Parafraseando a Efesios 6: 11-18, sobre la "armadura de Dios" podríamos decir así:
“Usen toda la coraza y las armas que Dios provee, para que puedan permanecer firmes frente a las tácticas de Satanás. Pues no estamos peleando contra seres humanos, sino contra los gobernadores, autoridades y poderes que gobiernan las tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en dominios celestiales. Así que cojan todo instrumento de guerra que Dios provee; para cuando venga el día malo puedan ser capaces de resistir; y cuando la batalla esté ganada, todavía estén firmes. Por lo tanto, estén firmes, pónganse el cinto de la verdad alrededor de su cintura, colóquense el pectoral de justicia, y usen en sus pies las sandalias de las Buenas Noticias de Paz. Siempre lleven el escudo de la confianza con el que podrán extinguir las flechas ardientes del Maligno. Y pónganse en su cabeza el casco de salvación; juntamente con la espada dada por el Espíritu, esto es, la Palabra de Dios; sin dejar de orar en todo tiempo con todo tipo de oraciones y peticiones en el Espíritu, vigilantes y persistentes por el pueblo de Dios.”
Los seres humanos hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, es por ello que nos ha sido dado una voluntad soberana, tenemos derecho a escoger cual sea nuestro destino. Nadie, ni los ángeles ni los demonios pueden traspasar la barrera de ese libre albedrío, ni siquiera el Todopoderoso, por respeto, viola esa voluntad.
Es por ello que los demonios han desarrollado grandes habilidades en el área del engaño. Se mueven a través de nuestras vidas mediante engaños y trucos y nos mantienen totalmente ignorantes de esta actividad.
Los demonios son reales, individuales, seres espirituales y son ellos los que manipulan toda la maldad en el mundo presente.
Aunque nosotros también somos seres espirituales, estamos confinados en cuerpos humanos. La gran batalla que peleamos es espiritual, entre el "espíritu del hombre" y las "fuerzas espirituales" de maldad dirigidas por satanás.
Nuestro espíritu lucha mediante la fe y a través de la voluntad soberana; mientras que el diablo y sus ángeles caídos luchan por medio de engaño, astucia, con trucos, mañas y tentaciones. No debemos cometer errores en cuanto a esta guerra o las armas involucradas, porque las Escrituras son claras y enfáticas en ambas cosas.
El principio básico de operación es hacer que algo malo se vea como deseable, hermoso, y sobre todo como algo posible para que la persona tentada baje su guardia y acepte cualquier cosa que venga, este engaño es usado para hacernos caer en PECADO. Una vez que la persona es engañada, se vuelve más fácil que el engaño persista, se vuelve más fácil para el maligno mantener el control de nuestras decisiones.
Esta soberana voluntad de la que disponemos es la que nos permite poder elegir a quien servir: o a Dios o al diablo. Es un error creer que podemos dirigir nuestras vidas por nosotros mismos. Hagamos la mejor elección y sometámonos a Dios, pues Él es fiel y cuidará de nosotros.
"Someteos, pues, a Dios; resistid
al diablo, y huirá de vosotros." Santiago 4: 7
"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual
resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén."
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén."
1ª Pedro 5: 8-11
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