SUFRIENDO
LA PRUEBA
INTRODUCCIÓN
Estamos
en un mundo de confusión y esta confusión también ha alcanzado a
la iglesia de Cristo. A veces tenemos la sensación de habernos
equivocado y perdido un tiempo muy valioso como miembros de una
congregación y que quizás la elección de la misma no haya sido la
más apropiada.
Miramos
a nuestro alrededor y parece que a todos les va bien, o por lo menos
mejor que a nosotros, y nos preguntamos: ¿Por qué las cosas no
funcionan? ¿En qué me he equivocado? ¿Por qué otros prosperan y
yo no?
Y
cuanto más pensamos en ello más confundidos nos encontramos,
proyectando hacia los demás nuestra propia frustración buscando a
quien culpar, en muchos casos responsabilizamos a los demás y otras
nos juzgamos y condenamos a nosotros mismos .
Parece
que cada vez que pasamos por problemas o dificultades hay una
tendencia natural del ser humano a buscar culpables.
Sin
embargo esta no es la actitud correcta, ya que si culpamos a los
demás
estamos
haciendo juicio, y la Palabra de Dios es muy clara en este asunto:
No
juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que
juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será
medido. Mateo
7: 1-2
Por
el contrario, si nos auto-culpamos, dejaremos caer sobre nosotros una
pesada losa que no nos dejará levantar cabeza.
Tanto
en un caso como en el otro demuestra que no hemos pedido dirección a
Dios o que no hemos entendido que el éxito y la prosperidad no es
sinónimo de una vida espiritual correcta conforme a los propósitos
de Dios.
PUNTOS
A TENER EN CUENTA CUANDO NOS ENCONTRAMOS FRENTE A PRUEBAS Y
DIFICULTADES
1º)
NO PONER NUESTRA MIRADA EN EL ÉXITO AJENO
En
parte, la confusión viene cuando ponemos nuestra mirada en el éxito
de los demás, como por ejemplo aquellos líderes religiosos a
quienes admiramos y desearíamos ser como ellos, y no entendemos
porqué resulta tan difícil por no decir imposible alcanzar ese
nivel espiritual.
Es
necesario que busquemos las respuestas a nuestras preguntas en Dios.
Pidamos humildemente en oración que nos hable al respecto. Él nos
trata de manera única, con el fin de que pueda cumplirse su
propósito en nuestra vida, las pruebas y dificultades que sufrimos
forman parte de los muchos recursos que Dios utiliza para enseñarnos
y ayudarnos a madurar espiritualmente.
Si
ponemos nuestra mirada en Dios y dejamos que su Espíritu nos hable y
guíe aprenderemos a ser sus discípulos. El discípulo tiene que
parecerse a su maestro.
Porque
Jehová es justo, y ama la justicia; El hombre recto mirará su
rostro. Salmo
11: 7
Y
el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi
discípulo. Lucas
14: 27
Jesús
dijo:
Pero
no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino
regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Lucas
10: 20
Nuestra
fuente de alegría no debe ser el poder sobre los demonios ni el
éxito en el ministerio. Nuestra alegría y gozo debe ser el saber
que somos libres del pecado y que nuestro destino es la vida eterna.
No
es la autoridad y el poder de sujetar demonios, ni los milagros o
prodigios que podamos realizar, ni la elocuencia con la que
prediquemos el verdadero motivo de alegría, sino el saber que
nuestros nombres están escritos en los cielos y que Dios nos
tiene reservado un lugar en su Reino y cuenta con nosotros.
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2º)
BUSCAD MÁS INTIMIDAD CON DIOS.
Cercano
está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan
de veras. Salmo
145: 18
Cercano
está
Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu.
Salmo
34: 18
Y
esta búsqueda de intimidad nos lleva a pasar por desiertos como lo
hizo Jesucristo. No podemos esquivar pasar por la escuela de Dios, no
somos diferentes de Moisés, Josué, David y el mismo Jesús. Todos
pasaron por el desierto para templar y moldear su carácter conforme
a los propósitos que Dios tenía para ellos. Nosotros también
necesitamos pasar por ellos.
El
que quiera ser discípulo de Cristo tendrá necesariamente que
atravesar desiertos a lo largo de su andadura espiritual.
El
desierto es el tiempo en el que percibimos como todos nos
abandonan, que la soledad es nuestra única compañera de viaje,
es cuando los problemas parecen olas gigantes que nos ahogan sin
que podamos hacer nada para solucionarlos. Pasar por el desierto
es también sentimos desprotegidos, a descubierto, sintiendo
sobre nosotros ese sol abrasador y no tener un lugar donde poder
refugiarnos para alcanzar un poco de paz y descanso.
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Moisés
huye al desierto cuando el faraón se entera de que ha matado a un
egipcio. Éxodo 2: 11-15
11.En
aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus
hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que
golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
12.Entonces
miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al
egipcio y lo escondió en la arena.
13.Al
día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo
al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo?
14.Y
él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre
nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés
tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.
15.Oyendo
Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés
huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.
Jehová
trata con Moisés en el desierto, en la soledad para mostrarle su
propósito. Éxodo 3: 1-8
1.Apacentando
Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó
las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de
Dios.
2.Y
se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de
una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la
zarza no se consumía.
