésemos ser salvados de nuestra culpa.
 
Los sacerdotes levíticos prefiguraban el servicio fiel de Cristo al efectuar la reconciliación por los pecados del pueblo.
Las leyes de la limpieza y purificación debían constituirse en recuerdos perpetuos del arrepentimiento y separación de la impureza, que debe caracterizar a los redimidos, es decir al cristiano.

El sacrificio del Día de la Expiación era una proclamación del perdón de Dios para aquellos que en un futuro se humillarían delante de Cristo y se entregarían fielmente a Él.
 
Pero... ¿Qué es la Ley? y ¿Qué significaba para Israel?

La Ley es una norma de conducta dictada por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados. Se impone exteriormente en forma de reglas, estatutos, etc.

En el pueblo de Israel la ley era al hombre como la plomada a una pared.
 
El albañil colocaba la plomada para ver si la pared estaba derecha o torcida y la Ley servía para comprobar el grado de pecado que había en el hombre. Cuando el hombre se reflejaba en la Ley podía comprobar si estaba haciendo lo correcto o no.

Es Israel el único pueblo que va a gozar de una Ley perfecta e idónea para hacer la voluntad de Dios y gozar así de las bendiciones que durante tanto tiempo el hombre había perdido. Estas bendiciones no eran magia, sino la consecuencia de la fe y la obediencia a sus mandatos. La Incredulidad y la desobediencia provocaban el juicio de Dios.
 
En Deuteronomio 28: 1-2 y 15 Dios dice así:

Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
 
Lista de Bendiciones: Exaltación, Salud, Fecundidad, Prosperidad, Victoria y Favor de Dios.

Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán."

 
Lista de Maldiciones: Humillación, sequedad, esterilidad, enfermedades físicas y mentales, familias rotas, Pobreza, derrota, fracaso, opresión y desfavor de Dios.

 
Si el Señor solo le hubiera dado a su pueblo la Ley, este no hubiera aguantado ni el primer asalto. El conocer la Ley no garantiza que puedas cumplirla, en realidad, Dios sabía que esto era imposible, y es por ello que les da también todos los ritos y sacrificios.

 
¿Qué representaban y para que servían los sacrificios?

 
Ningún hombre podía presentarse delante de Dios y justificarse a sí mismo sin que el juicio de Dios cayera sobre él y lo destruyese. Todos habían sido destituidos de la Gloria de Dios. Solo Cristo, a través de su bautismo y muerte en la Cruz podría justificarnos, pero aún no había venido en carne, por lo que Jehová por medio de sacrificios de animales que simbolizaban la muerte de Jesús, proporcionaba al pueblo un medio por el cual este se podía acercar a Dios sin ser destruido y al mismo tiempo ser justificado y perdonado cuando quebrantaba la Ley.

 
Lo que descubrimos aquí, es que La Ley y la Gracia siempre han ido unidas.

 
Ahora nos trasladaremos en el tiempo al Nuevo Testamento y vemos a Jesús hablando en el Evangelio de Juan 10: 27–28

 
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.


La relación que existe entre lo que habla Jehová en el libro de Deuteronomio y Jesús en el Evangelio de Juan es que en los dos casos encontramos los mismos requisitos básicos para recibir bendición:
 
  • Escuchar la voz de Dios
  • Y obedecerle

En el Antiguo Testamento la Ley fue esculpida sobre piedra e impuesta al pueblo desde fuera, era conservada como testimonio dentro del Arca en el Lugar Santísimo (en el mismo corazón de Dios), y solo se podía llegar allí por medio del derramamiento de sangre de animales sacrificados.

 
Ahora en el Nuevo Testamento y a través de la muerte de Cristo Dios hace un nuevo pacto con su pueblo:

 
Hebreos 10: 16 - 25 (La Biblia de las Américas)


ESTE ES EL PACTO QUE HARÉ CON ELLOS DESPUÉS DE AQUELLOS DÍAS DICE  EL SEÑOR: PONDRÉ MIS LEYES EN SU CORAZÓN, Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRÉ, añade: Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS E INIQUIDADES. Ahora bien, donde hay perdón de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado. Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura. Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.”
 
 
Un nuevo pacto. Un Pacto de Gracia donde la Ley no es impuesta desde fuera sino en el corazón del creyente. Un pacto donde ya no es necesario recurrir a los sacrificios para ser perdonados, sino que con la muerte de Cristo, nuestro pecado ha sido llevado también a la Cruz y ahora Su Espíritu ha hecho morada en nosotros. Un pacto donde Cristo por su misericordia llega donde nuestra debilidad e impotencia no puede, satisfaciendo así la necesidad de justicia que Dios demanda de nosotros.
 
