sábado, 12 de diciembre de 2015

El Padrenuestro: Video musical


EL PADRENUESTRO





Hace algún tiempo que escuché esta interpretación del Padrenuestro interpretada por Diana Navarro, y me gustó tanto que he querido compartirla. 



sábado, 7 de noviembre de 2015

DEUTERONOMIO: 1ª PARTE







1.TÍTULO:
La forma hebrea Debarim (“palabras”) es el título del quinto libro del Pentateuco. La Septuaginta, lo llamó Deuteronomio. El significado de este término griego es propiamente “segunda ley”, aunque esto no se debe de interpretar en el sentido de una ley diferente de la primera, es decir la “mosaica”, sino de una repetición de la misma.


2.VERSÍCULOS CLAVES:

         - 5: 29
  • 10: 12 – 13
  • 11: 26 – 28
  • 28: 1

¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!”
Dt. 5: 29

Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?”
Dt. 10: 12-13

He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.”
Dt. 11: 26-28

Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” Dt. 28: 1


3.MENSAJE:
EL MOTIVO VERDADERO DE OBEDIENCIA Y LA NECESIDAD DE OBEDECER.

4.PALABRA CLAVE:
No contiene.

5.AUTOR Y ORIGEN DEL LIBRO:

Deuteronomio es el quinto y último libro de Moisés. Su nombre significa “La segunda ley”. No es que contenga nuevas leyes, sino que las leyes dadas en el monte Sinaí, 39 años antes, aquí se encuentran analizadas y Moisés hace un comentario sobre ellas.

La llegada de los israelitas a tierras de Moab, al este del Jordán, señala el final del recorrido iniciado en Egipto cuarenta años atrás. Los adultos que dejaron Egipto y recibieron la Ley en Sinaí fueron cayendo uno tras otro, ninguno de quienes pertenecían a la generación del éxodo entrarían en Canaán, exceptuando a Caleb hijo de Jefone y a Josué hijo de Nun. Fue el castigo a Israel por su pertinaz rebeldía (como consecuencia de su incredulidad y falta de confianza en Dios).

En Moab, frente a Jericó, Moisés, el fiel guía, legislador y profeta de Jehová, comprendiendo que ya estaba muy cerca el término de su vida, se da cuenta de la necesidad urgente de repetir y exponer de nuevo la Ley, enfatizando su importancia. Es por lo que reúne al pueblo por última vez para entregarle lo que podría llamarse su “Testamento Espiritual”. Recordó los años vividos en común, instruyó a los israelitas acerca de la conducta que habían de observar para ser realmente pueblo de Dios y les advirtió que su permanencia en la Tierra Prometida dependería de la fidelidad con que cumpliesen los mandamientos y preceptos divinos.

Deuteronomio, es en realidad, una repetición de la ley que se encuentra en los libros que le preceden, aunque aquí la legislación está más extensamente interpretada, ampliada y aplicada.

Es evidente que el relato de su muerte, que se menciona al final del libro, fue escrito por otro autor, muy probablemente Josué.

6.EL ESTILO:
Es un libro de carácter normativo que pone de manifiesto lo que Dios requiere de su pueblo escogido. Toma la legislación de Jehová y la adapta a las condiciones de vida del pueblo. A través de él Moisés nos proporciona bastante historia. Contiene:

* Una serie de estatutos y decretos
* Algunas disposiciones complementarias,
* El nombramiento de Josué como sucesor
* Varias advertencias y exhortaciones
* El cántico de “Moisés”
* Y “las bendiciones a las doce tribus”.

Este libro es principalmente de oratoria. Moisés dispuso todo el contenido en una serie de ocho discursos. Estos discursos dieron por terminados los cuarenta años de deambular como peregrinos en el desierto. Y tienen lugar un mes antes de que Israel cruzase el río Jordán para tomar posesión de la tierra de provisión. Primero se dieron oralmente y más tarde fueron puestos por escrito. En ellos el orador recuerda constantemente a la gente el trato benévolo que han recibido de Jehová y les suplica correspondan a esa bondad de Dios dándole lealtad y amor incondicionales.

Deuteronomio tiene un carácter más personal, debido a que en el Sinaí, Moisés se limitó a transmitir lo que recibía de Dios, mientras que en Moab se expresa en primera persona, para que, en calidad de profeta, revelarle al pueblo la voluntad del Señor.


7.ANÁLISIS: 
 En este libro encontramos ocho discurso más la descripción de la muerte de Moisés que aparece en el último capítulo.

PRIMER DISCURSO: Retrospectivo

CAPITULO 1: al 4:43         

Este discurso es principalmente histórico y exhortatorio. Moisés narra a grandes rasgos las experiencias desde Horeb hasta Moab y exhorta a los israelitas a unirse a Jehová y apartarse de toda idolatría. Recoge:
  • El fracaso en Cades Barnea. Cap.1        
  • Sus peregrinaciones en el desierto. Cap. 2 y 3
  • La aplicación retrospectiva de todo aquello. Cap. 4: 1-40
  • Las ciudades de refugio. Cap. 4: 41- 43


Moisés hace un amplio resumen del grave quebranto que sufrió el bien común de la nación por los pecados del pueblo. Les reprocha el haber tomado la iniciativa por cuenta propia de enviar espías a Canaán, lo que demostraba su falta de fe en la palabra de Dios (los planes humanos prevalecieron más que la sabiduría divina), les censura por los pecados de que se hicieron culpables en aquella ocasión de desobediencia y rebelión contra la Ley de Dios y de suspicacia contra la bondad de Dios, esto revelaba un corazón incrédulo.


Curiosamente no fue el incumplimiento de algún mandamiento del Decálogo, ni el asunto del becerro de oro lo que les cerró las puertas de Canaán, sino únicamente su incredulidad. La incredulidad es el único pecado que puede provocar nuestra ruina, porque es el pecado que ataca directamente al remedio que Dios ha provisto.

