domingo, 8 de marzo de 2015

¿SOY SALVO O VIVO EN UNA MENTIRA?



¿SOY SALVO O VIVO EN UNA MENTIRA?

INTRODUCCIÓN

Hace algunas semanas escuche una predicación de Ana Méndez que me impacto, su título: "Llamados a ser hijos de Dios", y he de decir que me impresionó tanto que consideré la necesidad de compartir este mensaje.

La idea principal es que Dios quiere levantar hijos suyos sobre la faz de la tierra, entendiendo como hijo aquel que después de haber sido engendrado espiritualmente mediante su aceptación de Cristo, alcanza la madurez y puede ser manifestado como "hijo de Dios" y heredero de todas sus promesas juntamente con Cristo.

Lo que me llamó la atención de este mensaje es que de alguna forma confirmaba el pensamiento que durante años he tenido: que la salvación es algo más que repetir una frase prefabricada e implica un proceso de crecimiento, que a lo largo de ese proceso los frutos del Espíritu han de manifestarse como algo natural, tan sencillo como que un manzano de manzanas y un naranjo de naranjas. Los árboles no se cuestionan que fruto van a dar, su misma naturaleza es la que determina su fruto, así es con el cristiano que ha nacido de nuevo, si Cristo vive el él, su misma naturaleza divina será manifiesta mediante los Frutos del Espíritu. Si esto no ocurre, es posible que nunca se produjera ese nuevo nacimiento, o bien la semilla cayó en tierra árida y no pudo germinar, o que los avatares de este mundo la ahogasen.

En cualquier caso la salvación no solo es aceptar a Cristo, eso es solo el principio, el momento en el que Dios deja caer su semilla en nuestra vida, ahora queda por delante todo un proceso de crecimiento que implica buscar a Dios, pasar tiempo con él, conocerle y buscad su Reino para que sea establecido en nosotros. Desde el momento en que le aceptamos ya no somos de este reino terrenal, nuestra vida ha de regirse por los principios del Reino de Dios, de ahí la necesidad de conocer su Palabra.

Es de vital importancia entender lo que significa realmente el "NUEVO NACIMIENTO", porque de ello depende ser verdaderamente "hijos de Dios" o vivir en una mentira muy peligrosa que nos puede hacer perder la salvación.

Si estás interesado en saber lo que significa realmente ser "hijo de Dios" sigue leyendo. Aquí os dejo algunas palabras textuales de la predicación de Ana Méndez, al final dejaré el enlace de YouTube para que podáis escuchar el mensaje.


LLAMADOS A SER HIJOS DE DIOS: DIFERENCIA ENTRE NIÑO ESPIRITUAL E HIJO DE DIOS.

ISAÍAS 9: 6-7

6. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
    7. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Dios quiere levantar hijos sobre la faz de la tierra.

Hijo no solo es aquel que nace de los lomos del padre, sino que en el hebreo, en la cultura judaica y en el pensamiento de Dios un "Hijo" es un título, alguien que tiene derecho a ser el heredero de todas las cosas.

GÁLATAS 4: 1-7

1.Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
2.sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
3.Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
4.Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
5.para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
6.Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
7.Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

Aquí vemos algo muy importante: "En tanto que el niño es niño no puede ser heredero"

Jesús nació como un niño, pero no con el título de "Hijo".

El apóstol se refería al pueblo de Israel, que aunque tenían todas las promesas de Dios, lo mismo que un niño, no podían entrar a heredar la promesa de ser hijos sino hasta que Jesús vino en carne y se manifestó en medio de nosotros.

Pero esto también es un principio divino, ya que nosotros somos niños al principio de nuestro crecimiento espiritual hasta que alcanzamos madurez y podemos ser manifestados como hijos de Dios.

ROMANOS 8: 19

19.Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Por eso mientras somos niños estamos bajo los rudimentos del mundo, entendiendo por rudimento los principios, lo que que caracteriza la niñez espiritual, cuando nos movemos en los principios de este mundo, en un tipo de religión, queriendo hacer las cosas para agradar a Dios pero a través del sistema de este mundo.

Pero lo que Dios quiere es que crezcamos en una estatura para ser hechos hijos de Dios en poder, porque cuando pasas de la estatura de niño a la estatura de hijo, entonces entra la manifestación de Dios: en que el Hijo mismo empieza a vivir a través de ti, empieza a hablar a través de ti, empieza a hacer las obras del Padre.

Por eso es tan importante que nosotros entendamos que no nos hemos acercado a una religión, que no nos hemos acercado a un sistema religioso en el cual venimos a aprender un montón de versículos, un montón de normas, a ser parte de una membresía...etc., y aunque esto está bien, no nos lleva donde Dios nos quiere llevar, y por eso hoy tenemos la Iglesia en el estado en el que está: La Iglesia es una pequeña niña que no se mueve en el poder, en la autoridad y en la santidad que se debiera de mover.