Sin embargo, aunque en teoría sabemos todo esto, hay muchos interrogantes en la vida del creyente con relación a la obediencia, la Gracia y las bendiciones de Dios. A veces nos surgen preguntas como por ejemplo:

¿Porqué si somos hijos se Dios nuestra vida espiritual no goza de las bendiciones que Él nos promete en su Palabra?
¿Si hacemos todo lo que nos dicen, e intentamos obedecer al máximo a Dios como es que no recibimos nada y otros  sin hacer nada parece que lo tienen todo?
¿Porqué si vivimos bajo el pacto de la Gracia donde se supone que Cristo llega donde nosotros no llegamos, nos sentimos tan agotados, frustrados y derrotados espiritualmente?
¿Porqué si estamos bajo la Gracia, sentimos el peso de la Ley sobre nuestra vida y continuamente nos vemos obligados a vivir una vida cristiana basada en nuestras  fuerzas?
¿Es posible que estemos engañados y en vez de vivir conforme a la Gracia estemos viviendo todavía en la Ley?
Y si es así ¿Qué podemos hacer?
 

No es fácil dar respuesta a estas preguntas pero voy a intentar de la manera más clara y sencilla exponer lo que Dios me ha enseñado a través de la experiencia personal y que probablemente  pueda ser de utilidad también para ti.


ENSEÑANZAS APRENDIDAS EN MI CAMINAR DIARIO:


1º EN LA GRACIA SE VIVE POR FE  Efesios 2: 8-9


"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."

 
O creemos o no creemos a Jesús. Vivir en la Gracia es creer que Él actúa en nosotros.
Nuestro esfuerzo y nuestras obras no van a conseguir que Dios nos ame más.
Sin fe es imposible agradar a Dios, y las obras, fruto de esa fe son las que le agradan.
Existe una controversia en cuanto si las obras son necesarias para la salvación o si es la fe la que salva, en cuanto a esto, pondré un ejemplo que espero aclare las dudas al respecto.

 Ejemplo:

 
“Cuando una persona desea conquistar a otra, despliega todos los recursos de que dispone para atraerla hacia sí y conseguir su amor, todo lo que hace y dice va dirigido a este fin, es decir obtener su favor, en cierto modo no deja de ser egoísta, ya que todo su esfuerzo es para alcanzar su objetivo.
Quien ama de verdad no busca lo suyo, la motivación que le lleva a agradar es el deseo de ver feliz a esa  persona, todo lo que haga o diga irá enfocado a favorecerla sin la pretensión egoísta de conseguir nada a cambio.”



Esto significa que si la motivación de las obras es para conseguir la salvación o un acercamiento a Dios estamos en un error, lo que verdaderamente debe motivarnos a realizar buenas obras es el amor a Dios y el agradecimiento por las bendiciones que cada día recibimos gratuitamente de El.


2º LA FE VIENE POR EL OÍR Y EL OÍR LA PALABRA DE DIOS Romanos 10: 17


"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."

 
Tenemos confianza en las personas cuando después de conocerlas comprobamos que podemos fiarnos de ellas.


Si queremos tener fe es muy importante pasar tiempo conociendo a Dios, a través de la meditación y el escudriñar las Escrituras, comprobaremos gratamente que nos podemos fiar de Él y sus promesas.


Limitarnos solo a la lectura sistemática de la Palabra nos traerá conocimiento, Pero deleitarnos en la meditación de la misma y buscar en ella la voluntad de Dios para nuestra vida, traerá sabiduría.

 
3º OBEDECER NO ES HACER TODO LO QUE TE DICEN
 
Es cierto que no basta solo con oír la Palabra, que también hemos de obedecer, pero la Palabra dice en 1ª de Tes. 5:21


Examinadlo  todo; retened lo bueno.”


Esto llevaría al creyente no a una obediencia sistemática sino a una relación intima con Dios, para saber en todo momento cual es su voluntad perfecta para nuestra vida y cuando, como y a quien hemos de obedecer.
La relación intima con Dios y el meditar en su Palabra nos lleva a:
 
  • Conocer su voluntad (no la nuestra ni la que nos imponen de fuera)
  • A identificar la voz de Jesús para seguirle (no la voz de nuestra carne, no la voz del mundo, no la voz de la ley...)
  • Y conocer su tiempo (conocer cuando hemos de actuar, hablar o callar. Todo a su tiempo)

Podemos creer que cada orden o mandato que recibimos viene de Dios, pero eso no es cierto, si no aprendemos a identificar a quien oímos y a quién seguimos terminaremos perdidos en un mar de confusión, sin gozo ni paz, desengañados, y lo que es peor, enfermos y agotados espiritualmente.


4º LA MADUREZ DEL CRISTIANO NO DEPENDE DE SUS OBRAS SINO DE PERMANECED EN CRISTO Juan 15: 5-6

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden."

Permaneced en Cristo, estad sujetos a él, es lo que nos hará madurar y llevar buen fruto.

 
El Salmo 1 nos describe al hombre que se deleita en la ley de Dios como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará.