Moisés relata brevemente la larga estancia de Israel en el desierto.


El principal objetivo de este discurso era persuadirles a que se mantuvieran estrechamente unidos a su Dios y dedicados a su servicio, y firmemente decididos a no abandonarle por ningún otro dios.

SEGUNDO DISCURSO: Análisis

CAPÍTULO 4: 44 al CAP. 26
.

  • Este es el más largo de los discursos.                       

  • Moisés reitera la ley civil, moral y ceremonial.
  • NOTA: Cap. 5: 2 “... Y no añadió más” mostrando claramente que los 10 mandamientos son completos y finales.
Este segundo discurso es principalmente exhortatorio y legislativo, siendo el más largo y constituyendo el núcleo del libro. Da un resumen de las leyes y estatutos civiles, morales y religiosos de Israel.

TERCER DISCURSO: Advertencia

CAPÍTULOS 27 Y 28



Instrucciones de cómo llevar a cabo la solemne ceremonia prevista para entrar en la tierra de Canaán.


Se les manda proferir bendiciones y maldiciones sobre los montes Gerizim y Ebal.

Había en Canaán, en la parte que después le tocó en suerte a la tribu de Efraín (Tribu de José), dos montañas cercanas la una a la otra, con un pequeño valle por medio, llamada la una GERIZIM y la otra EBAL.

Las seis tribus mencionadas en el versículo 12 (Simeón Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín) Habían de colocarse sobre el monte GERIZIM y, de cara a la montaña, las otras seis tribus (Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí) habían de colocarse de cara sobre el monte EBAL. Según la tradición rabínica, en el valle, lugar intermedio entre ambos montes, estaban los levitas en torno al Arca. Hecho el silencio, tras el toque de atención, los levitas habían de volverse sobre la multitud situada sobre el monte EBAL y pronunciar en voz alta una de las maldiciones registradas en el capítulo 27 y todo el pueblo sobre la cima y la falda de la montaña había de contestar: Amén. A continuación, habían de volverse los levitas hacia la multitud situada en la cima en la falda del monte GERIZIM y, pronunciar la bendición correspondiente, y toda la multitud situada allí había de contestar: Amén.

Es bueno hacer algunas de las observaciones en cuanto a este acto tan solemne:

    1) Dios mismo nombró las tribus que debían de colocarse sobre cada monte. Las seis tribus nombradas para refrendar las bendiciones eran todas de los hijos de las mujeres libres de Jacob (Lea y Raquel), porque a ellas les pertenece la promesa.
    2) A cada una de las maldiciones, el pueblo debía de decir Amén. Según los judíos todo el que responde Amén a un voto o juramento es como si él mismo hubiese pronunciado ese voto o juramento. Entonces ¿cómo podrían decir Amén a las maldiciones? La respuesta es Sí, porque Amén, no solo significa: Es cierto, que así será, sino también: Es cierto que así debe ser.
Después de ver la parte buena de las bendiciones en el capítulo 27, en el 28 encontramos el lado oscuro para los desobedientes. Si no guardamos los mandamientos de Dios, no sólo no vamos a participar de las bendiciones prometidas, sino que nos ponemos a nosotros mismos bajo maldición.

Las maldiciones aquí establecidas por Dios no son sin motivo, o por motivos ligeros, ya que Dios no busca adrede el hacernos daño ni le apetece estar de continuo enfrentado a nosotros. Lo que se menciona en este libro como motivo de maldición es:

1º Despreciar a Dios, rehusando oír su voz.
2º Desobedecer a Dios, no cumpliendo sus mandamientos.
3º Abandonar a Dios.


ZZZZZZ














domingo, 3 de mayo de 2015

2ª PARTE: EL LIBRO DE NÚMEROS




2ª Parte:
EL LIBRO DE NÚMEROS

Terminamos la primera parte del libro de números en el apartado A) La permanencia en el Sinaí, correspondiente al punto 7. Análisis. En esta segunda parte continuaremos con el apartado B) De Sinaí a Cadés (la gran marcha y su permanencia en el desierto de Cadés).


7. ANÁLISIS:

    El conjunto del libro presenta cierta unidad basada particularmente en la geografía y en la cronología. Estas características permiten dividir la obra en tres secciones, correspondientes a tres regiones y a los períodos de tiempo que el pueblo de Israel permaneció en ellas.

A) La permanencia en el Sinaí F 20 días (explicado en la 1ª parte)

B) De Sinaí a Cadés (la larga marcha y su permanencia en el desierto de Cadés) F 38 años

C) En las llanuras de Moab, al nordeste del Mar Muerto F 9 meses y 10 días


wtvtwwtvtwwtvtwwtvtw


B) De Sinaí a Cadés (la larga marcha y su permanencia en el desierto de Cadés) F 38 años

-Duración: 38 años.
-Su larga marcha y su permanencia en el desierto de Cadés.

TRISTE FRACASO EN EL DESIERTO. (Cap. 11 a 20 con cap. 21:5-9 y cap. 25)


Una sección muy triste.
Hasta ahora las cosas parecían que marchaban bien para Israel, desde el incidente del becerro de oro no había ocurrido nada significativo para que Dios interrumpiera su manifestación al pueblo, este parecía dócil, los jefes buenos y generosos y las esperanzas de llegar a Canaán eran buenas. Sin embargo  estos capítulos narran una triste escena. Las murmuraciones y los pecados del pueblo encienden la ira de Dios y el gran pesar de Moisés, el cual tuvo que interceder en sus oraciones para aplacar a Jehová y hacerle desistir de su intención de destruirles.

Ocho son las murmuraciones encontradas en esta sección:

  1. Murmuración en contra del camino por el que Dios les conducía. (Cap. 11: 1-3)
El pueblo murmuraba con frecuencia, pero en esta ocasión, Dios se enfada porque después de haber experimentado su protección y su cuidado no tenían excusa para desconfiar de Jehová.