3.Entonces
Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué
causa la zarza no se quema.
4.Viendo
Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y
dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
5.Y
dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar
en que tú estás, tierra santa es.
6.Y
dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y
Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo
de mirar a Dios.
7.Dijo
luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en
Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he
conocido sus angustias,
8.y
he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de
aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y
miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo,
del heveo y del jebuseo.
Josué,
a pesar de no haber participado en la murmuración del pueblo hacia
Dios, también le tocó pasar por el desierto. Números 14: 28-32
28.Diles:
Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así
haré yo con vosotros.
29.En
este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que
fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales
han murmurado contra mí.
30.Vosotros
a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y
juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de
Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31.Pero
a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo
los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros
despreciasteis.
32.En
cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.
Josué
recibe instrucciones de Jehová para sustituir a Moisés, su carácter
había sido probado a lo largo de su vida en el desierto. Josué 1:
1-6
1.Aconteció
después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló
a Josué hijo de Nun, servidor d Moisés, diciendo:
2.Mi
siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán,
tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de
Israel.
3.Yo
os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que
pisare la planta de vuestro pie.
4.Desde
el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra
de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro
territorio.
5.Nadie
te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con
Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6.Esfuérzate
y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la
tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
David
huye al desierto para salvar su vida. Aquí es donde Jehová trató
con él para forjar su carácter de líder que más tarde sería rey
de Israel. 1ª de Samuel 23: 14 y 25
14.Y
David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un
monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero
Dios no lo entregó en sus manos.
25.Y
se fue Saúl con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y
descendió a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Cuando
Saúl oyó esto, siguió a David al desierto de Maón.
CUEVA DE ADULAM, DONDE DAVID PERMANECIÓ ESCONDIDO POR CAUSA DE LA PERSECUCIÓN DEL REY SAUL. |
1ª
de Samuel 24: 1
1.Cuando
Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso,
diciendo: He aquí David está en el desierto de En-gadi.
1ª
de Samuel 25: 1
1.Murió
Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su
casa en Ramá. Y se levantó David y se fue al desierto de Parán.
David
después de muchos desiertos en su vida es ungido rey de Israel,
conforme al propósito de Dios. 2ª de Samuel 5: 1-3
1.Vinieron
todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo:
Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos.
2.Y
aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú
quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además
Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás
príncipe sobre Israel.
3.Vinieron,
pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David
hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a
David por rey sobre Israel.
Jesús,
después de ser bautizado también fue llevado al desierto, allí fue
tentado para desistir del propósito para el que había venido.
La
manera en la que Moisés vivió sus etapas de desierto no fue igual
que para Josué, ni este vivió su experiencia como lo hizo David o
Jesús. Cada uno de nosotros pasaremos por el desierto espiritual de
forma diferente, pero siempre será de aprendizaje.
1º
En el desierto se forja el carácter del líder y del discípulo.
2º
En el desierto desarrollaremos humildad
3º
En el desierto se pone de manifiesto que el corazón es engañoso y
que podemos andar equivocados.
4º
En el desierto desarrollamos nuestra vida de oración según la
voluntad de Dios.
Por
mucho tiempo que pasemos en el desierto no moriremos si permanecemos
en Dios, Él cuidará de nuestras vidas en todas las áreas.
La
fuente de nuestro gozo y alegría, así como el éxito en nuestra
vida espiritual no debe estar basada en las manifestaciones externas,
como pueden ser las sanidades, los milagros o incluso echar fuera
demonios y que estos se nos sujeten en autoridad, sino más bien en
conocer a Dios, permaneced en Él y llevar mucho fruto (dejad que
nuestro carácter sea transformado y se manifiesten los frutos de
Espíritu). Jesús hace una declaración muy fuerte en su Palabra al
respecto:
Así
que, por sus frutos los conoceréis.
No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos.
Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros?
Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores
de maldad. Mateo 7: 20-23
Cuando
el discípulo mira más el éxito personal que el fruto del Espíritu
y la intimidad con Dios, está siendo más discípulo del enemigo que
de Jesucristo.
El
enemigo es egoísta y busca lo suyo, todo lo contrario de Jesús que
entregó su vida por nosotros.
Cuando
el discípulo quiere pasar por encima de sus propios hermanos en
Cristo y busca su propio éxito, no será discípulo de Jesús,
porque un discípulo de Jesús no mira lo suyo sino que pone su
mirada en el Maestro negándose a sus deseos para hacer la voluntad
de Dios.
CONCLUSIÓN.
Si
queremos ser discípulos de Cristo alegrémonos de estar en el
desierto, siendo formados por la mano de Dios y aprendiendo lo que
necesitamos saber para que Él pueda cumplir su propósito en nuestra
vida.
No
podemos honrar a Dios si no hacemos su voluntad.
Si
buscamos el éxito que el ministerio nos pueda aportar, ¡parémonos!,
oremos con sinceridad de corazón para que Dios nos ayude y podamos
volvernos a Él antes de que sea demasiado tarde y nuestro egoísmo
nos destruya.
Y
si ya estamos en el desierto tengamos por seguro que no estamos
solos, el Espíritu de Dios siempre está con nosotros, así que en
vez de sentir tristeza dejémonos ayudar por Él para que la
experiencia sea fructífera y sirva para intimar y conocer más a
Dios.
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