NO
DESCUIDES TU SALVACIÓN
INTRODUCCIÓN
Las
medias verdades, así como las verdades fuera de su contexto, suelen
causar efectos muchos más poderosos que las mentiras, ya que debido
a la parte de verdad que estas contienen pueden convencer más
fácilmente.
Esta
práctica de extraer de un contexto un trozo para dar una
interpretación del mismo, es una falacia, es decir un engaño, pues distorsiona el mensaje y el significado original con el que fue
escrito.
Falacia
(palabra que viene el latín fallacia, que significa
"engaño"), es un argumento que a simple vista puede
parecer correcto o válido, pero no lo es. Que un argumento sea
engañoso no quiere decir que la fuente de donde se extrajo sea
falsa, el argumento es engaño porque se invalida por sí mismo, al
no tener en cuenta todo el contenido del contexto.
En
muchas ocasiones las falacias (argumentos engañosos), puede ser muy
sutiles y apenas perceptibles, hay que llevar mucho cuidado con ellas
ya que al ser tan persuasivas, pueden en un descuido manipularnos y
alejarnos de la verdad si nos descuidamos y no prestamos atención.
Las
falacias o engaños no solo se dan en la política, en los medios de
información o en la ciencia, también se dan en la religión, una
prueba de ello es la cantidad de interpretaciones y argumentos
diferentes que se han extraído de la Biblia que han dado lugar a numerosas doctrinas fuera de contexto, y que han contribuido a engañar y dividir a
la Iglesia de Cristo.
La
falacia no es una práctica moderna, si vamos a Génesis
comprobaremos que a Satanás le funcionó para conseguir engañar al
hombre.
Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto
podrás comer;
mas
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el
día que de él comieres, ciertamente morirás.
Génesis 2: 16-17
Podían
comer de todo árbol menos del árbol de la ciencia de bien y del
mal, sin embargo Satanás cuando se dirige a Eva le dice:
Pero
la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que
Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios
os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto Y la mujer
respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto
podemos comer;
pero
del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No
comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
sino
que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y
vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable
a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó
de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así
como ella.
Génesis 3: 1-6
Dios
creó al hombre y a la mujer libres, la permanencia en el Edén y la
comunión diaria que tenían con Jehová dependía de su obediencia.
No eran marionetas, sino personas que podían elegir, luego su
relación con Dios era condicional.
De
igual manera que a un niño pequeño no se le puede responsabilizar de
nada porque desconoce la diferencia entre lo que está mal y lo que
es bueno, así era el estado de inocencia de Adán y Eva.
Al
desobedecer rompieron su relación con Dios, y su pecado les impidió dede entonces acercarse a Él libremente, ciertamente sus ojos fueron abiertos, pero
no para ser como Dios en el sentido que Satanás les quiso hacer
creer, sino para conocer la diferencia entre el bien y el mal. Este
conocimiento les hizo pasar de un estado de inocencia a ser
responsables de sus actos, ahora ya eran como Dios,
no para ser eternos, sino con capacidad y conocimiento suficiente
para saber la diferencia de elegir lo bueno o elegir lo malo y las
consecuencias que esto podría acarrearles.
Dice
Juan 8:44 que el diablo es padre de mentira, homicida desde el
principio y que no ha permanecido en la verdad, por lo que no es
extraño que tenga especial interés en destruir la Iglesia de Cristo
con sus mentiras, engaños y sutilezas.
¿PUEDE
UN CRISTIANO PERDER LA SALVACIÓN?
Esta
ha sido una pregunta crucial en mi vida. La Iglesia ha interpretado
de manera diferente, como el hombre y la mujer pueden llegar a ser
salvos, en muchos casos, con argumentos fuera de contexto, han
elaborado doctrinas falsas que han permanecido por siglos como es el
caso de la salvación por obras.
La
Palabra de Dios deja muy claro que la salvación es por fe y no por
obras, para que el hombre no se gloríe.
Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Efesios 2: 8-9
Es
decir, que somos salvos por la misericordia de Dios hacia nosotros y
no por nuestra bondad; por medio de la fe, un don de Dios que
recibimos por revelación y no por convencimiento, y no por
méritos propios para que nadie se crea digno y merecedor de tal
galardón.
Pablo
en su epístola a los Romanos dice así:
...Que
si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque
con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa
para salvación. Romanos 10:9-10
Esta
confesión de fe, sin dejar de ser cierta, con el paso del tiempo se
ha extraído de su contexto, perdiendo su verdadero significado,
justificando así que la vana repetición de una oración
prefabricada puede garantizar la salvación eterna. De una manera
sutil esta gran verdad se ha convertido en una mentira difícil de
identificar, con el peligro de llevarnos por caminos equivocados que
nos pueden alejar de Dios sin que nos percibamos de ello.