  1. Murmuración contra el alimento con el que eran alimentados. (Cap. 11: 4-35)
Pronto volvió el pueblo a pecar y a quejarse contra Dios. Los extranjeros que se habían mezclado con ellos los indujeron a poner la vista en las ventajas materiales. Añoraron la abundancia de Egipto (olvidándose del duro trabajo de servidumbre) y despreciaron la provisión de Jehová.


Jehová les envía codornices, y aún estaba la carne entre los dientes de ellos cuando la ira de Dios hirió con fuego una parte del campamento.

No era la carne un alimento nocivo o prohibido, pero a veces ocurre que lo que es bueno puede volverse malo cuando no viene de parte de Dios. El Señor no siempre nos concede todo lo que le pedimos a pesar de que creamos que es bueno, él tiene sus razones que nosotros desconocemos, sin embargo no debemos de volvernos contra Él por esta causa, sino aceptar su voluntad confiando que Él tiene cuidado de nosotros y sabe lo que nos conviene.
  1. Murmuración en contra del líder que Dios puso sobre ellos. (Cap. 12)
El pueblo causó mucha aflicción a Moisés. Aquí en este capítulo vemos como su paciencia fue puesta a prueba y precisamente por sus mismos hermanos: Aarón y María.

Ellos hablaron mal de Moisés, y parece ser que fue María la que empezó con la discusión. Dos eran los motivos por los cuales se enfadaron contra su hermano:

Su matrimonio con una extranjera. No se sabe con certeza si se trataba de un segundo matrimonio o se estaban refiriendo a Séfora, su primera esposa, ya que cuando la Biblia habla de una mujer cusita hemos de tener en cuenta que Cusán es sinónimo de Madián (Hab. 3:7).

Su gobierno. No por llevarlo mal, sino por monopolizarlo. En el versículo 2 dice: “Solamente por Moisés ha hablado Jehová”.

Moisés mostró una gran paciencia ante tan grande provocación. Él era un hombre celoso de guardar el honor del Nombre de Dios, sin embargo se mostraba manso  a la hora de defender el suyo propio. No se quejó, ni apeló a la justicia divina, pero Dios no deja sin defensa al inocente, y aplicó en este caso su justicia contra María, la cual quedó leprosa. El castigo cayó sobre ella por ser la causante de dicha rebelión. La intercesión de Moisés le dio sanidad.


El pueblo no avanzó en su marcha hasta que María no fue sanada, el propósito de Dios no era avergonzar más a María de lo necesario abandonándola en el desierto, sino esperar a su arrepentimiento y restauración.

  1. Murmuración contra la tierra que Dios prometió darles. (Cap. 13)
Cuando los israelitas estaban a punto de poner los pies en la tierra de Canaán (Tierra Prometida), tuvieron que volver atrás para vagar por el desierto durante treinta y ocho años más, hasta morir allí todos los mayores de 20 años (con la excepción de Josué y Caleb), debido a que los espías que enviaron para inspeccionar la tierra regresaron con un informe de desánimo para disuadirle de entrar en Canaán.

No pudieron negar que la tierra era buena y fructífera, pero imposible de conquistar, por lo que era mejor no intentarlo.

Caleb y Josué fueron los únicos que animaron a seguir adelante, ellos creyeron a Dios, lo que les valió no morir en el desierto, pasar el Jordán y tomar posesión de su heredad.

En ningún momento Jehová les dice que no tendrían que luchar para conquistar Canaán. También ahora hemos de mantener lucha para poseer las promesas que Dios nos da, esa lucha es a veces muy dura, implica conservar la fe y la confianza en Él a pesar del tiempo que tarde y de no ver nada.

  1. Murmuración en contra del veredicto. (Cap. 14)
En este capítulo vemos la contienda entre Dios e Israel, a causa de la murmuración y la incredulidad, por lo que Jehová les juró en su ira que no habrían de entrar en su reposo. Toda la congregación dio más crédito a lo que decían los espías que a Dios. Deseaban haber muerto en Egipto o en el desierto antes de tener que pasar a Canaán, por lo que desearon volverse atrás antes de seguir adelante.

Parece ser según leemos en Deuteronomio 1: 22 que no fue Dios de quien partió la idea de inspeccionar la tierra, sino que el pueblo fue a Moisés y dijeron de enviar espías para que les informasen sobre el camino que habrían de seguir y de las ciudades adonde tendrían que llegar. Esto indicaba que el pueblo no confiaba demasiado en Jehová, quien le había dicho que era buena tierra.

No somos muy diferentes de Israel, a veces nosotros no fiándonos de la Palabra de Dios, queremos andar por vista y no por fe, dando más crédito a nuestras propias ideas y consejos ajenos que a la revelación de Dios.

Se les acusa de cobardes, pero las Escrituras los llama incrédulos. Después de las señales que habían presenciado del poder de su Dios dudaron que Él pudiera mantener su palabra de ayudarles.

Los que se quejan sin causa merecen tener causa para quejarse. Y esto es precisamente lo que le pasó al pueblo de Israel. La sentencia pronunciada por Dios era de exterminar a todos los israelitas, la humilde intercesión de Moisés les libró de tal castigo, pero no habían de ver la tierra prometida ni entrarían en ella. La promesa de Dios se cumpliría para la descendencia de ellos, es decir sus hijos. Volverían al desierto, cuando todos los de veinte años para arriba murieran entonces la generación que quedara tomaría posesión de Canaán.

Solamente Caleb y Josué vivieron para ver cumplida esta promesa. Ellos creyeron a Dios y Él fue fiel para darles su porción de herencia.