 
Cuando buscamos su voluntad para nuestra vida, y recibimos su agua, su alimento, y su poda, a su tiempo, daremos fruto y del bueno, estaremos listos para ser alimento para otros. Fuera del tiempo de Dios, el fruto puede ser muy dañino para quien lo recibe, una fruta verde puede ser veneno para quien se la come.
 

Cuando dice: “... y su hoja no cae”, esta hablando de prosperidad y bendición eterna de Dios. El que permanece en Jesús no solo prosperará sino que será de bendición para otros.
 

Adquirimos también madurez cuando ejercitamos nuestros sentidos en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5: 14


"... pero el alimento sólido es para los que han alcanzado  madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal."

 
LAS OBRAS QUE NO SON FRUTO DE LA FE, NO PRODUCEN VIDA.


5º OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES
 
 
Romanos 13 habla de someterse toda persona a las autoridades superiores; porque las que hay, han sido establecidas por Dios.
 
 
Y Hechos 4: 15-20 habla de que justo es obedecer a Dios antes que a los hombres.
 
Parece que estos dos pasajes de las Escrituras se contradicen entre si en cuanto al principio de obediencia, pero esto no es cierto, lo que ocurre es que a veces tergiversamos la Palabra según nuestra conveniencia.
 
  • 1º Todos los que tienen autoridad tienen también una profunda responsabilidad ante Dios por el modo de ejercerla.
  • 2º El que ejerce autoridad es servidor de Dios para nuestro bien, no para enseñorearse del hombre y abusar de el.
  • 3º El que obedece no lo hace por temor sino por causa de la conciencia, es decir porque su propia conciencia les dice que eso es lo que agrada a Dios.
  • 4º Las autoridades has sido establecidas para protección, pero si estas se oponen a Dios, estamos obligados a obedecer a Dios antes que a los hombres.
     
 
6º SER UN LEGALISTA TE DESTRUYE ESPIRITUALMENTE


SATANÁS NO SOLO CONTROLA EL SISTEMA DE GOBIERNO DE ESTE MUNDO SINO QUE SUTILMENTE SE HA INTRODUCIDO EN LA IGLESIA DE CRISTO.
 
 
La iglesia es también el punto de mira de Satanás, y hacia ella lanza sus dardos envenenados intentando alcanzar a sus miembros para destruirlos, quizá no logre matarlos pero si consigue frustrar sus vidas se dará por contento.

 
El veneno más mortífero que ha introducido es el legalismo. El legalismo es una falsificación del Evangelio y termina destruyendo a las personas, es por eso que Jesús lo atacó tan duramente cuando se enfrentaba con los fariseos, ya que anulaba por completo la Gracia redentora de Dios y ponían cargas pesadas al pueblo que no podían soportar.
 
 
El legalismo es en realidad un sistema religioso cuyo mensaje  dice que somos aceptados mediante nuestras buenas obras.
 
 
El legalismo es impuesto desde fuera, no nace del amor a Dios. Puede ser auto-impuesto, o establecido en las iglesias como una manera de servir a Dios.

 
El legalismo farisaico como está basado en la Palabra de Dios, es difícil encontrarle fallos. Y lo más nocivo de este sistema es el hecho de hacer creer que cuanto más se obedecen las leyes mas cerca estamos de Dios.


 El legalismo trae agotamiento espiritual.
 
 
Sin darnos cuenta comenzamos a vivir bajo la Ley, y como nos resulta imposible obedecer y agradar a Dios terminamos agotados, frustrados, sin paz y enfermos espiritualmente. No nos hemos dado cuenta como sutilmente Satanás ha vertido su veneno a nuestra dieta espiritual.

 
En romanos 3: 19 –20; dice que la Ley sirve para tener conocimiento del pecado, pero por las obras de la Ley no somos nunca justificados.
 
 
CONCLUSIÓN


Resumiendo este mensaje diré que la Ley de Dios y su Gracia siempre han caminado unidas. Dios no ha dejado a su pueblo solo sino que ha cargado con sus pecados y debilidades para acercarnos a su presencia. Lo único que Dios demanda de nosotros es:

  • Creer en Él
  • Deleitemos en su Palabra
  • Y  obedecerle

¿Por qué?
 
  • Porque sin fe es imposible agradar a Dios.
  • Porque solo a través de su Palabra es como podremos conocerle.
  • Porque necesitamos permanecer en Él para llevar fruto.
  • Porque es en su Gracia y no en la Ley  como podemos hacer su voluntad, no en nuestras fuerzas, sino en su Gracia.


Mientras que la Ley obliga y dice: “ ...haced estas cosas y viviréis”


La Gracia nos exhorta y dice: “... os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”.



DIOS NO TE PONE YUGO PARA OBEDECER, COMO HACÍAN LOS FARISEOS, SINO QUE TE EXHORTA Y ENSEÑA A CAMINAR EN OBEDIENCIA.


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