sábado, 15 de marzo de 2014

UN NUEVO PACTO



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EL REPOSO DE DIOS:

UN NUEVO PACTO

El nacimiento de un hijo deseado es la mayor alegría que podemos tener como padres, es un gran acontecimiento para toda la familia. Antes de que el bebé venga a este mundo los papás hemos de hacer algunos cambios en nuestro ritmo cotidiano e infinidad de preparativos, es una ilusión muy grande que va a cambiar para siempre nuestras vidas. Desde el mismo momento en el que le vemos su carita, un sentimiento muy profundo de amor y protección nos inunda completamente, y nuestro bebé se convierte en el centro de nuestras vidas, a partir de ahora todo va a girar en torno suyo. Tal es así que pasado un tiempo no entendemos como hemos podido vivir sin él, como era nuestra vida antes de que naciera.

Durante su crecimiento todo es motivo de celebración, su primera sonrisa, sus primeras palabras, su primer diente, sus primeros pasitos..., ¡¡Nos sentimos tan felices que solo hablamos de nuestro hijo o hija, como si no hubiera otro tema de conversación!! La verdad es que resultamos un poco pesados, pero la ocasión lo requiere, es algo natural, como dice el proverbio: de lo que hay en el corazón habla la boca. También procuramos proveerle de todo lo que necesita para que se desarrolle con normalidad, tanto física, emocional e intelectualmente. Puede que nosotros hallamos tenido muchas carencias, pero para nuestro hijo deseamos que no le falte nada y a ser posible lo mejor.

Sin embargo, y debido a ese amor y deseo de protección, también comenzamos a sufrir por ellos: cuando enferman, cuando sufren alguna caída, al separarnos de ellos para ir al trabajo, cuando tenemos noticias de que en el colegio se burlan y le pegan sus compañeros, cuando les vemos fracasar en los estudios, si sufren una ruptura sentimental...

¡Cuantas veces hemos querido evitarle sufrimiento y no hemos podido! Verles tan frágiles y vulnerables nos daña el corazón de padres y aunque sabemos que tienen que aprender de los problemas, siempre estamos dispuestos a prestarles nuestra ayuda de manera desinteresada.

Si estos pequeños reveses de la vida de un niño, pueden causar sufrimiento en los padres, imagina cuando esos problemas se convierten en verdaderas pesadillas. Los hijos crecen y no siempre podemos controlar sus movimientos ni sus amistades, tampoco podemos saber lo que hacen ni en qué líos pueden estar metidos. Los métodos de educación y disciplina que hemos empleado cuando son pequeños no funcionan en la adolescencia ni en la madurez, se nos escapa de las manos el control de sus vidas, les vemos deslizarse hacia un camino de perdición y nada de lo que hagamos o digamos surte efecto. Cuanta tristeza y amargura se ve reflejada en la mirada de aquellos padres que sus hijos han terminado inmersos en el mundo de las drogas, o formando parte de alguna banda callejera, o acaban sus días en alguna prisión. Seguro que se preguntarán una y mil veces en que se han equivocado, que han hecho mal para que sus hijos hayan llegado a esa situación.


Bueno, ya se que los padres no somos perfectos, y que cometemos muchos errores, pero eso no es motivo para culparse y atormentarse por las desgracias que a veces ocurren a nuestros hijos. Si de algo se nos puede acusar a los padres es de un exceso de celo y protección, pero estoy convencida que ninguno desea para sus hijos una desgracia semejante, sino que por el contrario su lucha ha sido proporcionarles lo mejor para que fueran felices. Los seres humanos somos rebeldes por naturaleza, no siempre sabemos valorar y entender la labor tan difícil de ser padres hasta que nos toca serlo a nosotros, y a veces, por desgracia tomamos caminos equivocados que pueden traer mucho dolor y sufrimiento. Por mucho que amemos a nuestros hijos, si estos, haciendo uso de su libertad, deciden seguir su propio camino, aunque este le lleve a la muerte, tristemente poco podremos hacer.

Cuando comprendemos el verdadero significado de ser padres, el amor tan profundo y desinteresado, los continuos desvelos, el deseo de protección para librarlos de cualquier peligro que les aceche, el gozo de verles felices y el sufrimiento cuando les vemos andar por caminos torcidos a sabiendas de los peligros que les puede esperar al final del mismo, podemos entender mejor el sentimiento de Dios hacia el hombre, hacia cada uno de nosotros, y el deseo profundo de salvarnos y cuidarnos, porque Dios, como Padre nuestro que es, nunca ha dejado de amarnos, su compasión y misericordia han sido una constante a pesar que de nosotros no siempre lo hemos reconocido.

Cuando el hombre decidió seguir su camino y se apartó de los consejos de Dios, su vida fue de mal en peor, a tal punto llegó la maldad que Jehová decidió destruir toda la tierra, pero tuvo compasión al ver a Noé, y proveyó para él y su familia salvación y refugio.