Con todo, el pueblo se quejo del veredicto y sin la aprobación de Jehová decidieron pasar el Jordán y conquistar la tierra, el resultado fue muy lamentable, los enemigos descendieron contra ellos y los derrotaron, matando seguramente a la mayoría de los israelitas que se lanzaron a la lucha.

  1. Murmuración en contra de los nombramientos de Aarón y su familia para el sacerdocio. (Cap. 16 y 17)
Estos capítulos encuentran un registro de ciertos motines y quienes eran los rebeldes que estaban al frente de ellos. Coré era la principal figura de la conspiración, uniéndosele después Datán Abiram y On, de la tribu de Rubén, hijo mayor de Jacob, hombres de renombre que Indujeron a la rebelión a doscientos cincuenta varones.

La protesta de los rebeldes era respecto al nombramiento de Aarón y su familia para el sacerdocio, poniendo en duda su llamado de parte de Dios. Moisés trató de impedir que la rebelión llegara a mayores y el caso llegase al Tribunal de Dios, pero ellos no hicieron caso, así que su insolencia lleva a Moisés a apelar a Jehová respecto de su propia integridad. El resultado es que Dios en su justicia abandonó a los rebeldes a la obstinación y al endurecimiento de su corazón, y ejecutó la sentencia:

Se abrió la tierra; la tierra abrió su boca, y los tragó a ellos, y a los suyos, y los cubrió la tierra”

Fue terrible. Se amonestó públicamente a la congregación para que se retirasen inmediatamente de las tiendas de los rebeldes para no morir con ellos, la congregación hace caso del aviso, pero los rebeldes continúan con una actitud arrogante y blasfema. Todo Israel quedó aterrado del castigo.


Dios confirmó el ministerio de Aarón y de su familia. Sin embargo al día siguiente hubo una nueva revuelta, volvieron a pecar de la misma forma teniendo en poco las advertencias de Moisés.

En esta ocasión, tras la rebelión de Coré, el pueblo vuelve a murmurar contra Moisés y Aarón, este acontecimiento hizo que Dios trajera mortandad sobre el pueblo de Israel. Moisés de inmediato dándose cuenta de la gravedad del asunto mandó a Aarón poner fuego del altar en el incensario, echar el incienso y correr hacia el pueblo para que en función de su oficio de sacerdote, hiciese expiación por ellos, así fue como cesó la mortandad.

El incensario que usó era el mismo que se utilizaba el día de la Expiación, y corrió al lugar en donde la ira de Dios se estaba manifestando y tomó posiciones en la frontera entre la muerte y la vida, colocándose frente a la Ira Divina. Puso en peligro su propia vida para salvar la del pueblo.

Su llamamiento como sacerdote quedó con esto sólidamente afianzado y confirmado de toda sospecha.


Aarón: Prototipo de Cristo como sacerdote que intercede por nosotros al Padre, el cual traspasando la frontera de la muerte venció a esta.
Incensario de oro: Cristo glorificado, que está sentado a la derecha del Padre intercediendo por nosotros.
Incienso: La oración de Intercesión al Padre.
Fuego del Altar: El Altar representa el sacrificio de Cristo. Solo a través de este sacrificio de Cristo nuestras oraciones llegarán como olor fragante al Padre y serán aceptadas.

¡Cuan peligroso es el pecado de rebelión!   hemos de llevar cuidado como hijos de Dios de no menospreciar a las autoridades establecidas por Él, de no resistir su autoridad tanto si nos gusta como si no. Las personas que provocan revueltas y levantan a los demás para unirse a su rebelión demuestran ser gente orgullosa, envidiosa, ambiciosa,... que solo buscan su gloria. Dios nos guarde de albergar en nuestro corazón tales sentimientos y seamos dignos de la confianza que ha depositado en nosotros, dispuestos a permanecer en la brecha y seguir cumpliendo con nuestra obligación aún cuando las cosas no marchen bien, no buscando nuestro bienestar sino el de la congregación en donde servimos.

Cada uno de nosotros ha sido llamados a ser sacerdote e interceder a favor de los que aún no conocen a Dios. Nuestra posición es colocarnos como Aarón, en la frontera entre la muerte y la vida, para que la misericordia de Dios sea derramada sobre el pueblo y no muera.

  1. Murmuración en contra de la sed. (Cap. 20: 2 – 13)

Después de treinta y ocho años de penosa marcha en el desierto yendo hacia el mar Rojo, los israelitas acamparon en algún lugar donde había escasez de agua, por este motivo murmuraron contra Moisés y Aarón, de nuevo se enfadaron por haber sido sacados de Egipto y conducidos a través del desierto. Dios pide a Moisés que hable a la Peña y promete que esta dará su agua. Moisés y Aarón actuaron impropiamente debido a que estaban enfadados y un poco hartos del pueblo.

Dios en su desagrado les dijo inmediatamente que no tendrían el honor de introducir a Israel en la Tierra Prometida. En este capítulo mueren María y Aarón.
  1. Murmuración por razón de la provisión de Dios. (Cap. 21: 4 – 9)
El ejército de Israel comienza a penetrar en territorio habitado y toman posesión de las fronteras de la Tierra Prometida. En medio de todas las aventuras que les ocurren tenemos otra grave murmuración del pueblo, que da lugar al episodio de las serpientes venenosas y a la salvación mediante la serpiente de bronce.

Israel, fatigado por la larga marcha en torno a las fronteras de Edom, ya que no se les permitió pasar a través del país que era el camino más corto, se desanimó  y volvió a murmurar en su incredulidad, lamentando la falta de pan y de agua y de lo fastidioso de comer siempre el maná.

El juicio de Dios no se hizo esperar y envió entre el pueblo serpientes feroces que con su mordedura murió mucho pueblo. En su arrepentimiento ruegan a Moisés que interceda por ellos. Jehová manda construir la imagen de una serpiente de bronce y ordena que la pusiesen sobre una asta en un lugar elevado, de modo que todos pudieran verla. Todo aquel que fuera mordido por una serpiente feroz quedaría curado con tan solo mirar a la de bronce, en cambio moriría si rehusaba mirarla.