Hay
dos verdades importantes en cuanto a la salvación que Dios ofrece al
hombre y que no podemos pasar por alto:
- La primera es que es que la salvación es una promesa condicional.
- La segunda es que la salvación genuina produce fruto en nuestra vida.
LA
SALVACIÓN: UNA PROMESA CONDICIONAL
Si
la salvación es por fe, y esta es un don de Dios, significa que si
creemos y podemos confesar que Jesús es el Señor y que Dios le
levantó de los muertos es porque Él mismo ha revelado a nuestro
espíritu esta gran verdad. Ni el mejor predicador del mundo podría
por sí mismo convencernos o transmitirnos la fe necesaria para ser
salvos. Como ya expuse anteriormente la fe es por revelación no por
convicción.
Aceptar
la salvación que Cristo nos ofrece, no significa que ahí acaba
todo, sino que por el contrario, es en ese mismo momento cuando
comienza una nueva andadura, pasamos de muerte a vida espiritual.
Somos nuevas criaturas y se nos da la potestad de ser hechos hijos de
Dios. No hay otro camino para ser salvos que Cristo.
Mas
a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios;
los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1: 12-13
Y
somos hijos de Dios porque somos guiados por el Espíritu.
Y
si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros.
Así
que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos
conforme a la carne;
porque
si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Romanos 8:
11-14
¿Y
como podemos saber que somos hijos de Dios?
El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios. Romanos 8: 16
Por
tanto, ser salvos significa que el Espíritu de Jesús ha de morar en
nosotros y
si mora en nosotros el nos ayudará a morir a las obras de la carne.
Porque si aceptamos a Cristo y seguimos viviendo conforme a la carne,
es decir, conforme a nuestros deseos y deleites ciertamente moriremos
espiritualmente, no habrá servido de nada nuestra confesión de fe.
En
la Biblia vamos a encontrar dos clase de promesas: las
incondicionales, aquellas que para alcanzarlas el hombre no necesita
hacer nada, y las condicionales, en las que el Señor actúa bajo
ciertas circunstancias y requisitos y que para disfrutar de ellas
implica nuestra participación.
La
salvación es una promesa que está condicionada en base a nuestra fe
y obediencia a Dios.
Y
aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios. Hebreos 5:8-10
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios. Hebreos 5:8-10
Porque
en el evangelio la justicia de Dios se revela por Fe
para Fe,
como está escrito: Mas el justo por la Fe
vivirá.
Romanos 1: 17
Y
a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en
vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
en
su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y
sin mancha e irreprensibles delante de él;
si
en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de
la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en
toda la creación que está debajo del cielo, ...
Colosenses
1: 21-23
LA
SALVACIÓN PRODUCE FRUTO EN NUESTRA VIDA
Uno
de los grandes errores que el ser humano suele cometer es relajarse y
descuidar aquello que cree tener seguro, sea la pareja, el trabajo,
los amigos... y desgraciadamente también la salvación.
En
las Escrituras hay muchos ejemplos que ilustran lo que significa la
salvación y ser parte del cuerpo de Cristo. La parábola de la Vid y
los pámpanos a mi parecer es la que mejor describe lo que es la vida
del cristiano:
- Cristo es el único camino que nos puede llevar al Padre.
- Somos pámpanos que para tener vida y llevar fruto hemos de permanecer unidos a la vid (Cristo), de lo contrario nos secaremos.
- Si no permanecemos asidos a la vid seremos cortados, ya que un pámpano seco no sirve para nada. Así es la vida del cristiano que no lleva fruto.
- La prueba clara y palpable de que estamos agarrados a la Vid es que en la medida que maduramos, la semilla que es la Palabra de Dios en nuestra vida germinará y dará fruto (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe...) conforme al carácter y la naturaleza de Dios.
Yo
soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo
pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que
lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya
vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced
en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí.
Yo
soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en
él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer.
El
que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid
todo lo que queréis, y os será hecho.
En
esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis
así mis discípulos.
Como
el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi
amor.
Si
guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo
he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Estas
cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro
gozo sea cumplido.
Este
es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Vosotros
sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya
no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de
mi Padre, os las he dado a conocer.
No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os
he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él
os lo dé.
Juan
15:1-16
En
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los
unos con los otros.
Juan 13: 35
Es
mi deseo que lo que aquí he compartido sea de bendición a tu vida y
te ayude a reflexionar si en algún momento has descuidado o
desatendido tu salvación. Que el Espíritu de Dios te de revelación
y te guíe por la senda correcta, y como dice Pablo en su carta a los
hebreos:
Por
tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que
hemos oído, no sea que nos deslicemos.
Porque
si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda
transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
¿cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? ...
Hebreos
2: 1-3
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