Como dice Gálatas 4: 1, si llevas poco tiempo en el Señor es bueno que estés bajo tutores y curadores; pero si ya llevas un tiempo en el Señor no puedes mantenerte en este estado de niño, buscando un tutor, alguien en el mundo natural en quién poder apoyarte, que pueda ayudarte o que pueda curar todas tus heridas.

Es verdad que hay un tiempo y una estación para todo esto, pero Dios quiere que crezcamos, y ese crecimiento va a ser cuando entendamos como la simiente de Dios entra a vivir en nuestros corazones para ir creciendo y transformándose en la que va a ser la misma naturaleza de Cristo en nosotros.

Como decía el apóstol: "ya no vivo yo, más Cristo vive en mí..." (Gálatas 2: 20), "...Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" (Colosenses 1: 27).


Cuando somos hijos, cuando entramos a ese nacimiento de poder ser hijos de Dios, entonces el mismo "Hijo", es decir, Cristo mismo, es el que le habla al Padre para que traiga sobre nosotros el Espíritu de adopción.

JUAN 1: 1-5; 12-14

1.En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2.Este era en el principio con Dios.
3.Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4.En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5.La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

12.Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (aquí utiliza la palabra "hijo" y no "niño")
13.los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14.Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Aquí vemos palabras que nos van a ser claves, el apóstol Juan nos dice que Dios nos da la autoridad, la potestad de poder a llegar a ser "hijos de Dios" con poder, habiendo sido engendrados.

"Engendrado" es diferente a "nacido"

Un bebé engendrado no es un bebé nacido, solo es el futuro heredero de sus papás, pero este heredero tiene que pasar necesariamente del tiempo de gestación al tiempo de nacimiento.

La vida espiritual tiene similitudes con la vida natural.
De la misma manera que un bebé antes de su nacimiento, durante su gestación, necesita tiempo para madurar y estar listo para su venida a este mundo y adaptarse de manera natural a una forma de vida diferente a la que tuvo en el vientre de su madre, así es el nuevo nacimiento espiritual, primero somos engendrados por Dios, y esa semilla debe de ir creciendo dentro de nosotros hasta que poco a poco va transformando nuestra vida, nuestra manera de pensar, de sentir, de actuar..., y es entonces cuando la nueva manera de vivir en nosotros, cuando esa transformación que se ha producido deja traslucir a Cristo es cuando el Padre reconoce a su Hijo en nosotros y al ser uno con El, también nos reconoce a nosotros como hijos suyos.


Cuando recibimos la simiente gloriosa del Hijo de Dios (y esto es muy importante, porque no es simplemente repetir un versículo o la frase "Señor yo te recibo en mi corazón...", de manera mecánica como que no entendimos nada), se está refiriendo a los que creen en su nombre, aquí se está hablando de una verdadera conversión.

El cristiano verdadero ha de tener un entendimiento diferente de las cosas de Dios. La Palabra de Dios, el Reino de Dios tienen un fundamento: Cristo es el fundamento de su Iglesia.

Esta simiente (ver parábola del sembrador), tiene que entrar en el corazón, y esto no es un asunto como he dicho de repetir simplemente versículos en una forma religiosa, sino que ocurre mediante revelación:

"...Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."

La única forma de poder ser engendrados es que el Padre, quien tiene la Simiente de Vida que es Cristo, nos engendre. Nadie viene a Jesús si el Padre no le trajere. Juan 6: 44

Jesús es revelado al corazón del hombre a través del Padre, a través de un corazón que genuinamente invoca el nombre de Dios, porque anhela y cree que al entrar a esa salvación tan grande, Jesucristo, la Simiente Viva, que viene a través del Padre va a transformar totalmente su vida.

Es necesario e importante entender esto, invocar el nombre de Dios es invocar su santa presencia. El es el Dios que hizo los cielos y la tierra, la Luz Verdadera que viene al hombre, e ilumina el entendimiento para hacernos saber que en ese momento algo tan poderoso va a suceder en nuestras vidas, y es que Jesús mismo va a entrar a vivir en nuestros corazones que aunque están hechos un desastre son corazones contritos y humillados. En ese momento es cuando entra la Simiente de Vida (Jesús), la Simiente de Luz que viene del Padre nos engendra espiritualmente para llegar a tener la posibilidad de ser hecho "hijos de Dios".

Por su infinito amor, el Padre planta esa simiente en nuestros corazones, y esa simiente tiene que ser humedecida por su presencia, por la oración,... es importante tomar en nuestras vidas esa perla de gran precio y reconocer que recibir a Dios no es recibir un regalo material, sino que es recibir algo que tiene un peso eterno, algo que va a transformar toda mi vida.