Encontramos aquí una gran dosis de Evangelio: la serpiente colocada sobre una asta simboliza a Satanás, el cual ha sido vencido por Cristo a través del sacrificio de su muerte en la cruz, para que todo aquel que cree en Él no se pierda más tenga vida eterna.



C) En las llanuras de Moab, al nordeste del Mar Muerto F 9 meses y 10 días


-Duración: 9 meses y 10 días.
-Un tiempo en las llanuras de Moab, al nordeste del Mar Muerto. Hemos visto claramente el fracaso de Israel y como este tenía que ver con la incredulidad. ¡CUIDADO CON LA INCREDULIDAD!
Pero no todo fue fracaso, en esta última sección del libro vemos a un pueblo victorioso y gozando una vez más del favor de Dios.
UN PUEBLO GLORIOSO Y VICTORIOSO EN EL DESIERTO. (Cap. 21: 1-4 y del 10 hasta el cap. 36)

Victoria

La nota predominante en esta sección es victoria. Aunque no debemos olvidar que hubo algunos fracasos como por ejemplo el hecho de que la vieja generación murió como castigo por el pecado en Cadés (los espías), y ahora Dios empieza de nuevo con Israel.
  1. Victoria sobre el rey de Arad. Cap. 21: 1 – 3
Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma, que significa Destrucción.
  1. Victoria sobre el rey de Sehón y el rey Og. (Cap. 21: 21 – 35)
Israel envió una embajada de paz al rey de los amorreos llamado Sehón, pero la respuesta fue hostil, por lo que su ejercito fue derrotado y su país adueñado por los israelitas.

Og, rey de Basán, no escarmentó en cabeza ajena, y en vez de hacer las paces con Israel le declaró la guerra, y el resultado fue su propia derrota. Og también era amorreo, y parece ser que sus habitantes eran gentes de una fuerza sobrehumana, su territorio muy fértil y su ganado muy preciado, sin embargo ante el poder de Dios no hay obstáculos y entrega en manos de su pueblo el reino de Basán.
  1. Balaam y Balac. (Cap. 22 al 25)
Esta es una historia en la cual Balac rey de Moab, se empeña en maldecir al pueblo de Israel a través del profeta Balaam. Dios frena la boca de Balaam y cambia la maldición por bendición.

El rey tentó al profeta, y esta tentación fue más fuerte que el deseo de obedecer a Dios, es así como deseando recibir todo cuanto le ofrecía Balac le siguió. Dios permitió que marchara con el rey moabita y lo entregó a la concupiscencia de su corazón.

A veces Dios permanece callado a las oraciones de sus hijos, y no es porque no tenga interés, sino por amor, porque no siempre nos conviene aquello que pedimos. Sin embargo vemos que Dios concede peticiones por ira, es decir que a aquellos que se empeñan en conseguir lo que quieren a cualquier precio, resistiendo la autoridad de Dios. En estos casos el Señor contesta aunque sabe que la respuesta va a traer maldición sobre la persona.
  1. El Segundo Censo. (Cap. 26)
La primera vez que se censó al pueblo fue el primer año de la salida de Egipto al pie del monte Sinaí. Esta segunda vez en la llanura de Moab, justamente antes de entrar en la Tierra Prometida.

El censo había de hacerse igual que la vez anterior, contando solo los hombres de veinte años arriba, hábiles para la guerra.

El motivo por el que se hizo este censo especial registrando las tribus, las familias y el número de los individuos es porque el pueblo de Israel se había multiplicado, y el reparto de la tierra iba a ser no por azar sino por promesa y estatuto de Dios. Según el incremento de cada tribu, se le asignaría una porción de la herencia. Esto quedaría registrado para garantizar la voluntad de Dios.

A pesar de haber transcurrido cuarenta años desde el censo anterior vemos como resultado 1.820 personas menos, y se debe al juicio de Dios contra los murmuradores.
  1. La ley de herencia. (Cap. 27)
Se hace mención del caso de las hijas de Zelofehad, el cual muere si tener hijo varón que le suceda. Era el primer caso que ocurría en Israel. Estas pedían poder tener parte en la tierra de Canaán entre los hermanos de su padre.
Solo heredaban los censados, como su padre había fallecido y no se encontraba censado, ellas no tenían derecho a heredar. Alegaron que su padre no había muerto de manera deshonrosa. El caso fue decidido por Dios mismo. Les fue concedida la petición. A partir de entonces se dio una ley general en la que quien no tuviera hijos varones, su hacienda pasaría a sus hijas, si tampoco tenía hijas pasaría a sus hermanos, si no tenía hermanos, a los hermanos de su padre, y si tampoco los tuviera al pariente más próximo.
  1. Josué toma el lugar de Moisés. (Cap. 27)
Moisés ruega a Dios por un sucesor. En respuesta a esta oración, Dios nombra a la persona de Josué, quien hacía tiempo se había distinguido por su valentía en la lucha contra Amalec, por su humildad en el servicio a Moisés y por su fe y sinceridad en testificar contra el informe de los malos espías. Dios instruye a Moisés sobre el modo de instituir a Josué como su sucesor.



