6 de
diciembre de 2013
2 LA
AMISTAD
CONFORME A LOS PRINCIPIOS DE DIOS
2ª PARTE:
Porqué
fracasan las relaciones
Antes de dar respuesta a esta pregunta relataré a grandes rasgos lo
que aconteció al Pueblo de Israel, esto nos ayudará a comprender
que su historia, hoy día, se repite con bastante frecuencia en cada
uno de nosotros.
Cuando el pueblo hebreo salió de Egipto y se estableció en la
tierra prometida, no fue todo tan sencillo como a veces nos
imaginamos. Dios les había dicho que toda la tierra que pisare la
planta de sus pies les sería dada, pero tendrían que conquistarla y
echar a los moradores que habitaban allí. Durante largos años
mantuvo continuas guerras con los diferentes pueblos existentes en la
tierra de Canaán, y aunque tuvo que enfrentarse a enemigos más
poderosos, con todo, Israel salía victorioso. El secreto no
consistía en tener más armamento o ejercito, el secreto de su
victoria era la obediencia y fidelidad a Dios. Muchas fueron las
batallas en las que la mano poderosa del Señor obtuvo el triunfo sin
que Israel tuviera siquiera que pelear.
Israel llegó a ser un gran reino admirado y temido incluso por sus
más feroces enemigos, sabían que su Dios les guardaba y con Él al
frente eran invencibles.
Sin embargo, pasado el tiempo esta nación comenzó a declinar, el
reino fue dividido y posteriormente invadido por pueblos extranjeros
como Asiria y Babilonia y sus moradores llevados cautivos a tierras
extrañas.
¿Qué pasó en realidad? ¿Acaso Dios había perdido su poder?. Si
profundizamos en la historia contenida en la Biblia, nos daremos
perfecta cuenta que los verdaderos responsables del progresivo
deterioro y la fulminante derrota que sufrió Israel eran ellos
mismos. Al transcurrir el tiempo el espíritu de Israel se
enorgulleció, quiso ser como los pueblos que le rodeaban, eligiendo
sus propios reyes y dioses. Poco a poco abandonaron a Dios y
desobedecieron sus mandatos, y aunque el Señor de continuo les
exhortaba a que volvieran de nuevo a Él, Israel fue rebelde y
no quiso escuchar, lo que provocó que Jehová les abandonara a su
suerte. Las consecuencias de su pecado fueron trágicas: divisiones,
continuas guerras internas que les debilitaban cada vez más,
enemistades entre las diferentes tribus y familias, injusticias entre
hermanos y un largo etc. que contribuiría a favorecer grandemente a
sus enemigos, los cuales aprovecharon esta debilidad interna e
invadieron el país. Israel fue derrotado y sus habitantes deportados
a lo largo de todo el imperio Asirio y Babilónico.
Jehová no desechó a su pueblo, sencillamente quiso demostrarles que
por sí solos no eran nada y podían estar a merced de sus enemigos.
Solo cuando Israel volvía su rostro a su Dios y obedecía sus
mandatos era de nuevo restaurado y bendecido.
Este pequeño resumen de la historia del Pueblo de Israel es para
ilustrar que en muchas ocasiones el enemigo no esta fuera, a veces y
desgraciadamente con mucha más frecuencia de lo que imaginamos se
encuentra dentro de nosotros mismos. Es nuestro pecado y nuestra
actitud lo que nos destruye, y a menos que nos percatemos de ello y
pongamos solución, nuestra vida espiritual y nuestras relaciones con
los demás pueden destruirse.
Israel prefirió seguir a otros dioses y regirse por las mismas leyes
que las naciones vecinas, pero no le funcionó.
OBSTÁCULOS
QUE DESTRUYEN LAS RELACIONES
El
obstáculo más importante que vamos a encontrar va a ser el
egoísmo.
El egoísmo es común a
todos, nacemos con él, siempre nos persigue.
El
egoísmo es un pecado y como tal, una piedra de tropiezo que nos
impide relacionarnos correctamente con los demás, es como un árbol
cuyas raíces pueden llegar a destruir la cimentación de un
edificio, los frutos del egoísmo son bastantes tóxicos:
- La Soberbia.
- La Envidia.
- Los Celos.
- La Mentira.
Vamos a ver a continuación
que ocurre cuando dejamos que el egoísmo domine nuestra vida y las
consecuencias que trae.
¿Os acordáis cuando decía que la amistad era como un edificio que se sostenía sobre tres pilares o columnas y que esos pilares estaban sólidamente fundamentados o cimentados sobre una base?
Pues
bien, esa base decíamos que era el
amor,
cuando dejamos que el
egoísmo crezca, poco a poco va suplantando a este, sus raíces van
resquebrajando ese cimiento en el que hemos edificado y sus ramas van
trepando por los diferentes pilares hasta conseguir derribarlos. El
resultado es una amistad rota, una relación frustrada.
¿Cómo actúa el egoísmo? ¿De que manera se manifiesta este pecado
para que podamos identificarlo? Vamos a verlo a continuación:
1º PRINCIPIO DEL REINO DE DIOS
SOBRE EL CUAL SE SOSTIENE LA AMISTAD: EL SERVICIO
Lo contrario de servir o
ayudar es ser servido. Cuándo en nuestro corazón deseamos ser
servidos, ¡Cuidado! Es posible que hallamos dado cabida a un pecado
bastante peligroso: la soberbia.
La
soberbia: es un exceso de estimación
de sí mismo y de los propios méritos, por el cual uno se cree
superior a los demás deseando siempre el protagonismo y la admiración.