Y cuando esa Luz que es la vida de los hombres entra dentro de ti, empieza a transformar tu entendimiento, empieza a tener un efecto dentro de tu mentalidad, y las cosas que antes te parecían normales hacer, los rudimentos de este mundo, como es forma en que hablas, la manera en que te relacionas con otros... etc. comienza a cambiar. Tu ya no perteneces a este mundo, y eso te va marcando y te va confirmando que la Vida ha entrado en ti.

El mismo apóstol Juan escribe acerca de ser engendrados y tener la potestad de ser hechos hijos de Dios:

1ª JUAN 3: 6-9

6.Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
7.Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
8.El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
9.Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Si observamos el versículo 9 veremos como hace una diferencia, ya no habla de ser engendrados, habla de nacimiento, algo que implica un proceso y que llevó un tiempo.

Es poderosísimo poder entender lo que dice Juan en cuanto que el nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente le guarda, algo dentro de nosotros no nos permite seguir haciendo las mismas cosas que veníamos haciendo, porque el nacido de Dios ya tiene al Hijo viviendo dentro de sí.


Aceptar a Cristo es permitir que Dios siembre tu vida con su semilla.
Cuando la semilla de Dios entra en ti y eres engendrado, comienza un cambio que va a transformar tu vida.
El nuevo nacimiento se da cuando la semilla ha llegado a su grado de madurez y comienza a manifestar sus frutos.

El que ha nacido de nuevo es alguien que ha nacido de Dios y es constituido un "hijo de Dios".

"Un niño nos es nacido, un hijo nos es dado"

Por eso es tan importante entender que Jesús, antes de ser bautizado, aunque era obviamente el hijo de Dios, el engendrado de Dios, mediante su bautismo pasó a ser "EL HIJO DE DIOS". Hay un momento en la historia en que Jesús se vuelve el "Cristo", el "Hijo de Dios" como título asignado por el Padre cuando anuncia: "Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia".

Y cuando nosotros nacemos, es decir pasamos del momento de gestación espiritual al momento del nacimiento, entonces el Padre también dice de nosotros: "Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia"

Cristo dentro de ti, es ese Hijo que el Padre está reconociendo, ya que al unirse contigo y crecer y formarse y tomar todas las áreas de tu vida, el Padre, al ver a Jesús traslucirse a través de tu vida anuncia a los cielos y anuncia a la tierra: ¡este es mi hijo bien amado!

El Padre te reconocerá como hijo suyo cuando Cristo se deje traslucir a través de tu vida.

Es muy importante pasar de ser niños a ser hijos.

1ª JUAN 3: 10

10.En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Necesitamos ser gente de justicia que dejemos actuar esa vida que es Cristo y que empiece a tomar todo lo mortal que está en nosotros para que podamos ser constituidos "hijos de Dios".

ROMANOS 1: 1-5

1.Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
2.que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,
3.acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
4.que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
5.y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;

En estos versículos hay una declaración fortísima.

¿Que es lo que declara hijo de Dios con poder? Es el Espíritu de la Santidad, por eso el que es nacido de Dios no práctica el pecado, por eso los nacidos de Dios caminan en justicia, por eso los nacidos de Dios aman a su hermano y a todo aquel que es de Dios, y aún aman a aquel que no es de Dios y buscan traerlos a Dios para que no se pierdan.

¿Y que es la SANTIDAD? La Santidad no es lo que hacemos, como nos peinamos, como vestimos...etc, la Santidad tiene que ver con esa Vida manifestándose, con esa dirección del Espíritu que nos va a llevar a ser nacidos de Dios.

ROMANOS 8: 14

8.y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9.Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10.Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
13.porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
14.Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.


CONCLUSIÓN


Para ser salvos no basta con aceptar a Cristo, esto no es el final sino el principio de un proceso de gestación espiritual que nos lleva a una madurez en la que estaremos listos para ser aceptados como verdaderos hijos de Dios.

Si has llegado al final de este mensaje, y estás leyendo estas palabras, te invito a que reflexiones en cuanto a tu vida espiritual.

Si decidiste aceptar a Cristo y transcurrido el tiempo tu vida no ha sufrido una transformación, es que algo no está funcionando. No te engañes, la Palabra es muy clara en este sentido, nadie que no sea guiado por el "Espíritu de Dios" puede llamarse "hijo de Dios".


RECOMENDACIÓN:

Como dije al principio, esta predicación es de Ana Méndez y a continuación paso el enlace para cuantos quieran  escucharla.

Llamados a ser hijos de Dios.









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