  1. Los arreglos para las ofrendas y los votos. ( Cap. 28 al 30)
Ahora que el pueblo había sido censado, se habían dado instrucciones sobre el reparto de la tierra, y se había nombrado a Josué como sucesor de Moisés, lo próximo que hace Dios antes de pasar a conquistar Canaán es ordenar el culto, era una manera de garantizar que llevaría a cabo sus prácticas religiosas y no se olvidarían de ellas a pesar de las continuas guerras.
  1. Victoria sobre Madián. (Cap. 31)
Jehová da a Moisés orden de hacer la guerra contra los madianitas, descendientes de Abraham y Cetura. Estos habían abandonado el culto a Dios y se habían convertido en idólatras, eran vecinos de los moabitas y estaban confederados. Ellos mandaron a sus mujeres para contaminar a Israel y Dios en respuesta a esta provocación les castigó severamente.
  1. Los preparativos para entrar en la tierra.
Dios nombra encargados para distribuir la tierra. Se da por segura la conquista de territorio. Después de las instrucciones dadas para la distribución de la tierra entre las tribus se hace ahora la provisión necesaria a favor de los levitas cuya tribu estaba enteramente dedicada al servicio del Tabernáculo.

8. SÍNTESIS:

En lo que respecta al contenido, el libro de Números continúa la historia de Éxodo, ya que narra la marcha de los israelitas por el desierto desde los últimos meses en el Sinaí hasta las vísperas de la entrada en la Tierra Prometida. Los primeros relatos describen los preparativos para reanudar la marcha después de haber recibido la Ley, luego se insiste en la celebración de la Pascua, más tarde narra los sucesos acaecidos entre la salida del Sinaí y la llegada a Moab. En la parte final se dan algunas instrucciones previas al cruce del río Jordán.

Este libro pone de relieve la personalidad y la obra de Moisés, el gran libertador y legislador del pueblo de Israel. A este cometido añade ahora el de organizar a los israelitas y guiarlos durante los años de su peregrinación en busca de la Tierra Prometida. Moisés se entregó a este trabajo con total fidelidad a Dios y motivado por el amor a su pueblo, aunque a veces se sintió abrumado por la pesada carga moral de su responsabilidad y la incomprensión de la gente que lo rodeaba.

En contraposición con la figura de Moisés, la conducta del pueblo aparece descrita con rasgos más bien negativos. En la soledad y en la vida dura del desierto, la gente de toda clase que había salido de Egipto comienza a tomar conciencia de su destino, pero la larga travesía hacia una meta todavía desconocida y que debía parecerles siempre lejana les lleva a continuas protestas y rebeldías. No cesan de provocar la ira de Dios. Sin embargo, las infidelidades del Pueblo no impiden que el Señor siga manifestando a Israel su misericordia y su perdón. Aquí vemos a Moisés como mediador entre Dios y el pueblo escogido, hablando cara a cara con Jehová.

Visto en conjunto y atendiendo especialmente a razones geográficas y cronológicas, este libro no le falta unidad en su composición. Porque el relato, manteniéndose en la misma línea histórica del Éxodo, informa de los movimientos de Israel posteriores a su permanencia en el Sinaí y hasta su llegada al Jordán. Ahora bien, a pesar de esta unidad global, es necesario reconocer que su estructura literaria consiste más bien en una cadena de secuencias colocadas una junto a otra, independientes entre sí, que van alternando contenidos narrativos de fácil lectura con otros de carácter jurídico, legal, censual o ritual. Tales características hacen pensar que el libro no fue redactado de una sola vez, sino que su redacción pasó por diferentes etapas hasta adquirir su forma definitiva.

El esquema del contenido basado en la geografía y en la cronología permiten dividir la obra en tres secciones a tres regiones y a otros tantos períodos:


  1. Los 20 días en el Sinaí. (SERVICIO)
  2. Los 38 años de marcha y la permanencia en el desierto de Cadés. (FRACASO)
  3. Los 9 meses y 10 días en las llanuras de Moab, al nordeste del Mar Muerto. (VICTORIA)


{{{{{{{{{{{{{{{{

domingo, 8 de marzo de 2015

¿SOY SALVO O VIVO EN UNA MENTIRA?



¿SOY SALVO O VIVO EN UNA MENTIRA?

INTRODUCCIÓN

Hace algunas semanas escuche una predicación de Ana Méndez que me impacto, su título: "Llamados a ser hijos de Dios", y he de decir que me impresionó tanto que consideré la necesidad de compartir este mensaje.

La idea principal es que Dios quiere levantar hijos suyos sobre la faz de la tierra, entendiendo como hijo aquel que después de haber sido engendrado espiritualmente mediante su aceptación de Cristo, alcanza la madurez y puede ser manifestado como "hijo de Dios" y heredero de todas sus promesas juntamente con Cristo.

Lo que me llamó la atención de este mensaje es que de alguna forma confirmaba el pensamiento que durante años he tenido: que la salvación es algo más que repetir una frase prefabricada e implica un proceso de crecimiento, que a lo largo de ese proceso los frutos del Espíritu han de manifestarse como algo natural, tan sencillo como que un manzano de manzanas y un naranjo de naranjas. Los árboles no se cuestionan que fruto van a dar, su misma naturaleza es la que determina su fruto, así es con el cristiano que ha nacido de nuevo, si Cristo vive el él, su misma naturaleza divina será manifiesta mediante los Frutos del Espíritu. Si esto no ocurre, es posible que nunca se produjera ese nuevo nacimiento, o bien la semilla cayó en tierra árida y no pudo germinar, o que los avatares de este mundo la ahogasen.

En cualquier caso la salvación no solo es aceptar a Cristo, eso es solo el principio, el momento en el que Dios deja caer su semilla en nuestra vida, ahora queda por delante todo un proceso de crecimiento que implica buscar a Dios, pasar tiempo con él, conocerle y buscad su Reino para que sea establecido en nosotros. Desde el momento en que le aceptamos ya no somos de este reino terrenal, nuestra vida ha de regirse por los principios del Reino de Dios, de ahí la necesidad de conocer su Palabra.

Es de vital importancia entender lo que significa realmente el "NUEVO NACIMIENTO", porque de ello depende ser verdaderamente "hijos de Dios" o vivir en una mentira muy peligrosa que nos puede hacer perder la salvación.