La persona soberbia no puede soportar que nadie le haga sombra, su corazón
es duro y le cuesta perdonar. Esta actitud traerá contienda. En
proverbios 13: 10 dice:
“Ciertamente la soberbia concebirá
contienda.”
La motivación de la
persona soberbia que le lleva a servir o ayudar es siempre egoísta.
La persona orgullosa o soberbia normalmente no sirve a los demás
----- “hace favores”
El favor es invertir en alguien para luego tratar de
recuperarlo. (Ejemplo: parábola del mayordomo infiel, Lc. 16: 4-9)
A veces nosotros sin darnos cuenta hacemos lo mismo y recurrimos a
recordar los favores que nos deben.
El favor ata, es una deuda que tarde o temprano tendremos que pagar,
además del eterno agradecimiento hacia la persona que nos hizo el
favor solicitado. En realidad nunca pagamos suficiente por los
favores que nos hacen y ata la relación con la persona.
Si deseamos tener una relación sana tienes que ayudar
desinteresadamente. Los favores no tienen cabida en la verdadera
amistad.
La soberbia te aleja de tus amigos. El mejor antídoto contra el
orgullo o soberbia es la HUMILDAD.
2º
PRINCIPIO DE DIOS SOBRE EL CUAL SE SOSTIENE LA AMISTAD: EL DAR CON
GENEROSIDAD.
Las personas egoístas
siempre creen que tienen que recibir, no piden, exigen. Una actitud
exigente esclaviza, rompe las relaciones. No convirtamos nuestra
amistad con los demás en un exigirnos mutuamente.
La mezquindad en la amistad no dejará que fluya el amor, el
resultado será una persona difícil de tratar y de amar.
Estas personas creen que si alguien necesita amor, ayuda, visitas,
atención, etc. son siempre ellas, no se ponen casi nunca en el lugar
de la otra persona. Normalmente reflejan una gran insatisfacción,
son como cisternas rotas que nunca se llenan.
Los
pecados más característicos que atentan contra este principio de
dar son la
envidia, y los celos.
¿Qué
es la envidia?
- Es un sentimiento de codicia, malestar, rabia o tristeza, ante el bien que pueda tener otra persona, deseando incluso que la persona pierda ese bien.
- Por lo general, la envidia involucra a dos personas. La persona envidiosa quiere algo que le pertenece a la otra persona, y no quiere que esa otra persona lo tenga.
- La persona envidiosa critica injustamente, es vengativa con los demás y resentida, le duele el éxito de otros, su corazón es amargo y siempre está insatisfecha.
Este fue el pecado de los hijos de Jacob. Movidos por envidia
vendieron a su hermano José.
Prov.14:30
“Mas la envidia es carcoma de los huesos.” (Cáncer
espiritual)
¿Qué
son los celos?
- Los celos son provocados por la infidelidad o cuando se experimenta la rivalidad con otra persona porque se desea conservar o mantener lo que uno posee.
- Los celos son posesivos.
- Los celos, a diferencia de la envidia, involucran por lo general a tres personas. La persona celosa responde a lo que percibe como una amenaza que un tercero representa para una relación (sea amistosa o de pareja) que ella considera valiosa, aunque este tercero exista sólo en su imaginación.
- La persona celosa busca la exclusividad en su relación, le molesta la relación con otros, desarrolla un espíritu controlador y se vuelve desconfiado sospechando de la conducta normal del otro.
Los Celos
fueron el pecado de Saúl, el cual quiso matar a David.
Santiago
3: 16 “Donde hay celos amargos y contención, allí hay
perturbación y toda obra perversa.”
El mejor
antídoto contra la envidia y los celos es llenarte de la
MISERICORIA DE DIOS y DAR MISERICORDIA a los que te rodean.
3º
PRINCIPIO DE DIOS SOBRE EL QUE SE SOSTIENE LA AMISTAD: LA VERDAD.
El egoísta
busca buena imagen de sí mismo. No importa si para ello tiene que
mentir. Tampoco le importa mucho que con sus palabras desprestigie o
manche la honradez de un amigo. ¡Que poco estimamos la honradez de
los demás! ¡Con que ligereza manchamos el honor de una persona!
¿Cuántas
veces no hemos podido callar el defecto del hermano o amigo?
¿Cuántas
veces utilizamos el defecto del amigo para poner de relieve nuestras
cualidades?
Nos pasamos
la vida lavando nuestra imagen y ensuciando la de los demás
incluyendo la de los amigos que confían en nosotros.
La verdad
genera confianza en las relaciones.
La mentira
genera recelo, desconfianza, temor y por supuesto ata, impide que las
relaciones den buen fruto. Destruye.
Resumiendo
diré que cuando actuamos conforme a los principios egoístas:
- Nos atamos unos a otros.
- El poder de Dios no puede actuar y
- las relaciones se destruyen.
Si por el
contrario actuamos conforme a los principios de Dios, en cuanto a
servir desinteresadamente, dar con generosidad y ser
personas que actuemos y hablemos con verdad, y todo esto lo
hacemos con amor, estaremos desatando ligaduras. Se producirá
liberación y poder de Dios y su amor fluirá entre nosotros.
Juan 13:
35
“Y en esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos
con los otros.”
Proverbios 17:17
“En todo tiempo ama el amigo, y
es como un hermano en tiempo de angustia.”
No traicionemos a nuestros amigos, que nuestra honradez y lealtad sea refugio para cuantas personas viene a nosotros confiadamente.
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