Con el paso del tiempo los hombres volvieron a olvidarse nuevamente de Dios, y en esta ocasión Abraham halló gracia a sus ojos y prometió hacer de él un pueblo para sí, le daría un lugar donde habitar en paz, y el les cuidaría y protegería de sus enemigos. De su descendencia nacería el Mesías. Moisés lideró al pueblo para que entraran en la heredad prometida. Pero el pueblo de Dios, también se deslizó en pos de otros dioses, la desobediencia y la incredulidad les llevó al fracaso total perdiendo el favor de Dios por varios siglos.

Pero la promesa a Abraham continuó vigente, hasta que llegado el tiempo, Jehová se acordó nuevamente de su pueblo y tuvo compasión de ellos. En esta ocasión Dios tenía un plan diferente, algo mucho más grande, ya no tendrían que construir ningún arca, ni darles leyes nuevas que no pudieran cumplir, ni tendrían que hacer continuos sacrificios de animales para redimir su pecado, ahora enviaría a su Hijo, para que a través de su muerte pagara el rescate de todos. El hombre al apartarse de Dios rompió el vínculo que les unía. Y de la misma manera que cuando cortas una rama de un árbol, es cuestión de tiempo que esta rama al no tener savia se seque completamente y sea utilizada para ser quemada, así el hombre estaba condenado a morir para siempre si no era de nuevo injertado en Dios.

El amor y la compasión que Jesús sintió al ver el estado tan lamentable en el que se encontraba el hombre, lo expresó cuando al comenzar su ministerio, fue a Nazaret, y al entrar a la sinagoga, el día de reposo, como era su costumbre, se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el libro leyó donde estaba escrito:



"El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros."  Lucas 4: 18-21

En Jesús se cumplía la Promesa que el profeta Isaías había dicho tiempo atrás.

Jesús vino a salvar lo que se había perdido, a pregonar a los que nos sentimos cautivos que hay una esperanza de libertad, a quitarnos el yugo que nos oprime, a predicar que ya es el tiempo propicio de Dios para darnos su bendición, solo tenemos que creer en Él con todo nuestro corazón, porque el justo por la fe vivirá, y sin fe es imposible agradar a Dios.

Pero había otra sorpresa agradable, Dios no solo vino para el pueblo de Israel, también le importaba el resto de los hombres, su sacrificio fue tan grande que sus bendiciones nos alcanzó a todos.


Acerquémonos con fe al trono de su gracia, no dudando de su amor, sabiendo que él nos conoce por nuestros nombres y tiene cuidado de nosotros, Él es fiel para cumplir su propósito en nuestras vidas. No tengamos temor de lo que pueda acontecernos, Dios tiene pleno control, nada podrá dañarnos sin su consentimiento mientras permanezcamos bajo su cobertura. Y si hemos de ser probados, piensa que nunca estaremos solos, su Espíritu irá con nosotros y nos infundirá aliento y nos fortalecerá hasta que todo haya pasado y nuestra fe, más preciosa que el oro, brille para alabanza de nuestro Señor.



TRES PACTOS DE DIOS CON EL HOMBRE



Pacto de Preservación (incondicional)

Pacto de la Ley
(condicional)


Pacto de la Gracia
(incondicional)

NOÉ
MOISÉS
JESÚS
Significado del nombre
"Consuelo, descanso"
"Salvado de las aguas"
En hebreo Jesúa o Jeshua, es una forma derivada del nombre Josué y significa "Jehová es salvación". También llamado Cristo (Christos), nombre griego que cuyo significado es "ungido", traducido del hebreo Mesías (Mashiah). Jesús es el nombre personal de nuestro Señor mientras que Cristo es su título
Situación social
La maldad había llegado a corromper toda la tierra.
El pueblo hebreo clamaba a Dios para ser librado de la esclavitud de Egipto.
Israel formaba parte del Imperio Romano. La corrupción de sus reyes y sacerdotes, el abuso de autoridad hacia el pueblo, las divisiones políticas y religiosas y la idolatría llevaron al pueblo de Dios a ser esclavos de otro país, pobres y "olvidados de Dios".
Decisión y propósito de Dios
Destruir con un diluvio a todo ser vivo que hubiera sobre la faz de la tierra salvo a Noé, su familia y una representación de animales de cada especie según su género y sexo.
Escogió a Moisés para sacar a su pueblo de la esclavitud y llevarlo a la Tierra Prometida.
Debido al pecado del hombre, la relación con Dios se rompió. Sin embargo, desde el primer instante Jehová proveyó un plan de salvación que fue cumpliendo de manera progresiva, siendo su culminación la muerte de Jesús en la Cruz. Con su muerte pagaría por todos los pecados de la humanidad, y el hombre tendría de nuevo acceso a una relación directa con su Dios y creador.
Que vio Dios en ellos
Halló gracia ante los ojos de Dios porque era varón justo, era perfectos en sus generaciones.
Un hombre que aprendió mansedumbre y humildad.
Jehová reconoció en la persona de Jesús a su Hijo amado en quien tenía complacencia, es decir, que Dios Padre vio en Jesús al único hombre perfecto capaz de redimir al hombre de su culpa.
Ningún preso puede redimirse a sí mismo, está obligado a cumplir su condena, a menos que alguien pueda pagar su rescate.
Jesús siendo Dios, se hizo hombre para poder cumplir con la condena impuesta al hombre que era la pena de muerte, y así poder sacarnos a nosotros de la condición de reos a libres.
Pacto de Dios con ellos
"Estableceré mi pacto contigo, y entraras en el arca tú, tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo,..." Génesis 6: 18-21

"Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo." Éxodo 31: 13-14
"He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado."
Jeremías 31: 31-34
Tarea encomendada
Construir un arca con capacidad para alojar a toda la familia de Noé, los animales y alimentos necesarios para sobrevivir hasta que el diluvio pasara.
Presentarse delante del Faraón y pedir la liberación de su pueblo. Una vez fuera de Egipto, liderarle y guiarle hasta entrar en la Tierra Prometida.
Pagar el rescate para que el hombre fuera libre y pudiera tener comunión con Dios nuevamente.
El pecado del hombre lo apartó de la presencia de Dios, su sentencia era la muerte eterna. Ningún reo puede rescatarse a sí mismo, así que necesitaba alguien que pagara el rescate y lo liberara, y ese fue Cristo, Él quiso poner su vida en sustitución de la nuestra, para que mediante su muerte y resurrección nosotros no fuéramos condenados y Él llevara toda nuestra culpa a la cruz.
Leed Juan 10: 10-18
Que representaba la culminación de cada trabajo
El arca representó el reposo de Dios para todos los que estaban dentro, el lugar donde pudieron permanecer a salvo de la destrucción que asoló toda la tierra. Un arca, que por sus características no estaba hecha para navegar sino para flotar, por lo que no era el hombre quien llevaba el timón, sino Dios mismo el encargado de que llegaran a buen puerto.
La Tierra Prometida era el lugar que Dios había escogido para dar reposo a su pueblo, una tierra fértil donde podrían tener paz y seguridad. Él sería su Rey y les gobernaría con justicia y misericordia.
Dios mostró su amor por nosotros, en que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros y fuimos reconciliados con Él.
Ahora, por medio de la fe en Jesucristo somos justificados gratuitamente por su gracia.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:1
Actitud del hombre
Por la fe NOÉ, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Hebreos 11: 7
La fe, la obediencia y la perseverancia fueron las cualidades principales que les abrió las puertas al reposo de Dios.

Y después del diluvio Dios habló a Noé y les mandó que saliesen del arca y que fructificasen y se multiplicaran por toda la tierra.

Noé levantó altar a Jehová y le adoró. Esta actitud de agradecimiento agradó a Dios.
Cuando salieron de Egipto camino de Canaán, en el desierto, el pueblo tuvo sed y se quejó, Dios hablo a Moisés y a Aarón para que hablaran a la roca y que esta diera agua para saciar la sed, pero Moisés enfadado habló al pueblo con dureza y en vez de hablar a la roca lo que hizo fue golpearla. Moisés representaba a Dios, su actitud y comportamiento era importantísimo para no dar una imagen equivocada al pueblo de quien era Dios y del amor que les tenía a pesar de sus continuas quejas. Esto le valió que Jehová les desechara a Moisés y a su hermano Aarón para que introdujeran al pueblo en la Tierra Prometida.

La incredulidad de que Jehová pudiera darles la victoria en la conquista de la Tierra Prometida frente a un enemigo muy poderoso les costó cuarenta años de peregrinaje por el desierto hasta que esa generación muriera.

Cuando por fin conquistan Canaán, la rebeldía e incredulidad fue una constante en Israel, no escucharon a Dios ni a sus profetas que les advertían del peligro de su desobediencia.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Isaías 53: 3-9
Consecuencias y resultados
Jehová prometió que nunca más volvería a maldecir la tierra por causa del hombre, ni volvería a destruir todo ser viviente.

Mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche. Génesis 8: 22
Su rebeldía e incredulidad les valió que Dios se apartara de ellos, dejando el camino libre a sus enemigos. Fueron perseguidos, esparcidos y llevados cautivos a otros pueblos.
La obra de Jesucristo nos hizo renacer a una esperanza viva para una herencia incorruptible.
Ahora, a los que creemos en Cristo, Dios nos ha hecho linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.


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