Si estás interesado en saber lo que significa realmente ser "hijo de Dios" sigue leyendo. Aquí os dejo algunas palabras textuales de la predicación de Ana Méndez, al final dejaré el enlace de YouTube para que podáis escuchar el mensaje.


LLAMADOS A SER HIJOS DE DIOS: DIFERENCIA ENTRE NIÑO ESPIRITUAL E HIJO DE DIOS.

ISAÍAS 9: 6-7

6. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
    7. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Dios quiere levantar hijos sobre la faz de la tierra.

Hijo no solo es aquel que nace de los lomos del padre, sino que en el hebreo, en la cultura judaica y en el pensamiento de Dios un "Hijo" es un título, alguien que tiene derecho a ser el heredero de todas las cosas.

GÁLATAS 4: 1-7

1.Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
2.sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
3.Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
4.Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
5.para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
6.Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
7.Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

Aquí vemos algo muy importante: "En tanto que el niño es niño no puede ser heredero"

Jesús nació como un niño, pero no con el título de "Hijo".

El apóstol se refería al pueblo de Israel, que aunque tenían todas las promesas de Dios, lo mismo que un niño, no podían entrar a heredar la promesa de ser hijos sino hasta que Jesús vino en carne y se manifestó en medio de nosotros.

Pero esto también es un principio divino, ya que nosotros somos niños al principio de nuestro crecimiento espiritual hasta que alcanzamos madurez y podemos ser manifestados como hijos de Dios.

ROMANOS 8: 19

19.Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Por eso mientras somos niños estamos bajo los rudimentos del mundo, entendiendo por rudimento los principios, lo que que caracteriza la niñez espiritual, cuando nos movemos en los principios de este mundo, en un tipo de religión, queriendo hacer las cosas para agradar a Dios pero a través del sistema de este mundo.

Pero lo que Dios quiere es que crezcamos en una estatura para ser hechos hijos de Dios en poder, porque cuando pasas de la estatura de niño a la estatura de hijo, entonces entra la manifestación de Dios: en que el Hijo mismo empieza a vivir a través de ti, empieza a hablar a través de ti, empieza a hacer las obras del Padre.

Por eso es tan importante que nosotros entendamos que no nos hemos acercado a una religión, que no nos hemos acercado a un sistema religioso en el cual venimos a aprender un montón de versículos, un montón de normas, a ser parte de una membresía...etc., y aunque esto está bien, no nos lleva donde Dios nos quiere llevar, y por eso hoy tenemos la Iglesia en el estado en el que está: La Iglesia es una pequeña niña que no se mueve en el poder, en la autoridad y en la santidad que se debiera de mover.

Como dice Gálatas 4: 1, si llevas poco tiempo en el Señor es bueno que estés bajo tutores y curadores; pero si ya llevas un tiempo en el Señor no puedes mantenerte en este estado de niño, buscando un tutor, alguien en el mundo natural en quién poder apoyarte, que pueda ayudarte o que pueda curar todas tus heridas.

Es verdad que hay un tiempo y una estación para todo esto, pero Dios quiere que crezcamos, y ese crecimiento va a ser cuando entendamos como la simiente de Dios entra a vivir en nuestros corazones para ir creciendo y transformándose en la que va a ser la misma naturaleza de Cristo en nosotros.

Como decía el apóstol: "ya no vivo yo, más Cristo vive en mí..." (Gálatas 2: 20), "...Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" (Colosenses 1: 27).


Cuando somos hijos, cuando entramos a ese nacimiento de poder ser hijos de Dios, entonces el mismo "Hijo", es decir, Cristo mismo, es el que le habla al Padre para que traiga sobre nosotros el Espíritu de adopción.

JUAN 1: 1-5; 12-14

1.En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2.Este era en el principio con Dios.
3.Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4.En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5.La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

12.Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (aquí utiliza la palabra "hijo" y no "niño")
13.los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14.Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Aquí vemos palabras que nos van a ser claves, el apóstol Juan nos dice que Dios nos da la autoridad, la potestad de poder a llegar a ser "hijos de Dios" con poder, habiendo sido engendrados.

"Engendrado" es diferente a "nacido"

Un bebé engendrado no es un bebé nacido, solo es el futuro heredero de sus papás, pero este heredero tiene que pasar necesariamente del tiempo de gestación al tiempo de nacimiento.

La vida espiritual tiene similitudes con la vida natural.
De la misma manera que un bebé antes de su nacimiento, durante su gestación, necesita tiempo para madurar y estar listo para su venida a este mundo y adaptarse de manera natural a una forma de vida diferente a la que tuvo en el vientre de su madre, así es el nuevo nacimiento espiritual, primero somos engendrados por Dios, y esa semilla debe de ir creciendo dentro de nosotros hasta que poco a poco va transformando nuestra vida, nuestra manera de pensar, de sentir, de actuar..., y es entonces cuando la nueva manera de vivir en nosotros, cuando esa transformación que se ha producido deja traslucir a Cristo es cuando el Padre reconoce a su Hijo en nosotros y al ser uno con El, también nos reconoce a nosotros como hijos suyos.


Cuando recibimos la simiente gloriosa del Hijo de Dios (y esto es muy importante, porque no es simplemente repetir un versículo o la frase "Señor yo te recibo en mi corazón...", de manera mecánica como que no entendimos nada), se está refiriendo a los que creen en su nombre, aquí se está hablando de una verdadera conversión.

El cristiano verdadero ha de tener un entendimiento diferente de las cosas de Dios. La Palabra de Dios, el Reino de Dios tienen un fundamento: Cristo es el fundamento de su Iglesia.

Esta simiente (ver parábola del sembrador), tiene que entrar en el corazón, y esto no es un asunto como he dicho de repetir simplemente versículos en una forma religiosa, sino que ocurre mediante revelación:

"...Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."

La única forma de poder ser engendrados es que el Padre, quien tiene la Simiente de Vida que es Cristo, nos engendre. Nadie viene a Jesús si el Padre no le trajere. Juan 6: 44

Jesús es revelado al corazón del hombre a través del Padre, a través de un corazón que genuinamente invoca el nombre de Dios, porque anhela y cree que al entrar a esa salvación tan grande, Jesucristo, la Simiente Viva, que viene a través del Padre va a transformar totalmente su vida.

Es necesario e importante entender esto, invocar el nombre de Dios es invocar su santa presencia. El es el Dios que hizo los cielos y la tierra, la Luz Verdadera que viene al hombre, e ilumina el entendimiento para hacernos saber que en ese momento algo tan poderoso va a suceder en nuestras vidas, y es que Jesús mismo va a entrar a vivir en nuestros corazones que aunque están hechos un desastre son corazones contritos y humillados. En ese momento es cuando entra la Simiente de Vida (Jesús), la Simiente de Luz que viene del Padre nos engendra espiritualmente para llegar a tener la posibilidad de ser hecho "hijos de Dios".

Por su infinito amor, el Padre planta esa simiente en nuestros corazones, y esa simiente tiene que ser humedecida por su presencia, por la oración,... es importante tomar en nuestras vidas esa perla de gran precio y reconocer que recibir a Dios no es recibir un regalo material, sino que es recibir algo que tiene un peso eterno, algo que va a transformar toda mi vida.

Y cuando esa Luz que es la vida de los hombres entra dentro de ti, empieza a transformar tu entendimiento, empieza a tener un efecto dentro de tu mentalidad, y las cosas que antes te parecían normales hacer, los rudimentos de este mundo, como es forma en que hablas, la manera en que te relacionas con otros... etc. comienza a cambiar. Tu ya no perteneces a este mundo, y eso te va marcando y te va confirmando que la Vida ha entrado en ti.

El mismo apóstol Juan escribe acerca de ser engendrados y tener la potestad de ser hechos hijos de Dios:

1ª JUAN 3: 6-9

6.Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
7.Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
8.El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
9.Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Si observamos el versículo 9 veremos como hace una diferencia, ya no habla de ser engendrados, habla de nacimiento, algo que implica un proceso y que llevó un tiempo.

Es poderosísimo poder entender lo que dice Juan en cuanto que el nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente le guarda, algo dentro de nosotros no nos permite seguir haciendo las mismas cosas que veníamos haciendo, porque el nacido de Dios ya tiene al Hijo viviendo dentro de sí.


Aceptar a Cristo es permitir que Dios siembre tu vida con su semilla.
Cuando la semilla de Dios entra en ti y eres engendrado, comienza un cambio que va a transformar tu vida.
El nuevo nacimiento se da cuando la semilla ha llegado a su grado de madurez y comienza a manifestar sus frutos.

El que ha nacido de nuevo es alguien que ha nacido de Dios y es constituido un "hijo de Dios".

"Un niño nos es nacido, un hijo nos es dado"

Por eso es tan importante entender que Jesús, antes de ser bautizado, aunque era obviamente el hijo de Dios, el engendrado de Dios, mediante su bautismo pasó a ser "EL HIJO DE DIOS". Hay un momento en la historia en que Jesús se vuelve el "Cristo", el "Hijo de Dios" como título asignado por el Padre cuando anuncia: "Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia".

Y cuando nosotros nacemos, es decir pasamos del momento de gestación espiritual al momento del nacimiento, entonces el Padre también dice de nosotros: "Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia"

Cristo dentro de ti, es ese Hijo que el Padre está reconociendo, ya que al unirse contigo y crecer y formarse y tomar todas las áreas de tu vida, el Padre, al ver a Jesús traslucirse a través de tu vida anuncia a los cielos y anuncia a la tierra: ¡este es mi hijo bien amado!

El Padre te reconocerá como hijo suyo cuando Cristo se deje traslucir a través de tu vida.

Es muy importante pasar de ser niños a ser hijos.

1ª JUAN 3: 10

10.En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Necesitamos ser gente de justicia que dejemos actuar esa vida que es Cristo y que empiece a tomar todo lo mortal que está en nosotros para que podamos ser constituidos "hijos de Dios".

ROMANOS 1: 1-5

1.Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
2.que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,
3.acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
4.que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
5.y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;

En estos versículos hay una declaración fortísima.

¿Que es lo que declara hijo de Dios con poder? Es el Espíritu de la Santidad, por eso el que es nacido de Dios no práctica el pecado, por eso los nacidos de Dios caminan en justicia, por eso los nacidos de Dios aman a su hermano y a todo aquel que es de Dios, y aún aman a aquel que no es de Dios y buscan traerlos a Dios para que no se pierdan.

¿Y que es la SANTIDAD? La Santidad no es lo que hacemos, como nos peinamos, como vestimos...etc, la Santidad tiene que ver con esa Vida manifestándose, con esa dirección del Espíritu que nos va a llevar a ser nacidos de Dios.

ROMANOS 8: 14

8.y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9.Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10.Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
13.porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
14.Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.


CONCLUSIÓN


Para ser salvos no basta con aceptar a Cristo, esto no es el final sino el principio de un proceso de gestación espiritual que nos lleva a una madurez en la que estaremos listos para ser aceptados como verdaderos hijos de Dios.

Si has llegado al final de este mensaje, y estás leyendo estas palabras, te invito a que reflexiones en cuanto a tu vida espiritual.

Si decidiste aceptar a Cristo y transcurrido el tiempo tu vida no ha sufrido una transformación, es que algo no está funcionando. No te engañes, la Palabra es muy clara en este sentido, nadie que no sea guiado por el "Espíritu de Dios" puede llamarse "hijo de Dios".


RECOMENDACIÓN:

Como dije al principio, esta predicación es de Ana Méndez y a continuación paso el enlace para cuantos quieran  escucharla.

Llamados a ser hijos de Dios.